El alcalde capitalino dijo el viernes 8 de septiembre en Washington que "El Salvador no tiene presidente y cuando estuvo Mauricio Funes, también tuvimos un mal presidente, pero había uno”¦ ahora no hay presidente”.
Curioso. El alcalde dijo eso mientras está fuera del país junto a su esposa, en una presentación de la compañía de ballet creada para ella con fondos municipales. Entonces, ¿San Salvador tiene alcalde?
Está claro que el alcalde necesitaba afiliarse al partido FMLN, necesita músculo y presencia territorial. Está claro que el partido FMLN necesita al alcalde para ganar elecciones, pero no para subsistir políticamente. A la historia me remito: Héctor Silva y Carlos Rivas Zamora, exalcaldes electos bajo la bandera del partido FMLN en 1997 y 2003 respectivamente, abandonaron ese instituto político y éste siguió su curso electoral hasta alcanzar la alcaldía capitalina en 2006 para posteriormente perderla en 2009 ante el arenero Norman Noel Quijano Gonzalés.
Las hojas secas caen pero el árbol sigue en pie
Esta fue la frase que acuñaba Schafik Handal cada vez que enfrentaba las rupturas del partido con figurines electorales. En 2004, Handal se presentó a las elecciones presidenciales retando todo análisis objetivo. Schafik perdió aquellos comicios estrepitosamente. Significó una contundente derrota electoral pero también una contundente victoria política que llevaría al partido FMLN a crecer sostenidamente en la preferencia electoral hasta lograr la Presidencia de la República 5 años después. En suma, perdiendo elecciones, también se gana políticamente porque permite la recomposición de planteamientos, revisar detenidamente la estrategia y abordar el futuro con robustez.
La inverosímil conducta del alcalde que lo condujo hasta arrojar una manzana y denigrar así a la síndico municipal a razón de no obtener votos para un proyecto de infraestructura, se explicaría por la versión que el pasado miércoles 6 de septiembre, la dirigencia del partido FMLN habría decidido no elegir al alcalde como candidato presidencial, provocando la reacción furibunda del edil.
Las alianzas políticas electorales son sólo eso, responden a objetivos estratégicos y tácticos y tienen período de caducidad. En su momento Bukele se arrogó para sí el discurso en favor de los "pobres", su reciente conducta política, ampliamente publicitada, no lleva a otra cosa más que certificar sus aspiraciones personales. Para el caso, tal vez sea momento de revisar las alianzas del partido de izquierdas.
Hace 4 años escribí esto sobre el alcalde: "Bukele debe formarse en la práctica de los pobres, antes de hablar en nombre de ellos. De ahí que la extracción de clase determina el accionar político e ideológico, aunque existen honrosas excepciones(…) por lo menos yo, me obligo a dudar como principio filosófico y mi posición hacia él, como todo en la vida, tampoco es pétrea".
La espesa bruma comienza a disiparse.