El retraso de la Asamblea Legislativa en la elección de cinco Magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) ha sido, sin duda, el anticipo de lo que serán las próximas elecciones del Fiscal General de la República (FGR), Magistrados de la Corte de Cuentas (CdeC), Procuradores… una verdadera muestra de la piñata apetecida, para saciar los intereses de los partidos políticos y otros grupos de poder, menospreciando la voluntad del pueblo salvadoreño.
Caprichos partidarios, ambición política. Es la vieja y nefasta costumbre de los partidos políticos y sus patrocinadores, de querer imponer candidatos, aún aquellos sin aceptación popular, para seguir cometiendo, o encubriendo más que descubriendo, los actos de corrupción, autoritarismo y otros desaguisados políticos, que frenan y anulan las aspiraciones de paz, armonía y bienestar de los salvadoreños.
Pocas veces, y ya son casi seis décadas de ejercicio periodístico, me tocó consignar una realidad política tan complicada, como las disputas legislativas por las cuotas de poder, verdaderos caprichos y rabietas políticas, que terminan convirtiéndose en acciones antipopulares y, a veces, hasta inconstitucionales. Pero al final, el “me das – te doy” resulta satisfaciendo tales caprichos de unos y otros. Y todos tranquilos, menos la población honrada que, de nuevo, ha sido burlada en su dignidad e inteligencia.
Ahí está, como ejemplo más cercano, el nuevo incumplimiento de los plazos constitucionales, por parte de la Asamblea Legislativa, al no elegir a tiempo a los cinco Magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), después de un mes de retraso violando el respetivo mandato constitucional. Y lo peor, la burla al pueblo con la trillada justificación de estar buscando “a los más idóneos”, cuando de entre ellos mismos se filtra la especie de que “ya hay una lista definida de candidatos, falta el acuerdo”, pero que por el capricho y empecinamiento de tal o cual partido, la elección se viene entrampando desde hace días. Total, que pase el tiempo ¿y qué?: si, de todos modos, aunque con toda razón, un ciudadano se decidiera a solicitar amparo a la CSJ, ¿ante que Sala lo haría, si precisamente es la Sala de lo Constitucional, la que no logran elegir?… y todo, por esos caprichos absurdos y la nefasta costumbre de disputarse las cuotas de poder.
Pero, no se crea. No solo los partidos grandes entrampan estas votaciones. Con cara de yo no fui, los partidos pequeños tratan de mostrar una imagen de no culpabilidad; pero, lo cierto es que, por costumbre, mueven sus piezas, esperando que, después de sacudido el mantel, les caiga su minúscula cuota o, por lo menos, les favorezcan sus efectos. Y de nuevo, la población honrada, mezcla de sorda impotencia e ira santa, siente mancillada su fe por el sector político y sus acompañantes incondicionales.
Y algo más. No es la militancia partidaria la que decide, en el estira y encoge político “me das-te doy”. Es un sólo sector (las cúpulas partidarias) y sus seguidores incondicionales (los injustamente favorecidos), quienes acostumbrados a irrespetar y burlar la voluntad de los salvadoreños, les imponen sus decisiones y sus candidatos. Y el resto asintiendo “este es”. Como si nada. ¿Y el pueblo honrado? Bien, gracias…
Lo dicho de aquí a enero de 2019, en fechas distintas vendrán las elecciones de FGR, CdeC, Procuradores… y el pueblo salvadoreño, con pleno derecho y legitimidad soberana, esperaría que los diputados entiendan y atiendan su mensaje, sobre la urgente necesidad de un cambio en su accionar legislativo, ahora tan superlativamente cuestionado.
Cuestión de esperar. Pero, si no hay visos, ni siquiera intentos, de terminar con tanto desaguisado e incumplimiento de plazos en la Asamblea Legislativa, y vuelven los amaños en las próximas elecciones de segundo grado, a nadie podrá sorprender que la población honrada, con razón e ira reprimida, siga pensando que todavía, como en Hamlet, “algo huele a podrido en Dinamarca”…