miércoles, 4 diciembre 2024
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ARENA y su gran conspiración: “eliminar a Nayib Bukele”

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Desearí­a, mi estimado lector, la seriedad de vuestra parte en la lectura, análisis y comprensión del presente artí­culo. Su relevancia, trasciende a un mero evento electoral; es el inicio de la definición del futuro del paí­s. Más allá de la rimbombancia del tí­tulo, su realidad excede el dramatismo escénico que un encabezado puede resaltar. El presente artí­culo es una advertencia clara y valiente de lo que nos está sucediendo, no de los que nos puede suceder. Por eso mi llamado a leer cada parte de su contenido con profundidad analí­tica y con actitud democrática, para poder tomar las posiciones más adecuadas para el futuro de El Salvador.

La vieja derecha salvadoreña está determinada a reconquistar el poder polí­tico en el paí­s; lo que no constituye, en sí­, ningún pecado, pues es un derecho democrático dentro de una sociedad plural, el obtener las responsabilidades públicas mediante la concurrencia a procesos electorales. La vieja derecha tiene su instrumento válido y legal para ello, su partido polí­tico llamado ARENA; todo lo anterior encaja en un juego avalado y estipulado en la normativa constitucional. El problema es que la vieja derecha no está jugando solo ese juego válido y legal, sino que está iniciando un proceso perverso y maligno, antidemocrático e impresentable para la obtención del poder polí­tico: ¡Está manipulando las instituciones del estado para ese fin!

Esto se vení­a cocinado y preparando, tal y como lo denunciamos en un artí­culo anterior, el cual titulamos “CAMINO HACIA UNA EMINENTE CONSPIRACIÓN”, publicado en el blog derechanueva.com y en los archivos de los artí­culos de opinión del Diario La Página, para relectura o ilustración de ustedes. Tan cierto es lo de la manipulación e instrumentalización de las instituciones públicas, que estamos próximos a ser testigos de diferentes eventos y acciones que realizarán algunas instituciones del Estado; a las que la vieja derecha ha tenido la oportunidad de manejar, al incrustar elementos de sus filas o a serviles de sus intereses- sin temor a señalarlos, venga lo que tenga que venir- nos referimos a la Sala de lo Constitucional, a la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia y a la Fiscalí­a General de la República. También utilizarán a sus comparsas, léase puntualmente a sus medios oficiales de divulgación e instrumentos conspirativos de primer orden: La Prensa Gráfica, El Diario de Hoy y un grupo de medios electrónicos tradicionales, cuyos dueños son, en esencia, totalmente pro oligárquicos.

¿Por qué la vieja derecha ha tomado esa decisión? Es la pregunta que, inicialmente, debemos tratar de responder. La respuesta es clara y contundente: “descubrieron el último obstáculo para recuperar el poder polí­tico“; este valladar tiene nombre y apellido, se llama Nayib Bukele. Nayib, es una persona que ha logrado ganarse la aprobación de la inmensa mayorí­a de la nación por tres razones fundamentales: 1. El paí­s necesita inmediata y urgentemente un relevo generacional real, que conecte con las nuevas generaciones, dejando atrás el lastre de los personajes del pasado; 2. La necesidad de que las ideas sean legí­timamente nuevas y se conviertan en obras palpables y tangibles; y 3. La urgencia de un liderazgo nuevo, fuerte y distinto, que derrote la corrupción y la incapacidad, así­ como la inamovilidad en la toma de decisiones que beneficien al paí­s. Nayib Bukele llenó esas tres expectativas y se ha convertido, sin lugar a dudas, en el lí­der del cambio potencial para El Salvador.

