La Constitución salvadoreña manda al Tribunal Supremo Electoral convocar a elecciones presidenciales 4 meses antes del evento. Para el caso, el próximo 3 de octubre el ente rector llamará a partidos políticos y coaliciones a la competición y a partir de ese momento se inicia el proselitismo. Aunque, como siempre, para quien puede pagar, la ley es tan sólo papel.
A inicios de septiembre, el TSE multó al empresario de origen español/estadounidense, Carlos Calleja, aspirante presidencial por el ultraderechista partido ARENA, con la hilarante cifra de USD $3,400 por campaña adelantada.
La multimillonaria campaña de la coalición de ultraderecha formada por ARENA, PDC, PCN, DS, publica spots, cuñas radiales, vallas publicitarias, desplegados de prensa, publicaciones pagadas en redes sociales y sobre esto Julio olivo, Presidente del organismo colegiado, señaló: "¿Qué miedo va a tener a una sanción, una persona (Calleja) que maneja millones de campaña para publicidad?”.
Por su parte el candidato de origen palestino, Nayib Bukele, vive en campaña permanente en redes sociales operadas desde su agencia de publicidad personal, sin distingos del partido político al que se suba para que lo lleve a su aspiración casi obsesiva por la presidencia de la República.
Entretanto, Hugo Martínez, el candidato por el partido oficial FMLN, se pasea en reuniones públicas en el interior del país y participa en un “mitin” en el Estadio Cuscatlán, donde la militancia del partido de izquierdas avala su postulación.
El candidato Josué Alvarado, por el neófito partido VAMOS, dijo en sus escasas apariciones públicas que “llegará en bicicleta” al final de la campaña, en alusión a la campaña adelantada y a la diferencia de recursos y financiamiento.
El subterfugio legal de los candidatos presidenciales es que no llaman al voto. La campaña electoral inició pero sin propuestas de fondo. Las ofertas redundan en estribillos cansinos que van desde trabajo para todos, educación para todos, salud para todos, austeridad en el gobierno hasta eliminar inexistentes partidas secretas presidenciales, entre otras trilladas cosas.
Pero, ¿qué veremos en esta campaña electoral?
Como siempre, esta campaña electoral será orientada no al público racional sino al emocional; "milenials" y menores de 33 años aproximadamente y con énfasis en mensajes hacia mujeres (mayoría de población). Nada es casualidad. Esto en proporción aproximada del padrón.
Los mensajes clave serán conservadores o pro estado de cosas porque así es el ideario mayoritario salvadoreño. No será una campaña como la que aspiraría un público "liberal" o "ilustrado", porque son minoría cuantitativa y porque esta no es una sociedad con esas características.
En una campaña electoral, regida por un orden jurídico estructural funcionalista, difícilmente entra en pugna argumentos ideológicos o que pongan en riesgo el estado de cosas que da origen a la competición comicial misma. Esta condición explicaría la apatía, desilusión o frustración política de quienes anhelan el derrocamiento del sistema, cuya super estructura (institución como los medios, educación, iglesias, mercado, Etc ) es directamente responsable que cuantitativamente sean minoría insignificante en preferencias políticas electorales.
No obstante, para los segmentos del electorado más amplios, encontrarían atractivos los mensajes atisbados con recursos de comunicación política conforme a las estrategias de cada aspirante.
En suma, las campañas electorales NO SON PARA EDUCAR políticamente ni ideológicamente. Son para GANAR ELECCIONES. Así es el mundo. Y hay que enfrentarse a él.