14 Ministerios y sus Viceministerios, 7 Secretarías presidenciales, Servicio exterior en más de 40 países, 65 oficinas de Autónomas, Direcciones, Institutos, Fondos, pueden representar entre 2 mil o 3 mil puestos de confianza. Este dato tiene dos puntos de vista: Nuevos desempleados o nuevas oportunidades. A raíz de lo anterior, el cambio de gobierno ha generado mucho estrés, ansiedades, nuevos sindicatos y nombramientos exprés; algo vergonzoso…
¿Para dónde van los nuevos desempleados, o de dónde vienen los nuevos inquilinos del gobierno? Es una pregunta interesante. Pero antes de responder, debemos saber que el “servicio público a nivel gerencial” es un trabajo precario o de corto plazo –para 5 años-. Este dato es importante ya que implica un cambio de paradigma: los servidores públicos ya no deben ver en el gobierno una “oportunidad” o “botín”, algo así como sacarse la lotería, sino un sacrificio.
En efecto, en el pasado, mucha gente llegaba al gobierno, y tras un lustro lograba algo de esto:
Incrementar su patrimonio filtrando información de licitaciones;
Crear empresas paralelas o fantasmas con prestanombres para beneficiarse de proyectos del gobierno –venta de servicios-;
Recomendar y colocar proveedores que sean amigos o parientes;
Vender información, permisos, contactos –vil corrupción o robo-;
Colocar amigos y/o parientes en cargos claves del gobierno (nepotismo);
Becar a sus hijos o familiares con los programas gubernamentales;
Utilizar los recursos del gobierno para fines propios y/o particulares;
Ayudar a delincuentes, evasores, criminales, narcotraficantes, etcétera, con favores de la burocracia;
Entre otras prácticas perversas.
Los mismos de siempre o los nuevos “mismo de siempre”, gastan una fortuna en campañas para llegar al poder y utilizarlo de manera perversa. Bien sea por la autoestima patológica del poder, o por hacer dinero, y son pocos los que desean honestamente servir. Tenemos una historia de corrupción e impunidad extensa y densa; y como dicen los adagios populares, casi todos tienen “techo de vidrio” o la “cola pateada”.
El Presidente Pepe Mujica ha definido diversos imaginarios para quienes están en la res publica contemporánea, sobre todo para sobrevivir al desgaste y a la mala reputación de la clase política –tomen nota-:
“No soy pobre, soy sobrio, liviano de equipaje, vivir con lo justo para que las cosas no me roben la libertad” (…) “tenemos que vivir como vive la mayoría, y no como vive la minoría” (…) “a los que les gusta mucho el dinero hay que correrlos de la política, porque si no terminamos hipotecando la confianza de la gente. Una sociedad para que funcione necesita creer en algo” (…) "La política es una pasión, al que le guste la plata que se dedique a los negocios".
La raíz etimológica de Ministro proviene del latín y significa “servir”; en efecto, hablamos de servidores públicos, es más, de honorables servidores públicos, cuando la mayoría han sido una patota de delincuentes y corruptos. Los pecados de la pobreza en Latinoamérica no hay que seguir achacándoselos a la conquista española o el imperialismo yankee; ellos sembraron algunas cizañas significativas, pero el daño mayor ha sido nuestra clase política.
Muchos están ya soñando con sus guardaespaldas, carros de lujo, chofer, privilegios, pasaportes diplomáticos, viajes y la atención mediática; mientras otros, los “más políticos” y sin oficio o profesión alguna, están viendo cómo diablos hacen para mantener el nivel de vida de ricos y famosos en un escenario sin conectes ni compadres.
Servir en el gobierno debe ser un acto heroico y patriota, supone sacrificar las comodidades que se tienen en el sector privado, estar 24 horas y 7 días a la semana disponible para lo que demande la nación y pasar a ser un sujeto público o persona expuesta públicamente; con grandes desafíos y responsabilidades.
Debemos erradicar esa foto borrosa del funcionario público “vivián” y aprovechado, que tiene las llaves del poder selectivas para castigar o premiar al que le dé la gana; y sobre todo no debemos olvidar que todo lo que utilice y haga en Ministro, Gerente, Director o lo que sea, lo hace con fondos aportados por los impuestos que pagan ciudadanos; en efecto, no le damos las gracias a un cajero automático cuando retiramos el dinero de nuestra cuenta… ¡¡¡No se vuelvan a equivocar!!!