Atentado contra el coronel Monterrosa. Una conspiración planificada (III)

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El helicóptero salió como una pelota para abajo en la quebrada. Por ello, Yo siempre he cuestionado lo de la explosión, porque no la hubo, dice Vela Ramos

Por Marcial Vela Ramos

Lucas 8: 17. Pues todo lo secreto tarde o temprano se descubrirá, y todo lo oculto saldrá a la luz y se dará a conocer a todos. NVI. No hay nada escondido que no llegue…

Conocí inicialmente por vía telefónica al oficial del ejército, cuyo seudónimo es “Fantasma”, quien me narró lo que siempre sospeché, y que me ha llevado a sostener la hipótesis de la estratagema del atentado de Monty. En la primera plática quedé sorprendido sobre lo que él vivió en Joateca, junto a “Venado”; momentos difíciles siendo oficial del ejército y de confianza del Tte. Cnel. Monterrosa. Posteriormente nos reunimos personalmente y me narró con más detalles de la conspiración que manejo el ERP con la prensa, Radio Venceremos y el grupo cerrado de militares al interior de la Fuerza Armada.

Fantasma

En el tiempo del Dr. Álvaro Magaña, estuve destacado en Casa Presidencial. Y ahí me encontró mi Cnel. Domingo Monterrosa. Él fue amigo de mi padre. Había una reunión de jefes de brigada, de batallones. Me pregunto ¿y usted qué hace aquí? Le comente que me habían llamado; ¡nombre! esto es para maricones. Bueno pero aquí me tienen mi Cnel. Pero son babosadas. Así que en la orden de fin de mes, iba trasladado para el Atlacatl. Estuve con él 9 meses. Yo fui de los iniciadores de las patrullas de reconocimiento de alcance largo, que después se llamaron PRAL, en la FAS; pero nosotros las organizamos antes en el batallón.

Fuimos 3 meses a Fort Benning; para entrenamiento de infiltraciones; en ese momento [finales del 82 principios del 83]  sólo estuve 9 meses en el BIRIA. En ese tiempo, se estaba implementando las secciones de Recondo y de Infiltración. Yo llegué precisamente para eso. De hecho tuvimos que salir del país, a Panamá a adiestrarnos. Era un sistema de infiltración, antes de la PRAL. Era el vestirse igual que la guerrilla. Fue implementado en el Atlacatl, por primera vez; lógico no se dio a conocer por cuestiones de seguridad y todo. Eran pequeñas patrullas de 5, 7 a 8 personas. ¿Su misión? Dar golpes de mano.

Estaban exclusivamente bajo el control operacional de Monty. Todo el tiempo que estuve en el BIRIA fui de la PRAL. Fuimos pequeñas unidades. Después mi coronel Monterrosa fue trasladado a la 3ª. Brigada. En cierto tiempo y  por alguna razón había tenido una amistad, con Hugo Vega Valencia en la GN. Un gran amigo, más que mi superior, fue un gran, gran amigo. Por cierto quien me pegó el empujón después de salir de oficial fue él, y me llevó a la 3ª. Brigada.

En ese tiempo Comandante del BIAT Ponce. Porque indudablemente el trataba también de implantar en los BIAT esa dinámica, porque en el tiempo de mi Cnel. Monterrosa se terminó creando una sección que se llamó: “Los Gatos”; ahí había un sargento de apellido Gato, un sarco, quien era Ciudad Barrios; con  la sección de recondo se especializaron en infiltración.

Fui seleccionado para realizar el curso de explosivos [tercer curso]; participaron varios; estaban incluidos gente de Cetipol, [Centro de Adiestramiento Técnico Policial] personal de artillería. Se hacían las prácticas en el Playón; éramos entre 22 y 24 alumnos. Había cabos, cadetes. Fue entre 6 a 8 semanas de duración el curso de explosivos. Dos meses aproximadamente. Los instructores eran nacionales y solo había un monitor uniformado; era un observador gringo.

El sargento García Romero “Venado” [†] vino después. Lo conocí en la 3ª Brigada; era el Sargento del BIAT Ponce. Yo ya había realizado el curso de explosivos; el hizo el curso de explosivos en el CEMFA. Realmente ahí [en Joateca] nos juntamos [en la revisión de las consolas] por las circunstancias.

Caídos en el presunto atentado

Yo estaba en la pista de Gotera. Ahí estaba la parte logística de la operación militar Torola 4. Cuando capturan las consolas; yo estaba en la pista y Venado en ciudad Barrios. ¿Quién los manda a llamar? Fíjese que hasta este momento no recuerdo quien diablos nos mando a llamar. El hecho fue que necesitaban dos explosivistas que revisaran ese asunto [las consolas]. Y como nosotros éramos los que estábamos más a la mano; nos mandaron a llamar. Primero llegue yo; después llegó “Venado”.

