De más está decir que eres capaz de luchar y quizá hasta dar tu vida por los colores del partido político con el que te sientes representado. Es una obviedad decir que eres un ‘camiseta sudada’ y te has desvivido a sol y sombra por defender tu ideología y por ‘debatir’ con quien contraría a tus mimados dirigentes y candidatos.
Pero no todos actuamos así. Hay quienes simpatizan más con ideologías y programas políticos, que con colores o dirigentes. Hay quienes aún se atreven a criticar a los partidos sin la venda del ‘hueso’ que se tenga o se haya prometido obtener.
Es por ello mi querido y querida militante, que a la vuelta de una elección tan importante como la que se avecina, ruego te detengas un momento. Dejes de agitar la bandera y cuelgues por ahí el chaleco partidario. Te ruego que pienses quiénes son los que de tu partido, buscan colarse por un curul en la Asamblea Legislativa, o quiénes son los que aspiran a dirigir tu municipio.
¿Ya los conoces? ¿Ya leíste sus plataformas de trabajo? ¿Ya sabes de dónde pagará lo que promete? ¿Sabes quién está detrás de su campaña tanto en asesoría como en financiamiento? Y si se quiere reelegir ¿Ya viste si cumplió sus promesas? ¿Ya viste qué hizo con su cargo? ¿Ya desmenuzaste su currículo vitae?
Es por ello mi estimado ‘voto duro,’ que te ruego que no votes a ciegas. Hay gente como tú que si un borrachín o un asesino fuese el candidato, igual votaría por él, y más que por él, por el mimado partido político.
Te exhorto a que esta vez nos hagas un favor a todos, a la mayoría, y por primera vez cuestiones a tus candidatos, rebélate contra lo oscuro e irregular de tu partido. Castiga a quien no merezca seguir y dale la oportunidad a quienes consideres, según hayas investigado, para que puedan gobernar.
Nos rasgamos las vestiduras tres o cinco años del mal gobierno que tenemos, pero cuando ese gobernante fue candidato nunca se le cuestionó, se le expuso al escrutinio público y solamente se le dio el poder, porque representaba un color partidario.
Basta de eso. Suficiente hemos tenido con políticos que no saben o no quieren justificar su incremento patrimonial. Suficiente con quienes no llegan a trabajar, viajan, viven y engordan sus bolsillos a costa de unos incautos que nunca lo fiscalizaron ni antes ni después. Basta de políticos que no saben leer una cantidad, que llegan ebrios a gobernar o que son acusados de violencia contra la mujer.
Basta de políticos que se pasen por el arco del triunfo al medio ambiente, y que nunca en su función propusieron buenas leyes. Basta de quienes ni siquiera pueden dar un discurso o respetar el trabajo de la prensa.
Divos, estrellitas y mirreyes sobran actualmente en la política salvadoreña. Llegaron ahí gracias a ti, mi voto duro.
Demuestra que no eres un borrego y que valoras más la inteligencia que la lealtad al momento de votar.
Dios te dé sabiduría para ello.