“A fines de mayo y albores de junio de 1917 se sintieron, en el Valle de las Hamacas, muchos temblores cuyos epicentros, según los registros sismográficos, acusaban diferentes orígenes”¦Sin embargo, el 7 de junio de 1917″¦las poblaciones vecinas del volcán de San Salvador sintieron los efectos destructores de un terremoto que ocurrió a las 18 hs. 55 m 30 s. …”
“El Salvador: inundaciones, incendios, erupciones y terremotos” Jorge Larde Larin (P. 123-124)
“Hasta que no se produzca este cambio en nuestros corazones y mentes no percibiremos instintivamente que vivimos en un planeta vivo, que responderá a los cambios que efectuamos sobre él, bien aniquilando los cambios o bien aniquilándonos a nosotros.”¦”.
James Lovelock “La Venganza de la Gaia” (P. 39-40)
Bitácora de las 2 primeras semanas del mes de abril de 2017: me encuentro en la conurbación de 14 municipios conocido como el AMSS, o Área Metropolitana de San Salvador, El Salvador, la región de mayor densidad habitacional-poblacional del país y de geología compleja, debido a los múltiples procesos eruptivos y sísmicos sufridos históricamente.
A exactos 48 días de la centuria del terremoto provocado por el Volcán de San Salvador, en el año de 1917, el día de ayer 10 de abril de 2017, los habitantes del AMSS recibimos el embate de varios sismos fuertes, uno de ellos, el de mayor magnitud de 5.1 grados Richter, que obligó a las autoridades del GOES, integradas al Sistema Nacional de Protección Civil, a pronunciarse sobre las posibles causas del enjambre sísmico que ya tiene más de una semana de manifestarse; se indicó a la población que era mejor guardar la calma; que no se le diera importancia más allá de la normal, por la zona de ubicación del AMSS; que se dejara de alarmar a la población, y que lo mejor era que fuéramos a gozar las vacaciones verano 2017.
Resulta interesante ver como pocos residentes de la región infectada por el virus zombi, estamos enterados y consientes, pese a la variada literatura y medios que lo remembran que, por esta misma época, hace 100 años nuestros antepasados vivían una situación semejante a la actual y que según historiadores de la categoría de Lardé y Larín, las poblaciones de ese entonces tampoco se alarmaron por los “muchos temblores”, y el pánico entró hasta que se produjo el “espantoso terremoto”.
Siento un poco de temor de escribir estos datos en bitácora, en razón que, he podido notar en las redes sociales que algunos “amigos” han acusado a otros de ser promotores de histeria colectiva, porque estos “otros” exigen un nivel mayor de contundencia en el pronunciamiento del Gobierno Central ante el evento sísmico del AMSS, No quisiera que se me acusara también de promotora de histeria colectiva, pero mis observaciones no científicas me hacen arribar que los que se molestan ante la reacción natural de quienes se expresan de alguna forma ante el enjambre han sufrido una mayor invasión del virus en sus cuerpos y sobre todo en sus cerebros.
Según geólogos nacionales e internacionales que han dejado sus investigaciones para efectos preventivos de esta zona, la mayor parte del AMSS se ubica dentro de una zona denominada Graben o Fosa Central, donde hay restos de volcanes antiguos, este Graben, ha sido rellenado con las erupciones recientes de la Caldera de Ilopango y el Volcán de San Salvador. Asimismo, han reportado que, tanto la zona del Plan de la Laguna, los Planes de Renderos y el domo del Cerro San Jacinto, son morfo estructuras ubicadas en el margen sur de la depresión tectónica salvadoreña.
De la simple lectura de las referidas investigaciones con las que cuenta el AMSS, (MARN/OPAMSS:2011; Å ebesta y Chávez:2011; MARN 2001 y 2012; Ferrés: 2014; y GFA Consulting Group, SUM Consult: 2015), se confirma que este territorio está ubicado en una zona de significativa vulnerabilidad y riesgo tanto sismico como eruptivo, entre otros riesgos que se le suman. La consulta de diferente cartografía alusiva a los riesgos geológicos y sismicos revelan que los Cantones del Carmen en San Salvador, Planes de Renderos, Cordillera del Balsamo y una buena parte de la zona sur de Santa Tecla son suelos que no deberían estar siendo sometidos a presiones de desarrollo.
