En esta ocasión, el ataque fue dirigido contra un concierto de música pop, por lo que muchas de las víctimas son niños y jóvenes, y se produjo en medio de la campaña para las elecciones parlamentarias del 8 de junio.
"Ya no hay duda de que la población de Mánchester y de este país ha sido víctima de un frío ataque terrorista", afirmó la primera ministra, Theresa May, ante el número 10 de Downing Street.
"Todos los actos terroristas son ataques cobardes contra personas inocentes. Pero este ataque destaca por su repugnante y abominable cobardía", señaló. Se atacó a propósito a niños y jóvenes inocentes e indefensos, lamentó.
Dos horas después, la milicia terrorista Estado Islámico (EI) reivindicó el atentado. Un "soldado" del EI logró colocar una bomba entre "las multitudes cruzadas en Mánchester", informó en Internet la agencia Amaq, órgano propagandístico del grupo yihadista. El ataque es una venganza y una respuesta a los ataques contra musulmanes que tiene como objetivo aterrorizar "a los infieles", añadió.
A los británicos les duele especialmente también porque las heridas del atentado de hace dos meses todavía no cicatrizaron. Todavía se pueden ver flores marchitas cerca del Parlamento británico. El 22 de marzo, un automóvil atropelló allí a traseúntes en un puente sobre el Támesis y después el conductor apuñaló a un policía, antes de ser abatido. En total se registraron seis muertos y decenas de heridos. El atacante se había convertido al islam y había estado fichado como un extremista con tendencias violentas.
Antes de eso, los británicos habían vivido 12 años de relativa tranquilidad. En julio de 2005 se produjo un gran ataque que dejó 56 muertos y 700 heridos. Cuatro musulmanes con pasaporte británico hicieron estallar explosivos en el metro y en un autobús.
Desde entonces, los servicios secretos desbarataron muchos planes de grupos terroristas. Tras los atentados de 2005, la operación policial "Kratos" se dedicó a desactivar a todos los potenciales terroristas suicidas. En esa operación murió por error un hombre de Brasil, pero no se pudo apreciar un comportamiento incorrecto, dijo la responsable de "Kratos", la primera jefa de Policía de Scotland Yard, Cressida Dick, que había sido nombrada recientemente.
Tras el atentado de hace dos meses, la Policía aumentó visiblemente su presencia. Se impusieron más prohibiciones a los vehículos y los helicópteros sobrevolaron durante días el barrio del Parlamento. Scotland Yard y los servicios secretos comunican a menudo con orgullo la detención de sospechosos de terrorismo. Y en cuanto a vigilancia con cámaras, el Reino Unido está muy bien equipado.
Así que no era extraño que hasta ahora la lucha contra el terrorismo no jugase un papel demasiado importante en la campaña para las elecciones parlamentarias del 8 de junio. El país tenía suficientes preocupaciones más allá del terrorismo, sobre todo la salida de la Unión Europea ("Brexit") y la gran brecha entre pobres y ricos.
Ahora, la campaña electoral quedó suspendida por el momento. La primera ministra, Theresa May, convocó una reunión de crisis en Londres. Todavía deben aclararse muchas cuestiones.
Este atentado tuvo lugar no sólo exactamente dos meses después del ocurrido junto al Parlamento. También se produjo en el cuarto aniversario del asesinato del soldado británico Lee Rigby en Londres. Rigby murió el 22 de mayo de 2013 ante su cuartel, arrollado por un vehículo y después atacado con cuchillos y un machete de carnicero. Los atacantes querían vengar a musulmanes supuestamente abatidos a manos del Ejército británico.