El Venado estaba operativo en Ciudad Barrios. Lo mandan a llamar. “Porque el hombre quería gente de confianza”; y el material estaba debajo de un Amate cuando nosotros llegamos a Joateca, cerca de una escuela, había suficiente espacio; todo estaba al aire libre, custodiado por soldados de La Unión. Creo que eran del Batallón Conchagua. Nosotros no fuimos parte de la captura. En ese tiempo había un puesto de Guardia Nacional (GN).

Yo fui testigo presencial de la situación que ahí [Joateca] se vivió. Yo, con “Venado”, fuimos los encargados de revisar todo el equipo [precisamente por el asunto de los cazabobos] y que posteriormente se subiría al helicóptero.

En el material incautado no habían explosivos. Se lo puedo asegurar yo, que soy explosivista.  Saqué un curso de explosivos en artillería, el número 3. Los que nos dieron el curso eran expertos, gente que había sacado curso de explosivos con el FBI, y sabían cómo manipular las cosas.

El [Monty] nos mandó  llamar antes de subir esas cosas [cajas], y que permanecieron casi 17 horas en el suelo antes de ser puestas en el helicóptero. Suficiente tiempo para revisarlas. Eran 3 consolas, 6 cajas de casette, un mini generador eléctrico, entre otras cosas. Ninguno teniía explosivos, porque todo se abrió y se revisó. No había ninguna manera que hubieran explosivos.

Esa paja lo del Libro La Terquedad del Izote y lo demás; la bomba y que vino gente [ETA] de España a enseñarles a los del ERP, y que lo activaron por control remoto. Mire sólo le pongo como muestra un botón. El fuselaje del helicóptero como al interior del mismo; si hubiese habido una explosión; muéstreme la metralla en el techo y la pared del helicóptero; no existen. ¿Por qué? “Porque nunca hubo una explosión interna”.

De lo que si estoy convencido es que si fue un sabotaje; eso si. ¿Quién lo hizo? No lo se. “El [Monty] estaba presente cuando estábamos revisando las consolas.

Pero realmente se reviso, se vio, y yo me acuerdo exactamente cuando el hombre nos dijo: “miren están seguros”. Si mi coronel; usted ha visto que hemos desarmado todo, no hay explosivos, no hay ninguna batería, no hay nada conectado; los alambres que pudieran tener contacto los dejamos desconectados. No había absolutamente alguna forma de que algo hiciera circuito ahí. Ni vía control remoto, ni activándolo con una batería en el helicóptero.

Nárreme paso a paso cuando ya usted llega al lugar dónde están los aparatos.

El Charly Monterrosa no habló con nosotros, hasta que estuviésemos juntos. Y las palabras textuales fueron estas: “Quiero que revisen todo, absolutamente todo”. Es ilógico que a estas alturas mucha gente crea que mi Cnel. Monterrosa fue engañado con explosivos. Porque el hombre era inteligente, muy precavido; y no era tonto. Estaban las consolas de sonido, había una pequeña planta eléctrica, alrededor de 140 a 160 cassetes. Nosotros fuimos claros con el Sargento “Venado” en que íbamos a separar todo lo que fuera eléctrico, y todo lo que fuera físico y no fuera eléctrico.

Por ejemplo los cassetes; no había la manera que un cassete tuviera explosivo, a menos que tuviera guías electrónicas. Pero no habían en ellos. Se revisaron uno por uno; y la revisión consistió en sacarlos de la cajita, mirarlo; no extraer la cinta, porque mi Cnel. consideraba que podía haber información. Ya sea propaganda fuera lo que fuera; había que custodiarlos.

Luego los asuntos eléctricos estaban en las consolas, y en la planta eléctrica; los cuales todos se desarmaron. No había posibilidad. Se eliminaron baterías, porque si habían tres radios pequeños; e igual se desarmaron, se les quitaron las baterías. Realmente no había forma de que se emitiera una señal eléctrica. Los volvimos armar sin batería. Las baterías quedaron ahí en el terreno; nunca estuvieron en el helicóptero. Nunca.

El material, como la planta eléctrica; jamás se subieron al helicóptero. Bien me acuerdo que era una plantita Toshiba color verde, y que lo mas que aguantaba eran pocas horas porque tenían un tanque pequeño de gasolina, de 110 voltios con dos tomas corrientes. Esa quedo ahí. Miren esa babosada no hay que desarmarla, miren a ver a quién se la regalan o quien la usa y se la quiera llevar. Esa cosa solo sirve para la foto; por eso vienen los de Coprefa. Ellos tomaron foto de todo.

¿Cuánto tiempo duro esa revisión? Entre una hora, 30 a 45 minutos aproximadamente. En ese periodo mi Cnel. intercambió pláticas con los soldados y la población. ¿Cuándo terminan, usted lo va a llamar a él?  Cuando terminamos todo le dije a “Venado”; usted se queda aquí en custodia; que nadie toque nada; porque ya esta todo revisado. Yo voy a donde mi Cnel. Monterrosa a comunicarle que terminamos nuestra labor. No hay sospecha de explosivo plástico, ni liquido, ni dinamita y pólvora, absolutamente nada; es más, nosotros destruimos las cápsulas de Yodo, de las consolas; son unos objetos pequños que parecen baterías. Los arrancamos, desarmamos y aplastarlos.

