lunes, 15 abril 2024

Da lo mismo democracia que no democracia

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Según los datos de Latinobarómetro, una encuesta anual que se hace en 18 países de América Latina, existe un panorama perturbador: El Salvador aparece en primer lugar de una gráfica de países, con un 54 % de respuestas a favor de la frase “Da lo mismo un régimen democrático que uno no democrático”. El promedio en la región de esta opinión es 28 %.

La narrativa que predomina en muchos salvadoreños es: No importa el tipo de gobierno, si este contribuye a resolver los problemas. Este tipo de pensamiento no es nuevo, en 2010 en una encuesta a nivel nacional realizada con el propósito de averiguar cuánto aprecian los salvadoreños su democracia en relación con las demandas de la población, solo una séptima parte de los salvadoreños, valoró la democracia como el sistema de gobierno preferible sobre cualquier otro, mientras que casi la mitad expresaron que estarían dispuestos a apoyar un golpe militar si el país siguiese sin resolver sus problemas económicos y de seguridad pública. La información, fue recogida por la empresa Analítika Research & Marketing entre el 8 y el 13 de noviembre de 2010.

Una explicación del porqué, en El Salvador muchas personas consideran prescindible la democracia está el fracaso de los partidos tradicionales en cumplir su promesas: “Nace la esperanza viene el cambio” se convirtió en muerte a la esperanza, no hubo cambio y los dirigentes son nuevos ricos.

Benedetti en su poema No te rindas escribe:

No te rindas, aun estas a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo.

Aún estamos a tiempo, la joven y débil democracia que vivimos, tuvo un costo social enorme, el país no puede darse el lujo de perder, lo poco que se ha logrado.

Educación para la democracia, pensamiento crítico, cultura de paz es lo que se necesita. Una de las funciones del sistema educativo debe ser el desarrollo de conocimientos, habilidades y valores para que los jóvenes puedan aportar a una convivencia social fundada en el respeto, la tolerancia, la solidaridad, la participación y la solución pacífica de conflictos.

Educar para la democracia es indispensable para promover la responsabilidad social, dado que permitirá a las nuevas generaciones participar como agentes de cambio en la sociedad.

Si se educa para la democracia, si la escuela se abre a la familia y a la comunidad  implicará el empoderamiento de todos, para participar activa y responsablemente en los ámbitos de la vida política, económica y social.

Hoy construir ciudadanía, es una tarea urgente. Las personas deben exigir transparencia, demandar rendición de cuentas, pedir austeridad y cero tolerancia con la corrupción.

 El país necesita contar con ciudadanos mejor informados y más participativos en el desarrollo de los asuntos públicos. La información para alcanzar una ciudadanía más involucrada en los asuntos públicos está en función del papel que jueguen las universidades, medios de comunicación independientes como espacios para la obtención de información y debate ciudadano. 

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Roberto Cañas
Roberto Cañas
Analista polí­tico
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