No obstante, lo anterior, desde que la firma de los Acuerdos de Paz, reactivaran el sector de la construcción, volviéndose una vorágine de terracería masiva y descontrol total de los usos del suelo, pocos han sido los municipios del AMSS, o instituciones ligadas a las zonificaciones de los suelos que han ejecutado vedas, sobre todo urbanísticas.
Desde ayer, históricos lideres municipales como la alcaldesa de Antiguo Cuscatlán y el arrasador candidato por segundo período de la comuna capitalina, se han mostrado ante los medios y redes sociales habilitando albergues y activos en los comités de alerta temprana, una alerta que por hoy viste de amarillo, es decir el segundo nivel de importancia, donde el evento representa la necesidad de estar pendiente del peligro; ninguno de los 2 ediles recuerdan que hace algunos años y meses, los Concejos Municipales liderados por ellos liberaron suelo en zonas vulnerables o de alto valor ambiental; ambos avalaron la modificación de Ordenanzas Municipales que incrementaron y siguen incrementando la presión urbanística sobre suelos que debieron ser mantenidos como NO URBANIZABLES. Los Diarios Oficiales son testigos mudos de esas inconsistencias.
Destaca el hecho que, el virus oscurece la empatía hacia cualquier “otro” que pueda resultar afectado por las consecuencias de nuestros actos, sean estos seres humanos, animales, vegetales o minerales; ejemplo de ello son los desarrollos de grandes centros habitacionales, de gran belleza arquitectónica y acabados, de precios obscenamente inaccesibles al común de la población, que ofrecen un alto grado de comodidad, impresionante belleza escénica, pero asentados sobre suelos de fuerte exposición ante amenazas naturales, lo extraño es que este suelo servido se sigue comprando, es decir el riesgo tiene un gran mercado entre los zombis sobre todo si la infección se encuentra en su estado crónico.
El anterior fenómeno también es evidente en zonas donde el precio del suelo solo es accesible al sector clasemediero, tal es el caso de algunas colonias ubicadas en la Cima, Planes de Renderos o la recientemente declarada sector de riesgo, colonia “Brisas de San Francisco”.
Rara vez los zombis nos cuestionamos cuando compramos una propiedad para toda la vida, sobre el movimiento en laderas, el riesgo volcánico, los posibles incendios, las fallas sísmicas, construcción sobre bóvedas, entro otros elementos que deberían ser determinantes para alojar allí a nuestras familias. Pero es que el desarrollador tampoco lo menciona, sencillamente lo oculta, lo opaca, disfrazando la venta con el detalle de ser “zona exclusiva”, “altamente ecológica”, “en contacto con la naturaleza”, “donde solo compran los mejores”, y porque “cuenta con todos los permisos”.
Obviamente lo anterior es avalado por una cadena de decisiones administrativa-resolutivas, que pasan no solo por los profesionales que planifican y ejecutan dichos proyectos; sino por las entidades del Gobierno Central y Local que terminan dando los permisos, en muchas ocasiones conminados por el tráfico de influencias, las presiones políticas, o la corrupción, o quizás por las ordenes de un cerebro carcomido que no nos permite ver a la Tierra como un ente vivo que busca regular su clima, su química y lo que sobre Ella se edifica, y que a la larga no es Ella nuestra amenaza, sino precisamente la forma en que vivimos y recorremos parasitariamente su piel, su carne”¦ sus venas.
¿Dónde quedaron las restricciones de la cota 1000?, ¿a dónde el respeto de los lugares ancestralmente sagrados como los volcanes y las cordilleras?, ¿a dónde la ética de los urbanistas, arquitectos sociales e ingenieros de los pies descalzos?, ¿hasta cuándo seguiremos permitiendo el blindaje de las venas de ese ser vivo a quienes solo mencionamos con el nombre de tierra o naturaleza? ¿hasta cuándo los municipios de todo el país, se tomaran en serio la necesidad de ordenar sus territorios, estableciendo zonas que sean realmente NO URBANIZABLES?, ¿hasta cuándo seguiremos dando de punta pies a la roca, con el pie desnudo, sin percatarnos que somos nosotros los que decimos ¡AY!?