Ya dos personajes de buen peso mediático que han sido conocidos dentro de sus partidos políticos correspondientemente, principalmente por el hecho de ser jóvenes y por haber tenido diferencias o haber sido expulsado, quienes han manifestado que seguirán en la política, harán esfuerzos respectivamente para cambiar ese bipartidismo en el que está sumido El Salvador. Johnny Wright un personaje sensato y prudente, Nayib Bukele se aventura de forma atrevida para las elecciones Presidenciales de 2019.
El caso de Wright, fue crear un descontento interno por sus planteamientos no tradicionales y, si bien la dirigencia del partido ARENA ante estos casos acostumbra a manifestar que las posturas de sus miembros son respetadas; el caso de los jóvenes que pertenecieron a la Juventud Republicana Nacionalista que dieron una pequeña lucha dentro de un partido ultra conservador como lo es ARENA, para tornarlo un poco liberal en lo social y limpiar esa mancha de corrupción que tanto los atañe; no fueron expulsados, pero tuvieron cierta presión interna y pública de los miembros y allegados al COENA, lo cual los llevo a retirarse del partido por voluntad propia.
Al respecto, podemos decir que, hasta cierto punto ARENA no expulsa de sus filas a sus militantes por hacer críticas al partido, pero utiliza estrategias de forma inteligente para desplazar a los que no se rigen a su cúpula.
Wright no ha mostrado interés en una candidatura Presidencial de inmediato, es un joven que lleva la prudencia como uso en la política. Se plantea una participación a nivel legislativo, y a largo plazo llevar un candidato a futuras elecciones Presidenciales. El esquema de trabajo que plantea es en terreno, fortalecer una plataforma y consolidarla con bases, de allí surgirán los pilares de su nuevo instituto político.
La visión es de un proyecto moderado, sabe que lleva tiempo para realizar y afianzar un proyecto y establecerlo, plantea cambios culturales, el replanteamiento de la sociedad, quiere romper los esquemas tradicionales de forma sensata, llega a manifestar que dentro del marco democrático es sano que ARENA se mantenga como la expresión de los valores conservadores en El Salvador.
Por otra parte, Bukele tiene los mejores números en las encuestas a su favor por el momento, pero éstas son percepciones de popularidad; los números le eran muy favorables cuando era candidato para alcalde en San Salvador, pero los resultados le fueron ajustados, la espera de varios días al resultado final si bien fue a su favor, no era la “victoria contundente” que las encuestas le daban, los dos grandes partidos iban en alianza respectivamente: el FMLN coalición PSP tuvo el 50.38% y ARENA coalición PDC tuvo el 47.12% de los votos. Las últimas encuestas le seguían dando números muy favorables y hasta el favorito del FMLN, pero eso no fue impedimento para que dicho partido lo expulsara.
Al atribuirle cierto cambio en la administración municipal, el hecho de separar la función pública con las actividades partidarias, eso fue bien visto por la población, una bandera partidaria no nos dice que se harán bien las cosas, el individuo muestra sus destrezas en la función pública cuando toma posesión del cargo y empieza a fungir por el cual se le ha elegido.
Él viene con un trabajo de Gobierno local, eso le da cierta ventaja para participar de osa a las elecciones Presidenciales de 2019, aunque es un joven que da una imagen de renovación, dejarse incitar por estímulos no es lo adecuado, si bien hay un descontento casi generalizado de la población por los dos partidos tradicionales, pero tiene aspectos que debería tomar en cuenta.
Llegar a la Presidencia de El Salvador no es nada fácil, si bien maneja de manera excepcional el marketing, pero está frente a dos monstros partidarios; el FMLN cuando se propone demostrar fuerza lo logra, y cuando dice cerrar filas lo hace, tiene una de las militancias más disciplinadas en el espectro político salvadoreño, en el caso de ARENA con un cúmulo de poder económico increíble, tiene estrategas muy buenos para crear temor mediáticamente, sus campañas son el mejor ejemplo.
La aspiración de Bukele por el momento es llegar a la Presidencia, pero se le olvida que todo candidato y presidente debe tener en cuenta, para gobernar se necesita gobernabilidad, algo que definitivamente no tendría.