La Policía Nacional Civil (PNC) capturó a 9,847 personas a escala nacional en el periodo del 1 de junio al 22 de agosto de 2019 por delitos de homicidio, extorsión, hurto, lesiones, robo y violaciones, entre otros.
Del total de detenciones, 6,765 fueron en el término de la flagrancia, 1,672 con órdenes administrativas, 941 judiciales y 469 privaciones de libertad.
Por homicidio hubo 717 detenciones, de estas, 424 con órdenes administrativas, 160 judiciales, 118 en flagrancia y 15 privaciones de libertad (menores de edad). Mientras que por lesiones suman 750, por extorsión 404, por robo 211, hurto 196 y por violación 178.
Durante las 24 horas del 22 de agosto se reportaron 229 arrestos a nivel nacional, entre estas, 106 con órdenes administrativas, 16 judiciales, 19 privaciones de libertad y 94 en el término de la flagrancia.
“Le están pegando a las extremidades inferiores de la bestia”: Cuéllar
Para el fundador e integrante del Laboratorio de Investigación y Acción Social contra la Impunidad en El Salvador, Benjamín Cuéllar, con las cifras que maneja la PNC de arrestos equivale a casi 119 cada 24 horas.
Es decir que, al cumplirse los primeros 100 días del actual Gobierno y de mantenerse ese índice, la cifra acumulada podría ser de casi 12,000 personas cuya responsabilidad penal “’ineludiblemente”’ debería ser establecida de forma individual por las y los agentes fiscales que hoy por hoy suman alrededor de 750; se afirma, para esa nómina, el promedio actual de casos por cabeza es de 168.
Cabe señalar algo elemental: ese personal del Ministerio Público no se dedicará en su totalidad a investigar y procesar a esa cantidad de gente. “Me encantaría que quienes lo hagan, me digan cómo lo van a hacer para que después no se dicte en los tribunales su libertad por falta de pruebas”¦ Además, ¿dónde están metiendo para su resguardo a esas personas presuntamente responsables de delitos? ¿A las impresentables y saturadas bartolinas policiales? ¿A unos centros penales donde sus inquilinos e inquilinas, con o sin condena, superan por mucho los espacios para su hacinada permanencia?”, se preguntó Cuéllar.
Finalmente dijo que mientras sigan pegándole a las “extremidades inferiores de la bestia criminal” solo se conseguirá quizás que esta caiga de momento para levantarse de nuevo; eso sí, tal vez más “encachimbada” y despabilada.
Habría que hacer lo que, consideró, no se ha hecho a lo largo de la posguerra: golpear fuerte y contundentemente la cabeza de ese “monstruo”. Para eso, entre otras cosas, seguramente sí tendría que ser usada excepcionalmente la milicia; asimismo, se necesitaría un fino y efectivo trabajo de inteligencia y contrainteligencia policial. Si no, será “más de lo mismo”, puntualizó.