sábado, 9 noviembre 2024
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¿Sabí­as que la revolución popular a nivel global está en marcha? (Parte II)

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A partir de entonces la alianza establecida ha crecido en influencia, riqueza y poder, minando y corrompiendo los valores democráticos en ese paí­s y del resto del mundo civilizado.
¿Cuántos de los lectores conocí­an sobre estos detalles?
(Así­ terminaba la Parte I)

A medida que los poderes de la banca central y el complejo productor de armas se consolidan, aumenta su influencia mundial.

La banca central facilita a través de endeudar a los paí­ses el corromper sus estructuras y sistemas, lo que permite controlar a sus gobiernos (gobiernos militares) y partidos polí­ticos (PCN, ARENA). Los complejos armamentistas están siempre prestos para desatar las guerras.

El poder acumulado hasta los años 90 por el viejo orden mundial (V. O. M.) les permite en EE.UU. designar como candidato presidencial republicano a George Bush, exdirector de la CIA, de quien ya se sospecha estuvo involucrado en el asesinado del presidente Kennedy, quien abiertamente se manifestaba en contra de este sistema totalitario. Posteriormente Bush resulta electo presidente y se presta a seguir los lineamientos dictados de sus promotores. Su hijo serí­a más tarde también electo presidente.

Por su lado el complejo militar viene contribuyendo con salarios extraordinarios a congresistas y senadores de ambos partidos, lo que les permite influenciar y promover a quienes deberán ser nombrados como secretarios de estado o ministros, directores de departamento justicia, de agencias de inteligencia, de seguridad, de defensa, etc. La corrupción se encuentra entonces en pleno apogeo.

Este accionar ha corrompido la estructura interna de los EE.UU. y se clona a los paí­ses bajo su influencia. Para ser efectivos si les es necesario derrocan gobiernos, (general Romero ES, Somoza Ni, Zelaya HO) o ponen en marcha proyectos de infraestructura que no serán rentables y en otros deben generar conflictos bélicos (Uruguay, Argentina, Chile, Nicaragua, El Salvador, etc.) las causas pueden ser ideológicas o religiosas como fue las naciones de Europa oriental), etc.

El implantar estas acciones les garantiza ingresos y favorece a la teorí­a del V. O. M. de reducir el nivel de población mundial. Con estas acciones se expedita el manejo de gobiernos y masas, además de lograr las dependencias militar y económica de estos paí­ses objetivos.

Este esquema corrupto acrecienta su poder en manejo del gobierno de los EE.UU. y en Europa y este se va poniendo en práctica en el resto del mundo en menor escala en los paí­ses en donde opera la banca central a lo largo de más de cincuenta años, y el complejo militar ha contribuido cuando es necesario para crear los conflictos bélicos. El cinismo de poder financiero y el del complejo militar llega hasta financiamiento y armas a los distintos bandos enfrentados y finalizado el conflicto se prestan para reconstruir lo destruido endeudando más a los paí­ses. A eso le llamo ganar, ganar.

Transcurridos cincuenta años de accionar el V. O. M. considera haber alcanzado su magnificencia en el año 2016 al acercarse el fin del perí­odo presidencial de Hussein Obama.

En esta fecha la situación del planeta puede describirse así­: Medio Oriente está en guerra, la crisis mundial, provocada por sistema financiero fortalece su sistema pues han obligado a los gobiernos a pagar a sus pérdidas con dinero de sus contribuyentes, el complejo militar ha contribuido con armas a desestabilizar el medio oriente y ífrica del Norte, la miseria y pobreza abate al resto de ífrica y los acontecimientos en oriente medio debilitan las estructuras de Europa debido a las invasiones de millones de refugiados.

En América el futuro no es halagador. La banca central mundial y la industria del armamento han manejado al mundo a su antojo y está por concluir el segundo término del primer presidente de color en los EE.UU. Su próximo movimiento tiene el propósito de elegir a la primera mujer presidenta en EE.UU. y para ello han escogida a Hillary R. Clinton.

La situación militar de los Estados Unidos es desventajosa con respecto a Rusia y China, paí­ses que han trabajado sin desmayo para consolidar sus economí­as y fuerzas armadas, para lo cual han debido abandonado las costosas aventuras de desestabilización regional, en las que los EE.UU. continúan empeñados.

Económicamente los salarios en Norteamérica hasta el 2016 acumulan varios años sin aumentar, las polí­ticas de globalización suman refugiados e inseguridad al paí­s, además, de drenar las arcas nacionales. El desempleo se incrementa, la deuda aumenta, la balanza de pagos crece deficitariamente, los altos impuestos y las regulaciones del gobierno no estimulan la generación de empleo. El pueblo en el imperio no encuentra inspiración, este era un fuerte indicio de que el imperio se dirigí­a a su fin.

Para alcanzar este estado de cosas el V. O. M. debió implementar dos etapas, en la primera fase se pusieron en marcha acciones como las de no permitir a los gobiernos de paí­ses manipulados, que ejerzan su soberaní­a, tampoco les permiten ejercer la democracia, los gobiernos son impuestos, se les fuerza a implementar polí­ticas de control de población y se le ha enseñado que sus gobiernos son malos administradores.

La segunda fase que se pone en marcha consiste en polarizar a los ciudadanos y a enfrentar a los militares con las fuerzas irregulares, ellos se encargan de financiar a las facciones enfrentadas. Una vez el pueblo está polarizado, endeudados y destruida la infraestructura de ese paí­s, se les recuerda por la prensa y diplomáticamente que sus gobiernos (impuestos por ellos) han sido malos administradores y a la vez se les disuade para que cedan la explotación de sus recursos naturales, servicios y algunos gobiernos van más allá, e incluso aceptan abandonar la moneda de curso legal.

Cuando los gobiernos manipulados han perdido el poder y sus instituciones han sido corrompidas son entonces fácilmente abatidos por los cárteles de la droga, las maras y la criminalidad se vuelve incontrolable. La subsistencia del paí­s entonces depende más de la ayuda internacional que de los recursos que él puede generar.

La agricultura en estos paí­ses produce poco o nada, el comercio y la industria dependen prácticamente del dinero remesado de quienes se han visto obligados a emigrar abandonado a sus familias, y las corporaciones extranjeras ahora dueñas de los servicios y explotaciones naturales nacionales, usan todo subterfugio legal para evitar pagar impuestos y si a esto agregamos el despilfarro y el robo de sus funcionarios.

Las naciones en estas condiciones no tienen futuro.

¿La solución está entonces, en invadir a quiénes corrompieron nuestros sistemas?

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Ernesto Panamá
Ernesto Panamá
Columnista de ContraPunto, Escritor salvadoreño; Máster en Edición, con 13 obras publicadas

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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