miércoles, 11 diciembre 2024

De aquello que incomoda

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“¿Qué somos capaces de hacer y ser las personas? ¿Qué oportunidades tienen verdaderamente a su disposición para hacer o ser lo que puedan ser?” Gichot-Reina.

Estas dos preguntas me hicieron pensar en aquello que me incomoda de este sistema. Y lo que más me incomoda es que mujeres como Evelyn estén a punto de sufrir sus consecuencias. Mujeres revictimizadas por un sistema que no se cuestiona al dejar impunes a criminales confesos.

Una reconoce la igualdad pero desde el privilegio, privilegios basados en la exclusión, el clasismo y el beneficio de los mismos para pequeños grupos de poder. Este es un patrón de orden occidental, impulsado por estructuras patriarcales, colonialistas, capitalistas y neoliberales que han sido eficientes en la operativización de su sistema con mecanismos e instauración de maneras de hacer inmediatistas y en función de lo meramente “económico y financiero” como dice Nussbaum. Todo lo vemos, lo sentimos, lo percibimos y lo vivimos en la dimensión humana más compleja de nuestra existencia, esa que se encuentra ocupada en sobrevivir y no tiene tiempo para cuestionar… me siento tan inmersa en este sistema que me cuesta tomar conciencia de ello o identificarlo cuando se manifiesta en mi actuar.

Por eso, creo que cuestionar el sistema y su diversificación contemporánea, es en sí­ misma una forma de incomodar. Incomoda cuando se cuestiona a personas que se nombran sensibles, instruidas, humanas, comprometidas o revolucionarias pero actúan como esos pequeños grupos de poder beneficiados por el sistema.

Pienso… si soy servidora pública y privilegio a personas de mi familia antes que un perfil pertinente e idóneo para desarrollar de forma competente, comprometida y responsable una función en el estado; independiente de mi ser y actuar competente, no tendrí­a que incomodarme ser cuestionada. Serí­a sensato enfrentarlo.

Si soy empresaria y me descubren irrespetando horarios de mis empleados y empleadas, les pago un salario por debajo de lo justo, recibo buenas utilidades, o retengo sus impuestos y no los declaro por años, independientemente de mi estrategia de responsabilidad social empresarial, o éxito mercadológico; que me lo cuestionaran no deberí­a incomodarme.

Como doctora del sistema público tendrí­a que incomodarme atender a una niña de 10 años embarazada y no poder cuestionar el sistema que me obliga a atentar contra su vida y su bienestar humano y social al no cumplir con mi compromiso profesional y humano.

Como figura pública deberí­a incomodarme tener posturas anticonstitucionales frente a la ambigüedad de haber sufrido emergencias obstétricas y jamás sufrir criminalización por mi condición y emergencia de salud, o haber sufrido violación sexual recurrente a lo largo de mi vida y no haber sido juzgada por el sistema antes de asegurarse de resguardar mis derechos… deberí­a incomodarme el pensar que por tener el privilegio de acceso privado a la salud no debo temer a la posibilidad de despertar sin derecho a un juicio justo como lo vivieron Teodora, Marí­a Teresa, Imelda o el próximo 15 de julio, Evelyn.

En este paí­s deberí­a incomodar esto no el feminismo, la diversidad sexual, el derecho a decidir, el derecho a la igualdad y equidad de oportunidades ni la educación sexual integral, cientí­fica y laica o la constitución de la república. A mí­ me incomoda no poder hacer más por Evelyn, ser parte del sistema que condenó a las 17 a 30 años de cárcel y a las más de 20,000 niñas y adolescentes embarazadas que se contabilizan año con año en este paí­s a vivir la impunidad de sus violaciones, a ser madres o a morir. Así­, que, para mí­, si se dice socialmente comprometido, pero esto último no le incomoda, allí­ el sistema se le está saliendo por algún lado sin cuestionarlo.

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Paola Lorenzana
Paola Lorenzana
Columnista Contrapunto
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