Por Wilmar Harley Castillo Amorocho.
La estrategia golpista impuesta en el la República Bolivariana de Venezuela desde el 28 de julio, contiene las facetas y acciones de una guerra híbrida que he mencionado en anteriores artículos, basado en autores y autoras expertos/as en el tema. Desde lo mediático hasta lo militar (bandas paramilitares armadas como el “tren del llano”) llegando a lo diplomático internacional con el desconocimiento de la victoria de Nicolás Maduro de parte de algunos países de Nuestra América (incluyendo el gobierno de Colombia, lamentablemente), llegando a las protestas callejeras o “guarimbas” como se les conoce en el vecino país.
Sin embargo, quiero resaltar en esta oportunidad la participación del pueblo venezolano que no está alineado con esa derecha golpista e imperialista, y que por el contrario, salió a las calles a defender el proyecto bolivariano. Tildados de “bandas chavistas” o “grupos paramilitares del gobierno”, como parte de esa estrategia de golpe de Estado híbrido para deslegitimar el tejido social construido alrededor del poder popular.
Esas acciones directas de las comunidades, no se ocultan ni deben ocultarse, porque esa fuerza colectiva contra los golpistas expone lo siguiente:
. Que los pueblos tienen el derecho de defender sus logros políticos, económicos, culturales, organizativos, institucionales, normativos, constitucionales, en fin, de defender el proyecto de sociedad que llevan construyendo de manera autónoma de los poderes imperialistas mundiales.
. La movilización tiene diversas expresiones y entre esas también están aquellas acciones directas que sirven para contener las acciones terroristas que buscan destruir el proyecto de sociedad autónomo. Aquí no es Maduro la única razón de la movilización popular, también es, y tal vez con mayor peso, el poder comunal urbano y rural, la educación y salud gratuitas, las condiciones laborales dignas, las licencias de las emisoras comunitarias, las reservas de oro, petróleo, agua potable, bosque amazónico y demás garantías para vivir.
. Que no se está defendiendo exclusivamente un resultado electoral, se está evitando el regreso de los clanes familiares y económicos que privatizan hasta el aire que respiramos para engordar sus cuentas bancarias y ofertan a las multinacionales, los bienes naturales comunes como si fueran de su propiedad privada.
Con este trasfondo político, aquellas marchas, mítines, caravanas y acciones de defensa colectivas por parte de los “chavistas” son necesarias para seguir construyendo el sueño de país que nació desde el Caracazo. Ahí no hay borregos, hay sujetos críticos conscientes de su papel en una sociedad y con la disposición de actuar de acuerdo a la coyuntura. En este nuevo intento de golpe de Estado, los años de organización social y comunal, preparan a sus protagonistas para enfrentar este tipo de agresiones, así provengan de sus propios vecinos.
Voy a tensionar la cuerda un poquito más. ¿Estas acciones colectivas de contingencia pueden ser factores de otro tipo de democracia? Para mí, la respuesta es afirmativa (así ponga en riesgo el corazón de algun/a demócrata o progre que lea esto). Desde un enfoque participativo y porque no, de transformación estructural, las movilizaciones populares están revelando dos caminos para el futuro del proyecto bolivariano:
. Ahondar en las democracias emergentes de las comunidades y sus procesos organizativos, establecidos en territorialidades concretas y bajo planes de vida colectivos. Logrando con estas múltiples formas de participación directa, superar la democracia burguesa y de paso al modelo de Estado-moderno (ambas limitantes del potencial creativo y transformador de los pueblos) para reconstruir y fortalecer el modelo de sociedad y régimen político populares.
. Reproducir esa democracia burguesa (con el voto como principal herramienta) y al Estado-moderno, siendo el presidente la principal figura de representación de una sociedad diversa, en constante transformación y tensión, y de ahí en adelante ministerios, fiscalía, policía y fuerzas militares, etc.
Así las cosas, hay mucho de qué analizar en este nuevo reto al que se enfrenta el pueblo venezolano, pero en este artículo, resaltaré esos dos aspectos de la movilización y la otras-democracias populares. Mucho nos han enseñado en el vecino país sobre construir, sostener y defender el proyecto de sociedad socialista, tanto lo que se puede y no se puede hacer; espero que en esta ocasión se avance y no se estanque, se transforme y no se repitan esquemas, se sigan los sueños colectivos y no a presidentes, se siga un proyecto de sociedad y no a un partido político.