lunes, 15 abril 2024
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Sueño polí­tico ideológico

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Anoche tuve un sueño, así­ como dice aquella canción muy conocida, con un alto contenido polí­tico ideológico. En un paí­s de América Latina se estaba realizando un evento de las izquierdas latinoamericanas, muy parecido al Foro de Sao Paulo (organizado originalmente por el Partido de los Trabajadores del Brasil y se realizó en esa ciudad que me trae tantos buenos recuerdos, por supuesto que el compañero Lula era de los más entusiastas). Yo era el representante del FMLN de El Salvador, allí­ estaban representados los comunistas, socialistas, socialdemócratas, socialcristianos, pero también estaban personas representativas de movimientos sociales que luchan contra los gobiernos conservadores que pretenden mantener la explotación, opresión e ignorancia de la población.

Me llamó la atención la ponencia de un socialdemócrata de un paí­s de Suramérica que de entrada aclaró que hablarí­a sobre la izquierda, desigualdad y proyecto posible. Comenzó diciendo que los revolucionarios en el poder tienen varias alternativas para asegurar que los trabajadores se apropien de una mayor parte de la plusvalí­a (valor creado por el trabajo, superior al valor de la fuerza de trabajo en el mercado laboral): estatificación de las empresas; mejoramiento de las relaciones laborales a favor de los trabajadores; así­ como la polí­tica fiscal que quita mediante impuestos a los que se apropian de la plusvalí­a, para entregarla en forma de servicios sociales (educación, salud, seguridad, etc.) a los trabajadores. Que el neoliberalismo habí­a tratado de crear condiciones para evitar que cuando la izquierda llegara al poder pudiera utilizar estos mecanismos para favorecer a los trabajadores. Que en los paí­ses nórdicos se habí­a logrado avances importantes en lo relativo a las relaciones laborales y polí­tica fiscal. Luego pasó a identificar algunos elementos comunes que explican el giro hacia la izquierda que se da en América Latina en las últimas dos décadas, basándose en la tesis que la izquierda habí­a llegado al gobierno porque la población sufrí­a una crisis de incorporación, en la etapa final del proceso de modernización conservadora (procesos electorales, mayor democracia a nivel local, mejoras del nivel educativo, incorporación de la mujer al mercado laboral, etc.), se le habí­an creado expectativas que no se estaban cumpliendo en la medida que la población esperaba. La izquierda llega al poder ejecutivo, formando alianzas estructurales (expresiones polí­ticas de las oprimidos) pero también de gestión pública (intelectuales bien intencionados que querí­an ayudar a resolver los problemas del paí­s), sólo en algunos casos se logra una mayorí­a en el  poder legislativo y judicial. Esos gobiernos de izquierda pone en práctica polí­ticas que logran disminuir sustancialmente la pobreza, aumenta la cuantí­a y calidad del empleo;  pero también sucede que la pobreza se infantiliza y se feminiza. Los gobiernos de izquierda aprovecharon el crecimiento económico, el bono demográfico, la fiscalidad social expansiva, la estabilidad macroeconómica y las mejoras educativas, esto se expresó en un aumento de la carga tributaria, mayor esfuerzo social, una polí­tica de salario mí­nimo efectiva y mayor control de los recursos naturales. Evidentemente hay deudas pendientes como los precarios avances en la polí­tica de género y el hecho de no haber modificado la esencia del modelo polí­tico social (neoliberalismo). Ahora el problema social se complica porque el crecimiento de la población es preferentemente de los pobres, la existencia de una incorporación segmentada al mercado laboral. Una de las mayores deficiencias de la izquierda ha sido la incapacidad de ejecutar polí­ticas de producción de bienes públicos y preferenciales de calidad, no se ha atacado con éxito la fábrica de la desigualdad. Mientras yo soñaba hací­a esfuerzos para recordar los aspectos principales de ese análisis sociológico, basada en la teorí­a de la modernización,  para cuando me despertara, querí­a tomar notas pero no tení­a papel, tampoco lapiceros, la persona que estaba sentada a la par, tomaba notas en una computadora portátil, sentí­ una gran envidia, pero luego pensé, este es un sueño, cualquier cosa que apunte desaparecerá cuando despierte.

Yo creí­a que el sueño estaba por finalizar cuando comenzó a dar su opinión el primer comentarista, era un conocido exponente de la corriente marxista leninista, haciendo un análisis polí­tico. Comenzó diciendo que ha llegado a las mismas conclusiones del ponente socialdemócrata (ambos se voltearon a ver y se dieron un abrazo), utilizando otro método de análisis. El punto de partida fue esbozar el escenario internacional en que se da el giro hacia la izquierda en América Latina; globalización económica y tecnológica, diseminación del neoliberalismo, la caí­da del muro de Berlí­n y sus consecuencias, así­ como la neoliberalización de la socialdemocracia europea. Es dentro de este escenario que aparece la lucha de los movimientos sociales en un momento histórico de retroceso de la revolución mundial. Se lograron 36 triunfos de la izquierda en América Latina, pero luego se inicia la ofensiva de la derecha conservadora haciendo más difí­cil que la izquierda gane elecciones. En resumen es la acumulación de las luchas sociales y la existencia de medios de gobernabilidad democrática los dos elementos que posibilitaron el giro a la izquierda en América Latina.

En mi sueño me sentí­ satisfecho que un socialdemócrata y un marxista leninista llegaran a conclusiones similares, ese era una gran avance, claro que en el plano oní­rico o de los sueños. Pero como siempre sucede en los sueños apareció otro comentarista, un socialdemócrata de izquierda, quien planteó que a partir de las exposiciones anteriores es evidente que la izquierda debe aprender a vivir en democracia y entender que el sistema económico en que vivimos y viviremos durante mucho tiempo será el de mercado; que debemos de aprender a ejecutar el cambio gradual sujeto a negociación; esto significa que debemos de actualizar la visión, la lectura estructural; que lo que importa es saber hacer y ejecutar las polí­ticas públicas de izquierda, saber interpretar las expectativas de la población y realizar una buena gestión gubernamental; es necesario pensar y repensar la tesis de que quien empuja el proyecto de izquierda son las fuerzas sociales revolucionarias. La izquierda debe tener claridad que cuando la economí­a polí­tica no permite arribar a una situación, es necesario pasar al plano polí­tico y utilizar la negociación. Su preocupación principal es como darle sostenibilidad a las conquistas sociales logradas por los gobiernos de izquierda; como hacer gestión pública de izquierda sin caer en las garras de la corrupción; como mantener la ilusión socialista en este mundo de tinieblas (en este momento creí­ que el sueño se transformarí­a en pesadilla, sin embargo el sueño siguió siendo normal, las palpitaciones de mi corazón seguí­an su ritmo habitual). Que no debemos caer en la ilusión socialista, poniendo como ejemplo el llamado Socialismo del Siglo XXI.

Otros participantes dieron su opinión sobre el giro a la izquierda en América Latina, pero no me acuerdo que dijeron, ojalá que vuelva a soñar con este mismo tema, con este mismo escenario y atención de los y las edecanes.

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Santiago Ruiz
Santiago Ruiz
Columnista Contrapunto.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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