El centro de Cacaopera, en Morazán, fue la sede de un colorido desfile, con un grupo de batucada formada por niños y jóvenes, chichimecos y payasos, tras de ellos iban cientos de personas que llegaron para el cierre de proyecto “Agua para las poblaciones del Trópico Seco de El Salvador”, programa que a través del arte y la educación ambiental buscó potenciar el desarrollo de más de 30.000 personas.
Los beneficiarios fueron los pobladores, sobre todo mujeres y jóvenes, de los municipios de Cacaopera, Corinto, Joateca y Sociedad, todos del departamento de Morazán. El proyecto tuvo como finalidad que pobladores del Trópico Seco garanticen su acceso al agua potable, agua para la agricultura y a servicios de microcrédito que les ayude al desarrollo económico.
Para Oxfam la falta de acceso al agua es uno de los grandes desafíos a los que los pobladores de las zonas rurales se enfrentan y es una causa por la que se perpetúa la pobreza. Dicho proyecto inició en 2010 y finalizó en mayo de 2016.
Iván Morales, director de Oxfam, señaló que e “agua es el elemento fundamental para permitir que las personas puedan encontrar soluciones a la pobreza”. Agregó que se trata de “un cambio de cultura, un cambio de vida, de nuestra capacidad de conservar el agua”, razón por la cual le apostaron al trabajo en esa zona.
Con la primera fase, ejecutada de 2010 a 2013, la apuesta fue al ordenamiento de jardines familiares escolares, la educación y micro finanzas y las actividades ligadas a la educación y a la sensibilización por el arte. Es este último punto un eje singular e importante, según Ignacio Henríquez, de Oxfam, porque involucraron a niños y jóvenes del Trópico Seco para que a través del arte promuevan la concientización de la población para el cuidado del medio ambiente.
“Involucrar a las nuevas generaciones a través del arte es una de las novedades de este proyecto, por medio de las obras de teatro se alcanzó a muchas personas, se les mostró las consecuencias de la contaminación de ríos, y de cómo el Cambio Climático agrava la escases de agua”, dijo Henríquez.
Con la arista del arte, decenas de jóvenes por medio de una obra de teatro informaron de realidad de la contaminación de los ríos y de la importancia de cuidarlos; así de cómo el cambio climático está afectando y provocando mayores sequías que afectan a los pequeños productores, sobre todo.
Los microcréditos también fueron una apuesta del proyecto, pues con esto beneficiaron el crecimiento económico de aquellas familias a las que difícilmente una entidad bancaria les otorga créditos.
“Con el proyecto, mi esposo y yo pudimos acceder a un crédito que nos ayudó a invertir en nuestra panadería. Ahora tenemos variedad y proveemos a varias tiendas de la zona”, dijo Carmen, una de las beneficiadas.
Henríquez señaló que con el trabajo realizado dejan bases sólidas para que los pobladores continúen con la protección del recurso hídrico, de dar los usos adecuados; además de que los jóvenes continúen por el camino del arte para prevenir la violencia y para seguir concientizando a la población de las zonas rurales.