Con motivo de un proyecto de investigación que estamos llevando a cabo en el Centro de Documentación de Honduras (CEDOH), orientado a hacer un análisis comparativo de las agendas electorales de los principales partidos políticos del país y de sus respectivos candidatos presidenciales, estoy releyendo un libro que adquirí hace ya algunos años para poder entender mejor la dinámica electoral de los Estados Unidos y la lógica interna de los procesos electorales en general.
El libro en mención tiene un título extraño. Se llama “No pienses en un elefante. Lenguaje y debate político” y su autor es el reconocido académico norteamericano George Lakoff, un destacado experto en la lingüística cognitiva. El título hace referencia al elefante, figura emblemática del Partido Republicano de los Estados Unidos, cuyas estrategias electorales analiza y disecciona con hábil maestría el profesor Lakoff, desde una indudable posición de clara simpatía hacia el Partido Demócrata.
El libro en mención ha sido un merecido éxito de librería. Publicado con motivo de las elecciones del año 2004, cientos de miles de ejemplares fueron vendidos en Norteamérica tan pronto como llegó a los estantes. Su contenido está dedicado a analizar las razones que explicaban en ese momento las derrotas electorales de los demócratas y el auge inusitado del pensamiento conservador en la sociedad estadounidense. Era el ascenso de la llamada revolución conservadora.
Lakoff parte de una premisa conceptual básica: el análisis de los marcos de referencia, esas “estructuras mentales que conforman nuestro modo de ver el mundo”, ese “inconsciente cognitivo” que “condiciona nuestro modo de razonar y lo que se entiende por sentido común”. “El cambio de marco, sentencia el autor, es cambio social…cambiar de marco es cambiar el modo que tiene la gente de ver el mundo…”
Al analizar la conducta de los electores, Lakoff es categórico y concluyente:
“La gente no vota necesariamente por sus intereses. Votan por su identidad. Votan por sus valores. Votan por aquellos con quienes se identifican. Es posible que se identifiquen con sus intereses. Puede ocurrir. No es que la gente no se preocupe nunca de sus intereses. Pero votan por su identidad. Y si su identidad encaja con sus intereses, votarán por eso. Es importante entender este punto. Es un grave error dar por supuesto que la gente vota siempre por sus intereses.” Y, a partir de estos razonamientos, Lakoff deriva hacia los conceptos de “padre estricto” (valores republicanos) y “padre protector” (valores demócratas).
La cita ha sido larga, pero creo que vale la pena. En el desarrollo de nuestro proyecto de investigación, estamos analizando las propuestas de los partidos y sus candidatos presidenciales a través de cinco elementos clave o temas transversales: la seguridad pública, la corrupción, la migración, la debilidad institucional y la actitud hacia las organizaciones de la sociedad civil. No deja de sorprender el hallazgo de tantas incoherencias y sensibles lagunas en los textos de los llamados planes de gobierno o propuestas de transformación. Pareciera que la formulación de opciones y ofertas de cambio está a veces tan divorciada de la realidad y tan distante de las preocupaciones básicas de la gente, que da la impresión de haber sido elaborada pensando en otras dimensiones y, sobre todo, en base a otro marco mental, otras formas de ver y entender este mundo local que nos rodea.
En el tema de la seguridad, para solo citar un ejemplo, es interesante comprobar la falta de conocimiento riguroso sobre el asunto y la confusión fácil de creer que la solución consiste solo en una colección apresurada de medidas operativas, de técnicas y destrezas especiales, descuidando el marco social en que surge y se desarrolla el problema global. No deja de sorprender la absoluta falta de comprensión sobre lo que es y debe ser la policía comunitaria. Se la entiende como una función, como una unidad especial, como un segmento del todo. No se la comprende como lo que es en verdad: una doctrina, una filosofía que vendría a llenar el déficit de doctrina policial, por exceso de cultura castrense, que ha padecido siempre la policía nacional.
No sería malo que los dirigentes políticos, los asesores de los candidatos y los aspirantes mismos, dedicaran un poco de su agitado tiempo a leer libros como el de George Lakoff, que tanto bien y tanta ayuda podrían proporcionarles. En medio de tanta calentura (electoral) no estaría mal un poco de lectura…