El gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México se impuso y retuvo por una mínima diferencia de 3 puntos porcentuales el Estado de México, el más poblado de México
El Estado de México es considerado la joya de la corona en las unas elecciones clave de cara a las presidenciales de 2018.
Los resultados preliminares, con el 97,8 por ciento de escrutinio, daban hoy al candidato del PRI, Alfredo del Mazo, un 33,7 por ciento de los votos, frente a los 30,8 por ciento de Delfina Gómez, candidata del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, fuerte aspirante presidencial para 2018.
De acuerdo a EL PAíS, el líder de Morena, López Obrador dijo: “No vamos a aceptar ningún fraude electoral, lo que ha hecho el INE es una farsa, una vil simulación, no vamos a claudicar”, al conocerse los primeros resultados oficiales. El dos veces candidato presidencial, que en 2006 denunció que Felipe Calderón le robó las elecciones y convocó a un paro durante meses en una de las principales arterias de la capital mexicana, insistió en que el conteo rápido del INE “no corresponde con la realidad”.
Ya en la noche del domingo, un conteo rápido oficial, basado en una muestra de 1.300 actas, dio a Del Mazo la ventaja en el estado natal del presidente Enrique Peña Nieto, gobernado desde hace casi 90 años por el PRI.
El presidente del Instituto Electoral del Estado de México, Pedro Zamudio, afirmó que los datos del conteo rápido arrojaban una diferencia estadísticamente "significativa" a favor del candidato priista, al que daba entre 32,75 y 33,59 por ciento de los votos frente al rango de 30,73 al 31,53 de Gómez.
Por la noche ambos candidatos se declararon ganadores tras el conteo rápido y, aunque las tendencias favorecen al PRI, Gómez señaló que para reconocer los resultados, estos deben ser "lo más transparentes posible".
López Obrador, dos veces candidato presidencial en 2006 y 2012, declaró ganadora a su candidata, desconoció los datos del conteo rápido y dijo que esperarán el cómputo final. "Hay, en términos técnicos, un empate", señaló. "No lo aceptamos".
Por su parte, Del Mazo hizo un llamado a sus contendientes para "reconocer" su victoria. "Espero que reconozcan los resultados que claramente demuestran una diferencia mayor a tres puntos", dijo en una entrevista en Televisa.
El domingo se realizaron las últimas elecciones regionales antes de las presidenciales del próximo año. En ella, el Estado de México, Coahuila y Nayarit eligieron gobernador, mientras que en Veracruz se renovaron 212 alcaldes.
Unos 20 millones de personas fueron convocadas a votar. En el Estado de México, en el centro del país, la participación electoral fue alta, con más de un 53 por ciento, superior al de 2011 y al de 2005, cuando Peña Nieto fue elegido gobernador de esa entidad.
En Coahuila (norte), otro estado siempre gobernado por el PRI, con el cómputo de un 85,5 por ciento de las actas, el candidato oficialista, Miguel Riquelme, llevaba una ventaja con 38,3 por ciento frente al 36,8 por ciento del opositor Guillermo Anaya, del conservador Partido Acción Nacional (PAN).
En Nayarit (oeste), el candidato a gobernador Antonio Echevarría, de una alianza entre el PAN y el Partido de la Revolución Democrática (PRD, izquierda), lideraba con un 38,56 por ciento con el 90,7 por ciento del cómputo, frente al 27 por ciento del priísta Manuel Cota.
La jornada estuvo plagada de denuncias de irregularidades y tensión, especialmente en el Estado de México, donde el sábado se repartió un volante apócrifo del Instituto Electoral con advertencias de cómo reaccionar ante ataques, supuestamente como forma de sembrar miedo, y aparecieron cabezas de cerdo cerca de sedes de votación.
Los analistas concuerdan que el ajustado resultado en ese estado es una muestra del malestar que siente la ciudadanía respecto al PRI, que en las elecciones regionales de junio perdió también importantes bastiones como Veracruz, donde siempre había gobernado.
Pese a ello, el presidente del partido, Enrique Ochoa, señaló que la victoria "pone en su lugar" a López Obrador, a quien calificó como un "mal perdedor" y una "amenaza para México", debido a sus tintes populistas, de acuerdo a la agencia dpa.
Finalmente, EL PAíS analiza que la victoria por la mínima de Del Mazo supone un balón de oxígeno para el PRI, que consigue retener uno de sus principales feudos. Pero la caída es considerable, si se tiene en cuenta que hace seis años, el actual gobernador, Eruviel Ávila, ganó con 30 puntos más que los obtenidos por Del Mazo. “Para el PRI es un triunfo muy sufrido, muy justito. Es una victoria que tiene sabor a derrota”, opina Carlos Bravo, para quien el gran reto a partir de ahora es ver quién puede ser el candidato del PRI para las elecciones del próximo año. “Peña Nieto sale reforzado de estas elecciones mínimamente, debería estar muy preocupado para 2018. Puede dormir tranquilo esta noche, pero no a partir de mañana”.
Fuentes de dpa y EL PAíS