La más reciente elección de autoridades del FMLN resultó en la concreción de una rivalidad entre dos corrientes internas que probablemente hará que el partido rojo cuente con serios problemas para bregar hacia un mismo camino. De los 19 puestos de la Comisión Política del Frente, Óscar Ortiz tendrá que enfrentarse con 11 que son afines al adversario Partido Comunista.
Por otra parte, en el COENA se le está apostando sin lugar a dudas a las peores cartas al ordenar como medida cautelar, a través del Tribunal de Primera Instancia de Alianza Republicana Nacionalista, la separación de toda actividad partidaria e inclusive de las reuniones que celebra la fracción legislativa a los diputados Felissa Cristales, Milena Mayorga, Gustavo Escalante y Arturo Simeón Magaña.
Los dos partidos que contenían el mayor número de votantes en las fiestas electorales hasta antes del pasado 3 de febrero sufren de impotencia por unificarse con facilidad. Esto implica una alta probabilidad de que tanto ARENA como el FMLN serán incapaces de apuntar, cada cual, a trabajar adecuadamente por conseguir sus objetivos. El declive de estas dos fuerzas partidarias será en todo caso la fase que sigue con el fin del bipartidismo.
Nuevas Ideas fue aprobado por el Tribunal Supremo Electoral. En 2021 ingresará a la competencia democrática por el poder parlamentario y municipal. Parte del triunfo de las candidaturas de Nuevas Ideas que poco a poco irán tomando forma en la carrera hacia 2021 radicaría en una apuesta en dos ejes. Por una parte, debe aprovecharse la irreconciliable desunión que hará del tradicionalismo político un vehículo más lento y, por otra parte, se debe construir liderazgos que rompan totalmente la añeja forma de hacer política a través de la implementación de programas sociales que apunten al desarrollo social.
La población salvadoreña reconocerá inclusive aquellos mínimos y nobles esfuerzos que los colectivos de Nuevas Ideas concreticen sin caer en prácticas antiéticas de jugar con las necesidades de los grupos sociales excluidos.
El fin del bipartidismo logrará mayor concreción en la medida en que los liderazgos nacionales y municipales de Nuevas Ideas transformen el quehacer político, capaciten a cada integrante, se organicen plenamente y, más importante aún, empiecen a incidir positivamente en el bienestar ciudadano.