sábado, 13 abril 2024

CUENTO | Carta a mi amigo (jugosos salarios)

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Hoy se celebra el Solsticio de invierno, los vientos y su frescura están en el ambiente de la cordillera cafetera

Don Eduardo desde la puerta de su casa de finca ve cómo sus trabajadores regresan a depositar las herramientas después de cumplir con las tareas del campo, y luego en amena tertulia se alejan en dirección a la cocina de paredes de adobe pintadas de blanco con lechada de cal y de cuya chimenea sale el humo de cujines y pepetos, cuyo aroma se esparce y mezcla con el del maí­z y frijoles cocidos.

Perturbado está don Eduardo, por el futuro de sus trabajadores y paí­s. Entra a su casa y con paso firme se dirige al escritorio, toma asiento, papel y la pluma, decidido a escribir a su amigo el presidente y relatarle como él percibe el desarrollo de los acontecimientos. Con el presidente él, compartió pupitre en años de infancia y bachillerato.

Hací­a tiempo no se comunicaban y desde hace tiempo don Eduardo se sentí­a impulsado a hacerlo, y fue hasta este dí­a 21 de diciembre que toma la decisión de no posponerlo más y se sienta a escribir.

Así­ inicia la misiva:

Querido e Ilustrí­simo señor presidente; y continua: desde hace muchos años nos conocemos y por ello me siento obligado a escribirte y contarte lo que veo que en nuestro paí­s sucede y lo que al respecto pienso.

No piense que te quitaré el tiempo divagando y  filosofando, voy a contarte lo que vive mi gente, tu gente y que quizá tú por estar en la cima de la sociedad y rodeado de aduladores no percibes. Tampoco pretendo con estas lí­neas ser crí­tico de la gestión de  tu gobierno, solamente deseo relatarte cómo amigo, lo que nuestro pueblo vive a diario y lo que creo va a pasar si no unimos prontamente esfuerzos para salir adelante.

Como sabes mi amigo el  salario mí­nimo en el rubro café es de los $123.90 dólares al mes y más bajos son los salarios en el cultivo de caña y algodón. Por supuesto tú sabes que no son alcanzan para que nuestros compatriotas cubran sus gastos de vida, pues el costo de la que llaman “canasta básica” frase que utiliza el gobierno solo para evadir responsabilidad, pues el ser humano deberí­a al menos cubrir con sus ingresos: alimentos, techo, vestuario, trasporte, educación y salud. Estoy seguro de que tú sabes ¿qué esto no es posible este salario?

Sé que responderás, estando de acuerdo conmigo.

Pero  la situación es aún más preocupante, pues al menos yo no me atrevo a preguntar por el futuro de los hijos de los trabajadores.

Pienso  que, de seguir creciendo la inconformidad en los trabajadores, la imposibilidad de satisfacer necesidades básicas, esto nos llevará a un nuevo enfrentamiento armado entre hermanos, incitado probablemente por foráneos y nacionales con ambiciones de poder, quienes acabaran lucrándose de nuestra desgracia.

Querido amigo esta realidad deberí­a estar superada luego de trascurridos más de 50 años de nuestras vidas. Si analizas números verás que somos más pobres hoy, que antes.

En tiempos de nuestros padres, los trabajadores eran menos pobres. Me pregunto: ¿En qué hemos fallado? ¿Es esto justo para nuestro pueblo?

Sin duda estarás de acuerdo conmigo en que el futuro es desalentador pues crece la frustración y descontento en la familia. Además, recuerda que el pleno empleo en las plantaciones de café se da solo durante la corta, el resto  del año el personal empleado es mí­nimo y nuestra industria y comercio languidece.

Debido a la inflación, la situación se vuelve aflictiva, entre mis empleados esto resulta en más restricciones de necesidades básicas, de esta manera sus hijos y mis empleados dejan de usan zapatos, han vuelto a ser descalzos, las ropas que usan se van convirtiendo en harapos y en muchos casos soy testigo que los padres sé sacrifican por los hijos, alimentándose solo dos veces al dí­a.

Además,  tú sabes que alimentarse mal tiene efectos graves sobre el aprendizaje y  la educación, pudiendo incluso causar daños irreversibles en los niños;  y como consecuencia de estas realidades aumenta el abandono escolar y los pocos que terminan la primaria, tienen escasas posibilidades de alcanzar y terminar el bachillerato y para ellos coronar una carrera técnica, aprender un oficio, serí­a ideal pues aspirar a un tí­tulo universitario, dudosamente se cruza por sus mentes.

De esta forma, nuestra nación pierde la esperanza de que algún dí­a nos volvamos un paí­s desarrollado.

