Miles de migrantes centroamericanos decidieron salir de la Ciudad de México el viernes en dirección a Tijuana, en el norte del país, optando por la ruta más larga pero probablemente más segura hacia la frontera con Estados Unidos, dijeron los voceros de la caravana a la prensa internacional.
La decisión se tomó el jueves en la noche en el estadio “Jesús Martínez” de la capital mexicana donde cerca de 5.000 migrantes pasaron los últimos días descansando, recibiendo atención médica y debatiendo cómo continuar con su arduo periplo. Poco antes, los representantes de la caravana se reunieron con funcionarios de la oficina local de Naciones Unidas y exigieron autobuses que los lleven hasta la frontera.
Milton Benítez, uno de los coordinadores del grupo, dijo a los migrantes que seguían esperando una respuesta. Pero más tarde contó que las autoridades les habían ofrecido transporte para las mujeres y los niños, aunque los representantes pidieron que se ampliara a todo el contingente.
Los migrantes esperaban que los buses llegaran el viernes por la mañana, pero se mostraron decididos a abandonar la ciudad aunque esto no ocurra.
Un primer grupo de 200 inmigrantes, impacientes se separó del grupo principal y tomaron el metro hasta las afueras de la ciudad.
La Ciudad de México está a más de 965 kilómetros del paso más cercano en McAllen, Texas, y una caravana similar la pasada primavera optó por una ruta más larga hasta Tijuana, en el extremo noroeste, para cruzar a San Diego. Ese contingente fue perdiendo miembros por el camino hasta quedar en apenas 200 personas cuando alcanzaron la frontera.
"California es la ruta más larga pero es la mejor frontera, mientras que Texas está más cerca pero es peor”, explicó el abogado José Luis Fuentes, del grupo estadounidense National Lawyers Guild, a los migrantes.
La marcha de los centroamericanos hacia territorio estadounidense comenzó hace más de tres semanas y el presidente Donald Trump los convirtió en un tema de campaña para las elecciones de mitad periodo de esta semana.
México ha ofrecido refugio, asilo o visas de trabajo a los migrantes. El gobierno dijo que emitió 2.697 visas temporales a individuos o familias.
Pero la mayoría quiere seguir a Estados Unidos. Las autoridades dijeron que muchos rechazaron ofertas para quedarse en México y solo una pequeña parte accedió a retornar a sus países de origen. Alrededor del 85% de los miembros de la caravana son de Honduras y el resto de Guatemala, El Salvador y Nicaragua.