Cuando me levanté me puse a conversar con mi hijo sobre las consecuencias de la política de Donald Trump en la economía de los EEUU, del mundo y por supuesto en nuestro pequeño país; durante el día, entre mis obligaciones labores como profesor universitario en la Universidad de El Salvador, pasé pensando como redactar un artículo periodístico sobre el programa electoral del Partido Republicano de los EEUU, después de mi horario laboral me fui a mi casa y me puse a ver varios noticieros y entrevistas televisivas. Como a las nueve de la noche abandoné el sillón frente al televisor y me acomodé en mi cama; cerré los ojos y apareció mi propia pantalla mental que me facilita dormirme rápidamente, la cual consiste en un firmamento con miles de estrellas, con un dispositivo mental que me permite acercarme a un grupo de estrellas o alejarme de mi cama.
Estaba caminando por un lugar muy amplio y asolead, no había árboles, la grama era muy bonita y estaba correctamente recortada, muy limpio y muy sólo. Al frente hay un gran edificio de color blanco, su arquitectura me recuerda los edificios griegos, se necesita subir un graderío de más de treinta metros de ancho. Ahora estoy frente a la gran estatua del revolucionario liberal Abraham Lincoln, primer presidente republicano de los EEUU, cuando este partido compartía ideales de otros semejantes en otros países de América tales como Venezuela, Chile, Argentina, El Salvador o Cuba (libertades democráticas, desarrollo capitalista, abolición de la esclavitud, proteccionismo económico, etc.). Un señor que estaba parado junto a mi comentó en voz alta, que en el período 1869 a 1933 la mayoría de presidentes de EEUU habían sido republicanos, porque sabían interpretar los principales intereses y aspiraciones de la mayoría de la población, que fue el período de mayor expansión económica de los EEUU, pero no supieron interpretar los cambios del sistema capitalista y la magnitud de la crisis económica que golpeaba al mismo en todo el mundo y los sufrimientos de la población; yo lo miré y mi mente regresó a El Salvador para recordar de como los liberales se convirtieron en oligarcas y que había conocido a unos de los pocos liberales de verdad, que continuaba vivito y coleando, es decir Don Napoleón Viera Altamirano (el fundador y dueño de El Diario de Hoy), a quien los miembros comunistas del Consejo Ejecutivo de la Asociación General de Estudiantes Universitarios (AGEUS), invitábamos para que analizara la realidad económica del país, en el primer quinquenio de los años setenta.
Estoy en la Facultad de Derecho de la Universidad de El Salvador, a finales de la década de los cincuenta, mi tío Napoleón Rodríguez Ruiz (que escribió la novela Jaraguá y varios libros de derecho) y un antropólogo muy famoso, exponían las similitudes de los procesos de establecimiento de los estados liberales en América y la influencia que había tenido los grandes pensadores europeos en libertadores como Simón Bolívar.
Ahora estoy buscando el programa electoral del Partido Republicano de los EEUU del año 2015, había leído que se había nombrado una comisión de ese partido, que estaban escribiendo un borrador en donde proponían una política económica proteccionista, disminución de impuestos, mejor uso del gasto público en el interior del país y en el extranjero, disminución de los obstáculos de las leyes del medio ambiente para la producción de carbón y petróleo. Me había dado cuenta que en la Asamblea del Partido Republicano en que se postuló a Donald Trumph, no se presentó el programa electoral y que después el candidato había desarrollado una campaña política, respetando los principios del partido, pero sin tomar en cuenta a los dirigentes tradicionales del mismo.
El sueño se fue convirtiendo en pesadilla, yo estaba escribiendo un artículo para un periódico digital de nuestro país, mi idea era encontrar la justificación para sustentar la tesis de que estaba emergiendo un nuevo modelo económico capitalista a nivel mundial, que contiene elementos del modelo neoliberal como la focalización de los programas sociales en los más necesitados y el aprovechamiento de los recursos naturales (carbón, petróleo, minerales preciosos, etc.) con una preocupación relativamente baja por el impacto negativo ambiental y en la salud de la población; aspectos del modelo de bienestar como el proteccionismo económico, aumento del empleo y de los salarios, la disminución de impuestos para los escalones más bajos de ingresos, el uso productivo del gasto público (por ejemplo investigación y tecnología); así como aspectos del conservadurismo heredado de la época colonia (derecho a la vida y matrimonio clásico).
Me puse a comparar a Donald Trumph con Abraham Lincoln, no entiendo por qué, me pareció que ambos tenían una forma de expresarse que le gustaba a la gran mayoría de la población, creían sinceramente que debían cambiar estructuralmente su país, estaban en contra de la oligarquía. Luego me puse a comparar a Trumph con Putin, encontré muchas coincidencias, pero ya no me acuerdo cuales eran.
Estoy observando una reunión entre Donald Trumph y el Director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), en donde el segundo le informa los avances logrado en la investigación sobre la posibilidad de un atentado criminal dirigido contra el Presidente Electo, lo que me hizo recordar el asesinato de Abraham Lincoln.
El sueño ya convertido en pesadilla finalizó en una escena de una película, después de la tercera guerra mundial en que sobre el vehículo en que se conducía el Estado Mayor de los malos, un guitarrista tocaba un rola bien vergona, a todo volumen, igual que en el Restaurante Medieval los domingos por la tarde.