Los partidos de izquierda tuvieron la fuerza electoral suficiente para ganar la Presidencia de la República en dos ocasiones: en el año 2009 aprovechó el caudal de votos atraído por la figura ciudadana de Mauricio Funes; en el 2015 la votación de la izquierda creció, pero logró el triunfo con una diferencia muy pequeña.
En la Asamblea Legislativa, la izquierda ha venido disminuyendo su poder de voto: en el año 2009 consiguió el 43 % de los diputados; en 2012 el 38 %; en 2015 el 37 % y en 2018 sólo el 29 %. Durante los dos gobiernos del FMLN, este partido ha venido aprovechando las contradicciones existentes entre los partidos de derecha, consiguiendo los votos necesarios para favorecer iniciativas gubernamentales; esa situación ha venido cambiando como resultado de la disminución de la intensidad de las contradicciones entre los partidos de derecha, la acción de las gremiales empresariales para orientar los votos de los partidos derecha, la disminución de la fuerza política de la izquierda y la influencia de la política exterior de los EEUU y de Europa .
Los grandes empresarios han fortalecido y ampliado su control de los medianos y pequeños, en las grandes gremiales empresariales (ANEP, ASI y Cámara de Comercio); ampliaron las actividades gremiales para mejorar sus relaciones con los trabajadores y la población en general; mediante FUSADES, han logrado atraer a ONGs y organizaciones de trabajadores para oponerse a los dos gobiernos de izquierda. El poder de los trabajadores organizados y de movimientos sociales, ha venido declinando.
Los dos gobiernos del FMLN han realizado un esfuerzo significativo para fortalecer la PNC, los destacamentos de la Fuerza Armada que apoyan el trabajo de la misma, así como la Fiscalía General de la República, para mejorar las condiciones de seguridad ciudadana; pero el crimen organizado cuyo negocio es el tráfico de mercancías (especialmente drogas), personas (migración ilegal y prostitución), el lavado de dinero, así como la extorsión a personas y empresas, utiliza a pandilleros y otras personas en todo el territorio nacional; a su vez las pandillas, en su lucha por el control territorial y los negocios con el crimen organizado, cometen la mayoría de los crímenes; la Policía Nacional Civil (PNC) y la Fiscalía General de la República logran capturar y acusar anualmente a miles de personas de las pandillas y en menor medida del crimen organizado, pero en el sistema de justicia existe mucha corrupción, siendo el resultado que la mayoría de los acusados son exonerados de culpa.
Al interior de la izquierda, el FMLN se ha expresado políticamente en forma más radical que en décadas anteriores; no obstante, se ha debilitado organizativa e ideológicamente, ha perdido su relación con el resto de la población; ha disminuido la capacidad del FMLN de influir en las decisiones de los partidos de derecha en la Asamblea Legislativa para obtener la aprobación de préstamos, el gobierno presidido por Sánchez Cerén se ha visto en la necesidad de disminuir el financiamiento de varias políticas sociales; todo esto se ha expresado en la debilidad del gobierno para lograr un impacto significativo en su estrategia de transformación productiva y de ganarse el apoyo de las grandes mayorías de la población.
En el pasado el FMLN llenó los espacios políticos de centro izquierda aliándose con organizaciones socialdemócratas y socialcristianas; en la última década ha intentado asumir como propios esos espacios, sin resultados favorables; la consecuencia es la pérdida de militancia propia, por no mantener sus principios ideológicos en la práctica política. Por otra parte, los otros institutos políticos de izquierda no han tenido la capacidad organizativa para llenar el espacio que ha venido dejando el FMLN. Los espacios de centro izquierda han quedado desatendidos, dejándolos expuestos a que organizaciones de derecha puedan ocuparlos.
El descontento y la frustración de un sector importante de la población con los gobiernos de derecha e izquierda, así como con la práctica política de los partidos existentes, ha creado condiciones para el desarrollo de movimientos ciudadanos y partidos políticos menos ideologizados, orientados a resolver los problemas más sentidos por la población. Este es el caso de Nuevas Ideas y Nuestro Tiempo.
El gobierno de EEUU ha venido apoyando económicamente y políticamente a los dos gobiernos del FMLN por dos razones fundamentales: un pacto no escrito, que hizo posible que EEUU apoyara el proceso de Acuerdos de Paz; el interés de ese país en fortalecer la lucha contra el narcotráfico y el lavado de dinero en el istmo centroamericano, así como la aplicación de la estrategia de ablandar o domesticar al FMLN. Sin embargo, su estrategia en las últimas décadas ha sido defender la alternancia en el poder en El Salvador, esto explica el apoyo al fortalecimiento de la derecha, específicamente hacia organizaciones no gubernamentales de la empresa privada, como FUSADES; pero también apoyando directamente actividades organizativas de personas con una posición de centro derecha, especialmente jóvenes, con la perspectiva de formar los dirigentes políticos de derecha para las próximas décadas. EEUU no ha realizado acciones directas e indirectas para desestabilizar a los gobiernos del FMLN, pero podría hacerlo en el futuro, si no se corrigen los problemas de gobernabilidad existentes.