LOS ANGELES.- El día después de la pérdida de Clinton, me texteó una amiguita salvadoreña-americana pidiéndome que la felicitara por el triunfo de su candidato. Dudo hacerlo. Pero tengo que hablar sobre un candidato “trumposo.”
Un político trumposo es más que tramposo sino que cambia a cada rato un hecho real para darle vuelta y llamarlo la verdad. El ahora presidente-electo de los Estados Unidos estuvo en un tiempo a favor de la invasión americana en Iraq pero dijo en su campaña que él siempre había estado en contra de dicha invasión. Al ser confrontado con el hecho real de declaraciones que había hecho apoyando la invasión en un programa radial de Howard Stern en los noventa, dijo que su opinión había sido malinterpretada por la prensa corrupta.
Un político trumposo no solamente se ufana de sus propio intelecto sino que argumenta que otros a su alrededor saben menos que él porque dicho candidato tiene más dinero que cualquiera y si no fuera por su inteligencia entonces no tendría todo el dinero que tiene. El ahora presidente electo se ufanó de su intelecto durante su campaña y dijo que sabía más sobre los terroristas de ISIS en el medio oriente que cualquier general de los Estados Unidos. Al ser confrontado por su falta de conocimiento, ya que nunca ha escrito un libro ni trabajado como académico experto en el medio Oriente, dijo que su opinión había sido intencionadamente malinterpretada por la prensa corrupta. El ahora presidente-electo no tiene la reputación de ser un lector, y si tuviera por ejemplo en sus manos un libro que aplica la teoría del constructivismo al Medio Oriente, ejemplificado por el libro de Louis Gordon, “Middle East Politics for the New Millenium” (Rowman 2016), no le importaría el contenido de un estudio que trata sobre un tema complejo con múltiples retos.
Un político trumposo no le da la razón a nadie sino que distorsiona los hechos a su conveniencia. El ahora presidente-electo prometió abolir el derecho al aborto, diciendo que la mujer tenía que sufrir las consecuencias de sus acciones. Desde 1973 a raíz de un fallo de la Corte Suprema de los Estados Unidos, una mujer tiene el derecho constitucional al aborto. Después de ganar el número de votos del Colegio Electoral (distribuido proporcionalmente por la población de cada estado) pero no el voto popular a nivel nacional, y al ser entrevistado al respecto de su opinión sobre el aborto por una cadena televisa nacional, el ahora presidente-electo dijo la Corte Suprema no había sido decisiva en darle el derecho al aborto.
Un político trumposo argumenta que él no es racista y si no fuera así entonces no tendría el clamor de toda la gente que estuvo llegando a vivarlo en todos los Estados Unidos. El ahora presidente-electo fue hasta hace tres años miembro del partido demócrata, pero empezó a ganarse el apoyo de los extremistas y racistas del partido republicano (sobretodo de gente blanca de baja educación) hace varios años al empezar a decir que el presidente Obama no había nacido en los Estados Unidos. El ahora presidente-electo ha llegado a legitimar a grupos anti-inmigrantes, racistas, y exclusivistas.
El momento histórico que vivimos en los Estados Unidos augura el nacimiento de una nueva lucha por nuestros derechos civiles. Veremos protestas, litigios, boicoteos, huelgas, y el reto de lograr que el concepto de la igualdad triunfe a pesar de todos los trumposos y trumposas.
(*) Abogado de ley migratoria de los EEUU en Sherman Oaks, California.