Para que algo explote necesitan de una fuente de corriente eléctrica. No habían cápsulas detonantes; porque se pueden confundir con las barritas de las consolas, y no habían detonantes. Todo estaba listo; ya habían pedido el Rally para que llevase a los de Coprefa a la pista de Gotera, para que de ahí los iban a transportar a Joateca. El piloto del Rally no tenia porque ir; y se fue en el helicóptero. A mi Cnel. lo que le interesaba es que se mostrara lo capturado; ya sea que fuera material en desuso o en uso; lo que si puedo decirle en claro, que mucho del material; especialmente las consolas se miraban un tanto oxidadas en el interior; presumo que posiblemente talvez no estaban en uso.

Puede que haya sido un “anzuelo” [o distractor]  o para hacer creer o poner en vergüenza la figura de mi Cnel. Monterrosa, porque después de las 24 horas de la noche estaban trasmitiendo; es posible. Pero que se capturó algo, si se capturó.

Entonces los de Coprefa llegaron; todo estaba en una mesa de madera, tomaron fotos; volvimos abrir las consolas; ellos tomaron fotos, de la planta eléctrica, de los bidones que habián encontrado; después de que ellos tomaron las fotos, y todo lo demás; y en esa ida de mi Cnel. a Joateca; fue donde el sacerdote y el sacristán fueron invitados para subirse al helicóptero como una muestra de civismo. Ellos eran de Joateca. Cuando nosotros nos quedamos revisando el material, él hizo lo que siempre le gustaba. Tener compañerismo con sus soldados y  comunicación con la población civil. En esa relación con la población civil; fue que yo le fui a dar parte que habíamos terminado; entonces  nos dimos cuenta que al sacerdote y al sacristán se les había ofrecido transporte para regresar a Gotera.  

Después de que se toman las fotos de que ya estaban ahí presente el sacerdote y el sacristán, que no tenían nada que ver, se subieron al helicóptero, con el propósito de que al llegar, iban a transportar en el Rally todo el material, y a los de Coprefa para llevar lo capturado al EMCFA, para hacer la labor de divulgación de todo. El error fue incluir a los comandantes en el evento. Ese fue un error táctico, y a mi Cnel. se le pasó.

El camarógrafo dijo que les gustaría hacer una tomas aéreas del área de Joateca, etc, etc. Subimos todo el equipo; los artilleros ayudaron. Porque eran dos consolas, una sobre cada una, 3 cajas de cassete, y algún otro material Todo eso iba  atrás de los pilotos “pegado a la transmisión”. Se suben todos, hasta el S-3 de Gotera, el Mayor Rivas, etc. Los últimos en subirse fueron los de Coprefa. El reportero se sentó en el piso, y el camarógrafo a la par del artillero para hacer la tomas. Tanto así que el artillero le puso un arnés [cincho de seguridad] para que el pudiese salir un poco y tomar hacer las tomas. Se subió el Sargento, que era el seguridad de Monterrosa; quien siempre anduvo con él; el Venado y yo. Cuando el piloto levantó el helicóptero; dijo: yo necesito que se bajen 2 o 3 porque tengo demasiado peso; y lo volvió a poner en tierra.

Me dijo mi Cnel. bájese usted,  y tú te vas [al sargento]  después; y nos bajamos los tres. Nos bajamos y el helicóptero se levantó, ganó altura y empezó e hizo el primer giro, hizo el segundo giro y cuando estaba a punto de hacer el tercer giro para salir, empezó a girar sobre su eje. Entonces claro, usted sabe y todos sabemos en los helicópteros nadie iba amarrado – a excepción de los artilleros, pilotos y uno de Coprefa. El resto cayeron en un radio aproximadamente de 100 metros aproximadamente.

De pronto el helicóptero se oyó, no como un estallido, sino como una perdida de turbina, huuuu!!! Y fue ahí donde empezó a girar sobre su eje. Claro en ese giro, todo mundo que estaba adentro; iba siendo lanzado para afuera. Entonces el helicóptero salió como una pelota para abajo en la quebrada. Por ello, Yo siempre he cuestionado lo de la explosión, porque no la hubo.

Y una vez, cuando voy al museo de guerra allá en Perquín, [“el helicóptero no fue evacuado a la FAS como se acostumbraba siempre al haber un accidente o cualquier situación de una aeronave caída; no ordenaron recogerlo. ¿Por qué? Para no encontrar evidencias de lo que no fue por parte del ERP”] le dije al encargado, y que narra el supuesto atentado; ¿muéstreme donde está la metralla de la bomba? No la había.


EL CONTENIDO DE ESTE ARTÍCULO NO REFLEJA NECESARIAMENTE LA POSTURA DEL DIARIO DIGITAL CONTRAPUNTO Y ES DE PLENA RESPONSABLIDAD DEL AUTOR


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Marcial Vela Ramos
Marcial Vela Ramos
Militar, con el grado de Coronel (r); es escritor e historiador salvadoreño. Colaborador y columnista de ContraPunto
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