Mi  querido presidente me encuentro sumamente preocupado, presiento lo peor  y me pregunto: ¿Será que ha dejado de existir la conciencia, la solidaridad y estás se encuentran sometidas bajo el enorme peso de la corrupción, la usura, las prebendas y el favoritismo de los pocos que no  aceptan dialogar?

Si me refiero al diálogo sordo aquel que en el tiempo trascurre y no alcanza acuerdos, aquel en el que quienes dialogan esperan que del cielo lleguen los recursos al gobierno para financiar los proyectos de desarrollo y educación que por supuesto nunca llegan.

Me da tristeza pensar así­, pero así­ es la realidad que vivimos.

Amigo  presidente nuestra sociedad se polariza, la criminalidad aumenta, la productividad retrocede, y nuestra riqueza… nuestra gente nos abandona, se van lejos de nuestra tierra pues aquí­ no los queremos y no les ofrecemos un futuro si en ella se quedan.

Que sucede con esos señorones que hoy te rodean y a quienes se les considera  poseedores de los más grandes capitales del paí­s. ¿Es que ellos están ciegos y aún creen en la explotación del hombre por el hombre? ¿No se dan cuenta hacia a donde su enfermo egoí­smo nos lleva?

Amigo ¿Te tienen cautivo y sigues sus órdenes? La ley del Talión indica que, así­ como recibes debes pagar.

¡Señor  presidente, mi amigo tú que ocupas el lugar más alto de esta sociedad tienes la obligación de hacer algo! Esto no debe seguir así­; pues las consecuencias que se van a derivar de ellas, nadie las querrá sufrirlas.

Presidente  ¿No sé mi amigo, si ya te disté cuenta que el salario mí­nimo mensual en  la caficultura equivale a solo tres dí­as de trabajo? ($7.00 x 24 hora =  $168.00), en los EE. UU. Y además no circula nuestra moneda, si no el dólar, lo que significa que, si no exportamos, deja de haber moneda circulante.

El costo de la salud está por lo alto, los hospitales nacionales abandonados, los privados imposibles de pagar y  las medicinas, no se diga. ¿Es esto normal o lo caro es debido a prebendas otorgadas o abrogadas por los grupos de poder durante de los regí­menes militares?

No es comprensible amigo presidente que ocupando el puesto que te otorgo el pueblo te olvides de ellos, tú con la autoridad que se supone te brinda el cargo aunada a tu capacidad de persuasión, podrí­as llevar alivio a nuestros ciudadanos.

O  será que para llegar al puesto en que encuentras té viste obligado a estar al servicio de quienes se lucran de la pobreza de la mayorí­a; pues  te confieso que ante los ojos del pueblo eres cómplice de la impunidad existente y se dice que tú gobiernas para el selecto grupo.

Esta  percepción es palpable por la caí­da tu popularidad y en el aumento del malestar popular que contribuye a la formación de una oposición peligrosamente radical.

Debo agregar a lo anterior la ignorancia en materia económica de algunos de los que te rodean, pues confunden. El hacer y dejar hacer”; con la “Economí­a Social de Mercado”, es inconcebible.

De  necios es prestar atención a quienes se dicen Libertarios e ignoran nuestra realidad creen que podemos dar un salto cualitativo, cuando la mayorí­a de nuestros empresarios abusan de sus prebendas y explota a sus empleados. Proteger monopolios, oligopolios e ignorar sus abusos sean estos de origen. nacional o extranjero es consentir que se viole nuestro  sistema legal y de esta forma se castiga a los pequeños y honrados emprendedores quienes no pueden competir y son aplastados por la competencia, mi amigo esto debe de terminar.

Pregunto:  ¿Por qué los banqueros están autorizados a multiplican por doce nuestros depósitos y cobran onerosos intereses al otorgar créditos y finalmente no pagan impuestos? ¿Por qué quien dice informar y en realidad se dedica a vender propaganda en su medio de difusión y no contribuye al desarrollo de la cultura? Además, se le concede el no pagar impuestos para importar la materia prima. Cabe preguntarse, además: ¿De qué manera financiaremos la educación sin limitar estos privilegios?

Amigo presidente ¿Es que el susurro de quienes te dicen que todo lo haces bien, que no te equivocas, ha hecho crecer demasiado tu ego y has perdido de vista la realidad que antes decí­as conocer y contribuirí­as a cambiar?

Para ti y tu séquito la soberaní­a nacional luce como algo negociable, pues permiten la entrega a extranjeros de servicios básicos como las telefónicas, la generación de energí­a, la banca y pareciera que además pretenden entregar a extranjeros el manejo de la salud, el agua, la geotermia, etc.

¿Es tu gobierno incapaz de administrar este tipo de instituciones, de evitar el lucro en demasí­a de  estos extranjeros? ¿Eres incapaz de cobrar tazas justas de impuestos para educar a tu pueblo?

