El Juzgado Especializado de Sentencia “A” de San Salvador condenó este miércoles a 390 años de cárcel a los siete señalados de haber participado en la masacre de once trabajadores. El hecho sucedió en el cantón Agua Escondida del municipio de San Juan Opico, La Libertad, el 3 de marzo de 2016.
Pese a que la Fiscalía General de la República (FGR) había solicitado 330 años de condena, el juez del caso optó por incrementarla. Los señalados fueron condenados a 35 años de prisión por cada uno de los asesinatos y a cinco años por el delito de asociaciones ilícitas, sumando los 390 años en total.
Los siete condenados este miércoles se suman a otros dos menores de edad que fueron condenados el pasado 24 de octubre a quince y cinco años de prisión en el Centro de Internamiento El Espino, Ahuachapán.
En la masacre de Opico murieron once trabajadores; ocho de ellos empleados de una empresa de energía eléctrica que llegaron a la zona a realizar trabajos de instalación de energía. Las otras tres víctimas eran campesinos que se encontraban en el lugar donde los pandilleros, condenados este miércoles, ejecutaron el crimen.
El hecho fue la gota que rebalsó el vaso y que ocasionó que el Gobierno salvadoreño endureciera su accionar en contra de las pandillas por medio de la ejecución de las medidas extraordinarias de seguridad. Esto implicó la militarización de municipios de alta peligrosidad, endurecimiento de régimen carcelario, entre otras acciones que hasta el día de hoy se mantienen.