Los presidentes de los partidos que integran la alianza Va por México (PRI-PAN-PRD) asumen que la decisión de ir juntos en 210 diputaciones federales fue un éxito.
La alianza les permitió hacerse de 66 diputaciones uninominales que de otra manera no hubieran ganado. El PAN aumentó en 34 el número de diputados, el PRI en 28 y el PRD en 4.
Este resultado trae como consecuencia que Morena y sus aliados ya no tienen la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y que Morena perdió también la mayoría absoluta. Ahora requiere de sus aliados, para lograrla.
Saben también que en sectores de la sociedad hay dudas sobre la consistencia de la alianza y conciencia del propósito de las declaraciones del presidente López Obrador, para sembrar dudas sobre la solidez de la misma.
Una prueba contundente de la fuerza del pegamento de la alianza es la construcción de una Agenda legislativa común en la que ahora trabajan.
Ésta señala dos realidades, de un lado que hay un acuerdo en qué proponer en la lógica de un proyecto compartido y de otro que frente a las iniciativas de ley del Ejecutivo tendrán una posición común.
De entrada, entre otras cosas, se defienden de cualquier intento de división que pretenda el presidente. Saben que más allá de los discursos lo va a intentar. Lo conocen.
Pero sobre todo, ese es el gran propósito, la agenda muestra que hay una propuesta y que no se está en una posición solo reactiva al proyecto del presidente. Existe una real alternativa de cambio.
Uno de los dirigentes políticos que trabaja en la construcción de la agenda compartida me comenta que tiene una gran carga social, que se traduce en propuestas concretas que tienen efecto en la vida de las personas.
Por ahora el acuerdo va más de una agenda legislativa compartida, cosa no menor, y es el de ir juntos en las próximas elecciones locales y en la federal y locales de 2024.
Está en una primera fase de discusión el ir a la próxima contienda por la presidencia de la República con un solo candidato en la lógica de un gobierno amplio de coalición.
La formación de la alianza Va por México es una respuesta política a una circunstancia excepcional, la de un presidente que atenta contra la democracia y las instituciones de la República que tanto costó construir.
Sigue presente su proyecto de la restauración del presidencialismo autoritario, paternalista y clientelar que caracterizó al viejo PRI donde se formó el ahora presidente. Hay que impedirlo.
Twitter: @RubenAguilar