No es invento nuevo, no es porque su servidor desea reiniciar una segunda carrera polí­tica (que valga apuntarlo, no me interesa en lo más mí­nimo), tampoco es porque Nayib cae bien; es porque está estadí­stica y cientí­ficamente comprobado. Todas, léase TODAS, las encuestas de los últimos dos años en el paí­s, han puesto a la consulta popular, la prueba de su liderazgo; saliendo evaluado con altos estándares como el polí­tico mejor calificado, no solo en San Salvador  sino a nivel nacional. Y por eso, la última encuesta de la Universidad Francisco Gavidia, sacó de onda a la vieja derecha, enloqueciéndola y obligándola a tomar imprudentes decisiones. La encuesta de la UFG se atrevió a algo que ninguna antes se habí­a atrevido: a preguntar sobre las figuras presidenciales. El descubrimiento para ellos fue atroz, les reveló que Nayib Bukele derrotaba por un amplí­simo margen a sus jamelgos (los caballos que corren en la cancha de la vieja derecha por la silla presidencial). Ante la incapacidad de derrotarlo democráticamente (ya le lanzaron todo lo que tení­an y solo lo han hecho más popular), decidieron operativizar su gran conspiración antidemocrática: Inhabilitar y eliminar a Nayib Bukele de la contienda.

La vieja derecha no quiere competir, desea ganar a toda costa; no le interesa permitirle a la sociedad escoger entre una persona u otra, entre su trayectoria, obras o acciones. Por esto, se entiende la candidatura de un personaje como la del diputado Muyshondt, quien, aun siendo un polí­tico impresentable, sin la más mí­nima posibilidad de ganar la Alcaldí­a de San Salvador, termine siendo el candidato a ese cargo por Arena. Lo que se viene es la campaña más sucia de la historia salvadoreña, no solo por los contenidos y acciones que este personaje presentará y ejecutará, sino por el pecado mortal que pretenden hacer en un sistema democrático: ¡Impidiendo, a toda costa, la candidatura de Nayib Bukele!

Esto es peligrosí­simo para el paí­s; ocupar instituciones públicas, Órganos del Estado y funcionarios, para eliminar contendientes y minimizar las opciones democráticas en el juego electoral. Por eso quiero hacer un enfático y directo mensaje a la Embajada de los Estados Unidos de América, a Jean Manes, su embajadora, haciéndole una serie de reflexiones sobre lo que una barbarie de este nivel significarí­a para nuestro paí­s.

La señora Manes debe entender que la inmensa mayorí­a de salvadoreños, entre los que me incluyo, y convencido estoy, que lo mismo ha de pensar Nayib Bukele, estamos a favor de la democracia en Venezuela; que bajo ningún pretexto podemos avalar las evidentes vulneraciones a las que ha sido sometida la democracia en ese hermano paí­s. Es inconcebible que el poder judicial venezolano esté al servicio de una ideologí­a polí­tica determinada; llegando al extremo, ese organismo estatal judicial, de encarcelar a personas por sus idearios polí­ticos y partidarios, y de inhabilitar, a través de sentencias manipuladas, a los liderazgos más importantes de la oposición -como los casos de Leopoldo López y Henrique Capriles.

Quiero advertirle, mi estimada Embajadora Manes, que una cosa similar quieren hacer las instituciones judiciales y fiscales salvadoreñas en contra de Nayib Bukele; las acciones irán demostrando que esta gran conspiración, ha sido urdida y tejida en el corazón mismo de los más prominentes amos de la vieja derecha salvadoreña.

Me dirijo a usted Embajadora, porque “dejándonos de paja”, como se dice en buen salvadoreño, a usted sí­ le van a hacer caso los 4 “magní­ficos” de la Sala de lo Constitucional y también el funcionario que usted considera héroe. A usted si la oirán si les advierte que su paí­s y su gobierno, quieren una democracia transparente en El Salvador. Hay que tener cuidado con la vieja derecha salvadoreña, embajadora. Si aquí­ se les permite manejar las instituciones a su ultranza, no es un Carly Calleja o un Javi Simán quien retomará el poder en El Salvador; va a engendrarse algo peor, que llegará con una voracidad insaciable- algo peor que un Trujillo, un Somoza, un Noriega, que un Stroessner o que un Pinochet. La vieja derecha es el monstruo nuevo, el monstruo corporativo que ha sumido a nuestro paí­s, históricamente, en la pobreza y la exclusión social.