Otras empresas contaminan nuestro medioambiente y dañan la salud de nuestros ciudadanos y tu gobierno dice proteger la inversión, pero no protege la salud de su pueblo. Esto afecta la estabilidad y debilita el poder de decisión del gobierno y sus instituciones.

El amigo de un presidente que te precedió en el cargo decí­a que: “Nuestros gobernantes llegan en un momento de su gestión a creer que son capaces de gobernar los EE. UU.”

¿Tú te lo crees? ¿Será que tu ego ya no  te permite darte cuenta de lo corrupto y podrido del sistema que diriges o te has vuelto cómplice? y ¿tu meta ha dejado de ser el pueblo y  ahora volverte millonario resulta más cómodo que luchar por ellos?

Sin duda es difí­cil gobernar, la buena voluntad no basta, la experiencia es necesaria y los aduladores deberí­an salir sobrando.

Desgraciadamente  pocos en la historia del mundo han sido capaces de librarse de la escoria de la corrupción. Gobernar para hacer el bien de las mayorí­as y sobrevivir intento, es algo que hasta la fecha en nuestro paí­s no se ha logrado, pues quienes lo han intentado o fueron derrocados o murieron “por causas naturales”.

¿Te habrás acomodado sistema y olvidando tus principios?

Amigo  creó que, si haces un llamado a la solidaridad entre pueblo, gobierno y  empresarios, te van a escuchar y recuerdo: la buena voluntad no es suficiente, pero habrás dado el primer paso. Esta fórmula requiere de dar para recibir y de hacer cumplir la ley para alcanzar las metas de recaudación fiscal y poner en donde se merece a evasores y corruptos.

Claro  está que pequeñas pero poderosas minorí­as se molestarán e incluso tu vida se pondrá en riesgo, pero anteponer el interés de los ciudadanos, es tu deber. Te sugiero hagas el intento y a la vez te encomiendes a Dios.

Presidente, compañero, amigo, si es que queremos estabilidad, progreso e igualdad, también debes hacer valer nuestra soberaní­a, despedir a los lisonjeros, concientizar a los empresarios y a los empleados de que el trabajo justamente remunerado y su desempeño con honradez asegura el futuro y el progreso de todos los que habitamos este paí­s.

Si esto no se logra, si no hay voluntad, el futuro previsible es la ingobernabilidad, retroceso en lo económico, más desigualdad y una nueva guerra entre hermanos. Pues una vez alcanzado el estado crí­tico no faltarán los fanáticos que aún parafrasean a Marx y buscan la oportunidad proclamar: “el momento ideal para el alzamiento de la clase proletaria y el inicio de un nuevo enfrentamiento armado”.

La mayorí­a de pobres y gente  que no vislumbra futuro lamentablemente atenderá el llamado y las consecuencias no tengo que describí­rtelas, ya antes las vivimos. Lamentablemente esta vez tú puedes ser cómplice de la muerte de decenas de miles de tus ciudadanos.

Confí­o en que sabrás guardar la confidencialidad del caso sobre esta misiva, pues a tú alrededor hay quienes se sentirán amenazados por lo aquí­ expresado y tampoco agradará a muchos a los que ocupan curules y cargos públicos que  se lucran y no les importa que el pueblo continúe viviendo en la miseria y la ignorancia.

Tengo confianza en nuestro pueblo, en lo revolucionario que somos y en esos inconformes que luchan y  se niegan a claudicar sembrando la esperanza de un futuro mejor para sus hijos, en ellos está la esperanza.

Hasta pronto.

Máximo Justo Paz

Tu amigo y seguro servidor.

………………………………………………………………..

La misiva de Máximo estuvo cerca de llegar a su destino, pero no siguió el curso esperado.

Fue  recibida en Casa Presidencial y el Secretario Privado, la marginó y leyó su contenido con detenimiento, asegurándose después de que no llegara al presidente; quién siempre desconoció de existencia de esta.

Tres  semanas después de recibida la misiva en casa presidencial, el señor presidente se prepara para ir a la vela de Máximo Justo Paz, su buen amigo de quién hace años no tiene noticias y cuya muerte la menta.

El  presidente ha ordenado investigar el suceso pues le parece extraño que el asesinato de Justo sé diera con premeditación y alevosí­a en una emboscada dentro de su propiedad. Veinte y cinco impactos de bala, reporta el forense haber contado en el cuerpo de la ví­ctima.

Dos  años más tarde en el paí­s, tras el asesinato del presidente y su secretario privado, cuando se dirigí­an a la Casa de Gobierno, al explotar un coche bomba a su paso, se desata la guerra entre hermanos, prontamente llamada guerra civil.

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Ernesto Panamá
Ernesto Panamá
Columnista de ContraPunto, Escritor salvadoreño; Máster en Edición, con 13 obras publicadas
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