Las mujeres salvadoreñas y de toda la región centroamericana sufren a diario maltrato físico, psicológico y emocional. Esto a pesar de que en El Salvador existe la Ley Integral para una Vida Libre de Violencia para las mujeres (LEIV). La situación no es diferente para muchas mujeres que además juegan roles activos en la lucha por el medio ambiente o que defienden su identidad étnica y derechos humanos.
Según datos del Instituto de Medicina Legal (IML) más de 500 mujeres salvadoreñas son asesinadas en el año. Pero toda la región de Centroamérica reporta altas tasas de feminicidios. Las mujeres que alzan su voz en una región machista donde reina el poder del capital son perseguidas por defender las trasgresiones a los derechos humanos.
Tal es el caso de Elena Salinas, que forma parte de la Mesa de Incidencia para la Gestión de Riesgos en Honduras, quien ha declarado su lucha contra las empresas hidroeléctricas de Honduras, que se apoderan del agua de las comunidades rurales.
“Muchas mujeres hemos luchados por que se retiren de nuestros territorios las hidroeléctricas, como Berta Cáceres. Cuando mataron a Berta Cáceres me llamaron por teléfono y me dijeron: “˜la que sigue sos vos”™ (“¦). Pero yo no me callo. Tenemos delincuencia común, pero la que más temor tiene la población es la criminalidad política, porque nos están matando sin saber de dónde viene el golpe”, asegura.
Guatemala no se aleja de esta realidad, donde las mujeres son violentadas día con día y ser mujer e indígena denota odio por muchas empresas trasnacionales, que según activistas persiguen, secuestran y asesinan.
Gloria Gonzales, de la etnia maya Achí, también conoce historias de feminicidios y amenazas de sus compañeras indígenas.
“Nos han amenazado como el caso que salió en luz pública donde atentan contra la lideresa Lolita Chávez y otras compañeras que han sido perseguidas, amenazadas y ahí sí que han sufrido en carne propia esta persecución judicial. Una no tiene toda la libertad, otras son asesinadas”, denunció.
La lucha por defender derechos de la comunidad y por detener los desalojos provocados por la construcción de presas hidroeléctricas, la expansión de los monocultivos, el saqueo de la minería metálica y los grandes intereses empresariales que se anexan en casi todas las ocasiones con la política partidaria, también son luchas constantes de las mujeres en El Salvador.
Rosario Álvarez, parte del Consejo Coordinador Nacional Indígena (CCNIS), manifiesta que las mujeres defensoras de derechos humanos están siendo asesinadas y torturadas sin que se haga algo al respecto.
“Nosotras luchamos. En Juyua, con el tema de cañales, ha habido desaparecidas, muertes de las mujeres que antes fueron amenazadas a causa de oponerse a las empresas cañeras, por defender el agua de las comunidades, han ocurrido atentados contra la mujer pero nadie dice nada” lamentó.
Sin embargo, Álvarez asegura que la represión no ha logrado asustarlas, sino todo lo contrario. “No estamos solas; de a poco nos estamos agregando más mujeres a la lucha“, sostiene.
Según datos de las Naciones Unidas en el documento “Violencia y feminicio en Centroamérica”, El Salvador, Honduras y Guatemala figuran entre los países de más alto nivel de desigualdad hacia las mujeres. A pesar de ello, la problemática sigue siendo invisibilizada y miles de mujeres ven vulnerados sus derechos a diario.