Desearía, mi estimado lector, la seriedad de vuestra parte en la lectura, análisis y comprensión del presente artículo. Su relevancia, trasciende a un mero evento electoral; es el inicio de la definición del futuro del país. Más allá de la rimbombancia del título, su realidad excede el dramatismo escénico que un encabezado puede resaltar. El presente artículo es una advertencia clara y valiente de lo que nos está sucediendo, no de los que nos puede suceder. Por eso mi llamado a leer cada parte de su contenido con profundidad analítica y con actitud democrática, para poder tomar las posiciones más adecuadas para el futuro de El Salvador.
La vieja derecha salvadoreña está determinada a reconquistar el poder político en el país; lo que no constituye, en sí, ningún pecado, pues es un derecho democrático dentro de una sociedad plural, el obtener las responsabilidades públicas mediante la concurrencia a procesos electorales. La vieja derecha tiene su instrumento válido y legal para ello, su partido político llamado ARENA; todo lo anterior encaja en un juego avalado y estipulado en la normativa constitucional. El problema es que la vieja derecha no está jugando solo ese juego válido y legal, sino que está iniciando un proceso perverso y maligno, antidemocrático e impresentable para la obtención del poder político: ¡Está manipulando las instituciones del estado para ese fin!
Esto se venía cocinado y preparando, tal y como lo denunciamos en un artículo anterior, el cual titulamos “CAMINO HACIA UNA EMINENTE CONSPIRACIÓN”, publicado en el blog derechanueva.com y en los archivos de los artículos de opinión del Diario La Página, para relectura o ilustración de ustedes. Tan cierto es lo de la manipulación e instrumentalización de las instituciones públicas, que estamos próximos a ser testigos de diferentes eventos y acciones que realizarán algunas instituciones del Estado; a las que la vieja derecha ha tenido la oportunidad de manejar, al incrustar elementos de sus filas o a serviles de sus intereses- sin temor a señalarlos, venga lo que tenga que venir- nos referimos a la Sala de lo Constitucional, a la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia y a la Fiscalía General de la República. También utilizarán a sus comparsas, léase puntualmente a sus medios oficiales de divulgación e instrumentos conspirativos de primer orden: La Prensa Gráfica, El Diario de Hoy y un grupo de medios electrónicos tradicionales, cuyos dueños son, en esencia, totalmente pro oligárquicos.
¿Por qué la vieja derecha ha tomado esa decisión? Es la pregunta que, inicialmente, debemos tratar de responder. La respuesta es clara y contundente: “descubrieron el último obstáculo para recuperar el poder político“; este valladar tiene nombre y apellido, se llama Nayib Bukele. Nayib, es una persona que ha logrado ganarse la aprobación de la inmensa mayoría de la nación por tres razones fundamentales: 1. El país necesita inmediata y urgentemente un relevo generacional real, que conecte con las nuevas generaciones, dejando atrás el lastre de los personajes del pasado; 2. La necesidad de que las ideas sean legítimamente nuevas y se conviertan en obras palpables y tangibles; y 3. La urgencia de un liderazgo nuevo, fuerte y distinto, que derrote la corrupción y la incapacidad, así como la inamovilidad en la toma de decisiones que beneficien al país. Nayib Bukele llenó esas tres expectativas y se ha convertido, sin lugar a dudas, en el líder del cambio potencial para El Salvador.
No es invento nuevo, no es porque su servidor desea reiniciar una segunda carrera política (que valga apuntarlo, no me interesa en lo más mínimo), tampoco es porque Nayib cae bien; es porque está estadística y científicamente comprobado. Todas, léase TODAS, las encuestas de los últimos dos años en el país, han puesto a la consulta popular, la prueba de su liderazgo; saliendo evaluado con altos estándares como el político mejor calificado, no solo en San Salvador sino a nivel nacional. Y por eso, la última encuesta de la Universidad Francisco Gavidia, sacó de onda a la vieja derecha, enloqueciéndola y obligándola a tomar imprudentes decisiones. La encuesta de la UFG se atrevió a algo que ninguna antes se había atrevido: a preguntar sobre las figuras presidenciales. El descubrimiento para ellos fue atroz, les reveló que Nayib Bukele derrotaba por un amplísimo margen a sus jamelgos (los caballos que corren en la cancha de la vieja derecha por la silla presidencial). Ante la incapacidad de derrotarlo democráticamente (ya le lanzaron todo lo que tenían y solo lo han hecho más popular), decidieron operativizar su gran conspiración antidemocrática: Inhabilitar y eliminar a Nayib Bukele de la contienda.
La vieja derecha no quiere competir, desea ganar a toda costa; no le interesa permitirle a la sociedad escoger entre una persona u otra, entre su trayectoria, obras o acciones. Por esto, se entiende la candidatura de un personaje como la del diputado Muyshondt, quien, aun siendo un político impresentable, sin la más mínima posibilidad de ganar la Alcaldía de San Salvador, termine siendo el candidato a ese cargo por Arena. Lo que se viene es la campaña más sucia de la historia salvadoreña, no solo por los contenidos y acciones que este personaje presentará y ejecutará, sino por el pecado mortal que pretenden hacer en un sistema democrático: ¡Impidiendo, a toda costa, la candidatura de Nayib Bukele!
Esto es peligrosísimo para el país; ocupar instituciones públicas, Órganos del Estado y funcionarios, para eliminar contendientes y minimizar las opciones democráticas en el juego electoral. Por eso quiero hacer un enfático y directo mensaje a la Embajada de los Estados Unidos de América, a Jean Manes, su embajadora, haciéndole una serie de reflexiones sobre lo que una barbarie de este nivel significaría para nuestro país.
