domingo, 14 abril 2024

Tres policías enfrentan a la justicia salvadoreña por el asesinato de un miembro LGBTI

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Los policías pueden enfrentar penas de entre tres y seis años de cárcel por el delito de privación de libertad y entre cuarenta a sesenta años de prisión por el homicidio agravado.

El Juzgado Quinto de Instrucción de San Salvador instaló, este miércoles, la audiencia preliminar contra tres elementos de la Policía Nacional Civil (PNC) por estar acusados de haber asesinado a la transexual, Camila Díaz, el 31 de enero del 2019 en San Salvador.

De acuerdo a la Fiscalía General de la República (FGR), el proceso se había dilatado debido a que no habían podido incorporar algunas pruebas al expediente judicial, que consisten en extracciones de los datos que tenían los policías en sus celulares, una fijación de imágenes donde se ve de cerca la placa de la patrulla policial en la que los agentes llevaron a la víctima y un análisis del posicionamiento que tuvo esa madrugada el vehículo.

Según la fiscal del caso, estas pruebas no se las había entregado la División de Policía Técnica y Científica (DPTC).

Los procesados son: Carlos Valentín Rosales, Jaime Giovany Mendoza y Luis Alfredo Avelar, quienes enfrentan los delitos de privación de libertad por agente de autoridad y por el homicidio agravado.

Los policías pueden enfrentar penas de entre tres y seis años de cárcel por el delito de privación de libertad y entre cuarenta a sesenta años de prisión por el homicidio agravado.

Según las investigaciones fiscales, la PNC informó que a las tres de la madrugada del jueves 31 de enero de 2019, el sistema de emergencias 911 recibió una alerta anónima sobre un caso de “desorden en la vía pública”. Según el reporte, una persona estaba dañando unas plantas ornamentales de una agencia bancaria, en la 23 avenida norte de San Salvador.

Los oficiales Jaime Geovany Mendoza, Luis Alfredo Avelar y Carlos Valentín Rosales  fueron hacía allí. Al llegar, los agentes observaron que la persona reportada ya estaba esposada. Era Camila. 

Horas antes de la detención, Camila había sido vista en el restaurante Los Chicharrones, bebiendo cerveza con  otra mujer trans. Esto es en la “Zona Real”, área de cervecerías y clubes, que las autoridades consideran de “alta incidencia delincuencial”.

Más tarde, Camila anduvo por la 23 avenida norte. Se presume que en esa madrugada, Camila parecía alterada, desorientada, estaba descalza y llevaba el vestido negro. Por lo que testigos  dijeron que se asombraron al observar que los policías la golpearon, sin que ella se pudiera defender o proteger, porque se encontraba hincada y esposada por la espalda.

A las 3:23 de la madrugada, el oficial Jaime Geovany Mendoza encendió la patrulla y sus compañeros Luis Alfredo Avelar y Carlos Valentín Rosales fueron de pie en los costados de la parte trasera del vehículo. Camila iba acostada en la cama en medio de los dos.

Una serie de vídeos incautados por la Fiscalía muestran el recorrido de la patrulla por diferentes calles de la zona norte de San Salvador, incluso fuera del rango de su jurisdicción asignada. Cuando llegaron a la prolongación del bulevar Constitución, sobre el kilómetro cinco y medio, los oficiales lanzaron a Camila del vehículo en marcha. Luego regresaron a la base del sistema de emergencias 911. Según la Fiscalía, los oficiales sabían que era un punto ciego. Los videos de las cámaras captan el momento en que la patrulla regresa a la base del 911 y solo lleva de ocupantes a los agentes. Al volver, no reportaron ninguna novedad en la bitácora.

Alrededor de las cuatro de la mañana, una ambulancia del Fondo Solidario para la Salud (FOSALUD) trasladó a Camila Díaz Córdova hacia el hospital nacional Rosales para que fuera atendida por graves lesiones. Camila ingresó como una persona no identificada.

Una amiga de Camila, Virginia Flores, se había comunicado por última vez con ella a las 9:07 de la noche del 30 de enero. Se preocupó cuando unos familiares le avisaron que Camila no había llegado a dormir. Tampoco respondía las llamadas ni los mensajes. Virginia fue a la policía, al forense instituto de Medicina Legal y a centros médicos. En cada lugar, mostraba el retrato de su amiga con la esperanza de encontrarla.

Ocho días después de la desaparición, una doctora del Hospital Rosales la reconoció en la foto. Le dijo a Virginia que buscara el cuerpo de su amiga en Medicina Legal. Había fallecido días atrás en el nosocomio, sola, en la mañana del domingo 3 de febrero, el día de las elecciones presidenciales.

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Redacción ContraPunto
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Nota de la Redacción de Diario Digital ContraPunto
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