No digo que Arena no pueda competir; lo que pretendo decir es que si Arena llega a ganar, que lo haga democráticamente. Lo que está en juego no es la Alcaldí­a de San Salvador; lo que está en juego es el sendero democrático de nuestro paí­s. Por eso Nayib Bukele tiene que entender que esto ya no se trata de él solamente. ¿Tiene el valor para enfrentar, junto a nosotros, los otros ciudadanos, a estos arcaicos y retrógrados poderes fácticos y vencerlos en la arena democrática, y no por el FMLN, sino por la democracia misma? Nayib debe de ser el inicio de un cambio sustancial en la forma de cómo nosotros vemos a los gobiernos. Tenemos que entender que las alcaldí­as son electas por los ciudadanos para los ciudadanos. Las alcaldí­as no son de los partidos polí­ticos, ni para los partidos polí­ticos.

Sentencias de la Sala de lo Constitucional, hermano salvadoreño, como las dictadas sobre el transfuguismo polí­tico de los alcaldes y la última sobre la “no inconstitucionalidad” para obligar a que se vote por el rostro en los Concejos Municipales (en contradicción total con las sentencias anteriores del voto por rostro en el caso de los diputados), no son lo que parecen ser. Estas sentencias son parte de la gran conspiración de la vieja derecha. La primera, buscó cerrar la posibilidad a Nayib Bukele de crear su propio partido polí­tico y competir en él por la Alcaldí­a de San Salvador; y la segunda, la de no votar por el rostro de Nayib para alcalde; que pretende presentarle como única opción al ciudadano, la bandera del FMLN versus la bandera de Arena, impidiéndole a las personas de escoger, sin disfraces, entre Nayib Bukele o Ernesto Muyshondt. Así­ está la Sala de lo Constitucional haciendo y siendo parte de esta gran conspiración. Que incongruencia más grande la de la Sala de lo Constitucional, o que malicia más perversa: por diputados si se puede votar por rostros, pero no por los alcaldes, quienes son los funcionarios de elección popular más inmediatos al pueblo. ¿La Sala al servicio de quién? Pregunta Jaime Obrero.

Salvadoreños, no nos dejemos intimidar por la vieja derecha y sus poderes fácticos; aquí­ hay una ciudadaní­a comprometida con una democracia que nos costó, no solo sudor y lágrimas, sino sangre y muerte. Mi estimado Nayib, tú no necesitas de ningún partido polí­tico, ni siquiera del FMLN, porque tú no estás solo, tú tienes a la gente, a la que te has ganado por trabajar sin cobrar, por innovar ideas y hacerlas obras, porque cuando no se roba el dinero alcanza. No temas si te acusan de cosas bajeras y absurdas. Tu campaña es dura y doble. Primero vamos a combatir por tu candidatura, la que suciamente tratarán de impedir y luego vamos a competir, no contra Ernesto Muyshondt, al que hay que dejarlo que se hunda en su propio lodo; nuestra batalla será contra los problemas de nuestro San Salvador, contra la exclusión y la marginalidad de nuestra gente. Por ti, hablan las casi 1,000 obras ya ejecutadas, la iluminación de San Salvador, el moderno mercado Cuscatlán, tus programas sociales, tu apoyo a los jóvenes, la reparación de las calles, la reconstrucción de escuelas, el rescate de nuestro patrimonio, la biblioteca municipal, la recuperación de espacios públicos y todas las demás obras que has realizado y las que están por venir. Por ti, hablará lo que se creí­a un imposible, la recuperación de nuestro Centro Histórico. ¡ADELANTE NAYIB, NO ESTAS SOLO!

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Walter Araujo
Walter Araujo
Polí­tico de derecha. Magistrado Propietario en el Tribunal Supremo Electoral (2009-2014), Presidente del Tribunal Supremo Electoral (2004-2009).

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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