El MLP demostró que su OTRA política no sólo es posible sino deseable
El sorpresivo cuarto lugar del MLP en la elección pasada es histórico. No sólo porque no tiene precedentes, sino porque posicionó en el imaginario colectivo otra manera de entender la política como concreta posibilidad anti-sistémica, mediante una Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional que instaure un Estado plurinacional constitutivo y representativo de los intereses de todos nuestros pueblos (originarios o no). Esto levanta la caída esperanza en la democratización real de nuestro país en el corto plazo.
Además de una inteligente campaña a prueba de todo reproche (por su falta de recursos) y caracterizada por la creatividad colectiva (en la cual, empero, hubo una fallida infiltración de la izquierda rosada para llevar agua a su molino), el mayor acierto del MLP fue no haber sucumbido a los cantos de sirena de la narcótica “unidad de la izquierda”, pues entendió que la izquierda tradicional ya no es izquierda y que eso implicaba pactar con la derecha. Por eso marchó solo a la contienda, con los resultados conocidos, para temor de la derecha e ira de la izquierda tradicional que, ni junta, le llega cerca a ese 11 por ciento de los votos obtenidos por el MLP a puro esfuerzo y a pesar de las obvias y numerosísimas anomalías claramente permitidas por el TSE en contra de este partido.
Toca ahora que crezca CODECA, el movimiento popular del cual el MLP es instrumento político, para alcanzar una dimensión que haga imposible perpetrar un fraude en la próxima elección. El MLP es la punta, y el iceberg es CODECA, quien guía y fiscaliza a su instrumento político. Por eso, las decisiones se toman asambleariamente y nunca dentro de roscas de poder. Así fue elegida Thelma como presidenciable, así se decidió la política de no-alianzas con representantes de la “vieja” y de la “nueva” política (que son sólo variantes del poder oligárquico, dividido en arzuistas y dionisistas) y así se decidió denunciar lo que todo el mundo sabe y nadie se atreve a señalar: la elección anómala. Toca también formar a formadores de cuadros versados en la historia de Guatemala, en su funcionamiento estructural y político, y en las disciplinas necesarias para la comprensión crítica del activismo y de la acción política. Hay mucho trabajo por delante, sobre todo porque se tiene de enemigos jurados a la oligarquía, a su TSE y a su “vieja” y “nueva” política.
El MLP es un partido de clase, no culturalista. Por eso es anti-neoliberal. Y en esta elección demostró que es posible hacer OTRA política: limpia, sin recursos y con el sistema en contra. Y lo es porque esa OTRA política brota desde y para los pueblos. Esto es concreto. Por eso, los pueblos votaron por ello.
¡Gracias, votantes del MLP, por este triunfo inédito que hace entrar a Guatemala en una nueva era!