Después de un bastante señalado y criticado proceso de elecciones internas, que nuevamente dejo en evidencia la falta de apertura de la estructura saliente, además de la falta de capacidad de parte de algunos miembros de la Comisión Especial Electoral, conducida por Silvia Cartagena, y que culminó con la ratificación un nuevo golpe de parte de la militancia a la conducción que ha estado frente al partido los últimos 10 años, dejando en segundo lugar a la “izquierda verdadera” de su ungido, y dando espacio al “cambio real” de Oscar Ortiz, con lo que se abre un nuevo capítulo en la historia del FMLN como partido político.
Pero hay que perder de vista que este nuevo capítulo no comienza en la mejor de las condiciones, empezando por que en las pasadas elecciones el FMLN obtuvo el peor resultado de su historia, por otro lado la falta de credibilidad de la clase política en general, y particularmente de algunos de sus líderes y figuras tradicionales ante la población, a lo que se suma el resultado tan cerrado entre Ortiz y Valencia, que evidencia la polarización dentro del partido, y el hecho que el resto de las estructuras electas en su mayoría no comparten plenamente la idea de que es necesario un golpe de timón, y así otras situaciones adicionales que dificultan el camino para que dicho partido vuelva a ser relevante en el ámbito político nacional.
Entre otras tareas apremiantes el nuevo Secretario General deberá trabajar por unificar la militancia desde las estructuras territoriales, la única forma de lograr que el FMLN retome la fuerza es logrando la unión interna; además asumir la tarea titánica de impregnar su mística de trabajo y la idea de que es necesario lograr el cambio dentro del partido entre aquellas personas que consideran que todo lo que se venía haciendo aún resultaba, no menos importante es la tarea de erradicar todas aquellas prácticas de abuso de la posición jerárquica o prácticas elitistas, que resultaron en el alejamiento de la dirigencia de sus bases, y sobre todo aprender a escuchar, tanto dentro como fuera del partido. El resto de las personas que conforman las estructuras electas deberán sumarse a los esfuerzos que permitan retomar el contacto ciudadano, haciendo los ajustes necesarios para demostrar que el FMLN finalmente escuchó y entendió el mensaje, y es que, como todo, este es un esfuerzo compartido, en el que la dirección deberá caminar como un solo cuerpo con un mismo rumbo.
Más allá de la importante agenda de cambio real propuesta por Ortiz, somos muchos quienes esperamos ver al FMLN como un movimiento abierto, participativo, incluyente y transparente; como un partido, que, sin perder su esencia de izquierda, ha sabido evolucionar conforme ha evolucionado nuestra sociedad; que está conectado con la población, que puede y sabe escuchar y representar a todos los sectores, y no únicamente a los que tradicionalmente le han apoyado; que demuestra con hechos que las lecciones han sido aprendidas, revisando y corrigiendo aquellas prácticas, métodos, discursos y posicionamientos sobre temática nacional e internacional; que es capaz de dejar atrás, de una vez por todas, los rencores del pasado y así trabajar promoviendo las transformaciones estructurales que requiere nuestro país; y, sobre todo, un partido donde sus estructuras son coherentes con sus principios, que actúan más allá de los discursos, ejecutando las acciones que contribuyan a lograr un país más justo y equitativo con igualdad de oportunidades.
Es definitiva a partir del próximo 7 de julio comienza un nuevo capítulo para la historia política del FMLN, dependerá de sus actores principales que este capítulo sea uno que permita alargar su historia, y no se convierta en uno previo a su final; es necesario revitalizar el FMLN, recuperando la confianza de la población y así retomar un papel importante en el escenario político nacional, esperemos pues que esto se logre con la nueva dirección, esta esperanza no solo la albergamos quienes aún formamos parte del partido, también lo hacen aquellos que consideran el FMLN como su opción política, así como aquellos quienes sabemos que la democracia se fortalece con la pluralidad de actores.