La señora Manes debe entender que la inmensa mayoría de salvadoreños, entre los que me incluyo, y convencido estoy, que lo mismo ha de pensar Nayib Bukele, estamos a favor de la democracia en Venezuela; que bajo ningún pretexto podemos avalar las evidentes vulneraciones a las que ha sido sometida la democracia en ese hermano país. Es inconcebible que el poder judicial venezolano esté al servicio de una ideología política determinada; llegando al extremo, ese organismo estatal judicial, de encarcelar a personas por sus idearios políticos y partidarios, y de inhabilitar, a través de sentencias manipuladas, a los liderazgos más importantes de la oposición -como los casos de Leopoldo López y Henrique Capriles.
Quiero advertirle, mi estimada Embajadora Manes, que una cosa similar quieren hacer las instituciones judiciales y fiscales salvadoreñas en contra de Nayib Bukele; las acciones irán demostrando que esta gran conspiración, ha sido urdida y tejida en el corazón mismo de los más prominentes amos de la vieja derecha salvadoreña.
Me dirijo a usted Embajadora, porque “dejándonos de paja”, como se dice en buen salvadoreño, a usted sí le van a hacer caso los 4 “magníficos” de la Sala de lo Constitucional y también el funcionario que usted considera héroe. A usted si la oirán si les advierte que su país y su gobierno, quieren una democracia transparente en El Salvador. Hay que tener cuidado con la vieja derecha salvadoreña, embajadora. Si aquí se les permite manejar las instituciones a su ultranza, no es un Carly Calleja o un Javi Simán quien retomará el poder en El Salvador; va a engendrarse algo peor, que llegará con una voracidad insaciable- algo peor que un Trujillo, un Somoza, un Noriega, que un Stroessner o que un Pinochet. La vieja derecha es el monstruo nuevo, el monstruo corporativo que ha sumido a nuestro país, históricamente, en la pobreza y la exclusión social.
No digo que Arena no pueda competir; lo que pretendo decir es que si Arena llega a ganar, que lo haga democráticamente. Lo que está en juego no es la Alcaldía de San Salvador; lo que está en juego es el sendero democrático de nuestro país. Por eso Nayib Bukele tiene que entender que esto ya no se trata de él solamente. ¿Tiene el valor para enfrentar, junto a nosotros, los otros ciudadanos, a estos arcaicos y retrógrados poderes fácticos y vencerlos en la arena democrática, y no por el FMLN, sino por la democracia misma? Nayib debe de ser el inicio de un cambio sustancial en la forma de cómo nosotros vemos a los gobiernos. Tenemos que entender que las alcaldías son electas por los ciudadanos para los ciudadanos. Las alcaldías no son de los partidos políticos, ni para los partidos políticos.
Sentencias de la Sala de lo Constitucional, hermano salvadoreño, como las dictadas sobre el transfuguismo político de los alcaldes y la última sobre la “no inconstitucionalidad” para obligar a que se vote por el rostro en los Concejos Municipales (en contradicción total con las sentencias anteriores del voto por rostro en el caso de los diputados), no son lo que parecen ser. Estas sentencias son parte de la gran conspiración de la vieja derecha. La primera, buscó cerrar la posibilidad a Nayib Bukele de crear su propio partido político y competir en él por la Alcaldía de San Salvador; y la segunda, la de no votar por el rostro de Nayib para alcalde; que pretende presentarle como única opción al ciudadano, la bandera del FMLN versus la bandera de Arena, impidiéndole a las personas de escoger, sin disfraces, entre Nayib Bukele o Ernesto Muyshondt. Así está la Sala de lo Constitucional haciendo y siendo parte de esta gran conspiración. Que incongruencia más grande la de la Sala de lo Constitucional, o que malicia más perversa: por diputados si se puede votar por rostros, pero no por los alcaldes, quienes son los funcionarios de elección popular más inmediatos al pueblo. ¿La Sala al servicio de quién? Pregunta Jaime Obrero.
Salvadoreños, no nos dejemos intimidar por la vieja derecha y sus poderes fácticos; aquí hay una ciudadanía comprometida con una democracia que nos costó, no solo sudor y lágrimas, sino sangre y muerte. Mi estimado Nayib, tú no necesitas de ningún partido político, ni siquiera del FMLN, porque tú no estás solo, tú tienes a la gente, a la que te has ganado por trabajar sin cobrar, por innovar ideas y hacerlas obras, porque cuando no se roba el dinero alcanza. No temas si te acusan de cosas bajeras y absurdas. Tu campaña es dura y doble. Primero vamos a combatir por tu candidatura, la que suciamente tratarán de impedir y luego vamos a competir, no contra Ernesto Muyshondt, al que hay que dejarlo que se hunda en su propio lodo; nuestra batalla será contra los problemas de nuestro San Salvador, contra la exclusión y la marginalidad de nuestra gente. Por ti, hablan las casi 1,000 obras ya ejecutadas, la iluminación de San Salvador, el moderno mercado Cuscatlán, tus programas sociales, tu apoyo a los jóvenes, la reparación de las calles, la reconstrucción de escuelas, el rescate de nuestro patrimonio, la biblioteca municipal, la recuperación de espacios públicos y todas las demás obras que has realizado y las que están por venir. Por ti, hablará lo que se creía un imposible, la recuperación de nuestro Centro Histórico. ¡ADELANTE NAYIB, NO ESTAS SOLO!