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Periodismo: Los periodistas en riesgo real

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El periodista tiene la responsabilidad social de estar en los lugares donde se generan los acontecimientos, en algunas situaciones exponen sus vidas. Pero es importante también salvaguardarla

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El periodista tiene la responsabilidad social de estar en los lugares donde se generan los acontecimientos, en algunas situaciones exponen sus vidas. Pero es importante también salvaguardarla. Ninguna noticia vale la vida de un ser humano. La profesión se aprecia y eso pasa por implementar un protocolo básico de protección y cuido individual y colectivo.

La vieja escuela de periodismo en el país, basó su autoprotección siempre en la actuación colectiva. Durante los años de guerra en medio de catástrofes, inundaciones, terremotos, amenazas infundamentadas,  e incluso en las que tuvieron razón los que se sintieron amenazados su impunidad, fue la unidad, solidaridad y el conocimiento público de los hechos, lo que sacó adelante al gremio de prensa.

Nadie se interesará tanto por salvar la vida de un periodista, sino es él mismo. Hombres y mujeres de la prensa salvadoreña deben tomar medidas preventivas para minimizar ser víctimas a la hora de informar y recabar los insumos para sus notas. Los periodistas también son personas que tienen familia, al menos alguien espera por ellos esta noche luego de una jornada laboral.

Hoy hay muchos compañeros periodistas que han adquirido conocimientos de primero auxilio, de atención en situaciones de emergencia, la implementación de esas medidas y protocolos de actuación en medio de esta situación de emergencia mundial ante el coronavirus no está demás.

Los medios de Comunicación tradicionales y emergentes o alternativos se deberían de unir para implementar una campaña nacional, a fin de orientar e informar a la población en una sola vertiente a los intereses del bien común. Es parte de la labor social, informar los necesario, no sobresaturar con información alarmista, es momento de deponer la falsa competencia comunicacional, las exclusivas pasan a otro momento ante lo que estamos viviendo.

Cualquier periodista que sea enviado a cubrir lugares o regiones con elevado índice de casos de contagio debe ser conocedor de su historial de salud, hay que hacer memoria de la vacunas y refuerzos, padecimientos, niveles de estrés; hay lugares donde habrá estrictas medidas de seguridad sanitarias que impedirán que el trabajo no se realice de la manera que esperábamos, pero está en nuestras manos hacerlas de utilidad. Este fin de semana, quienes asistieron a los albergues, saben que la labor no fue fácil, a veces hay incomprensión hasta entre nosotros mismos y no negamos a mutuamente colaborarnos. Hay funcionarios públicos que no están preparados y otros que incomprenden la labor de la prensa.

Hablar con nuestras familias es importante, no se puede ser luz de la calle y oscuridad de la casa, es como los gremios que defienden los derechos de los asociados, pero violan los derechos laborales de los más cercanos colaboradores  y la salud mental de los empleados. Es importante que sepan sobre el riesgo que los periodistas corremos. Platicar con ellos reducirá su preocupación y disminuirá la tensión y mejorará la compresión de la labor y de ser necesario hasta la comunicación familiar.

De igual manera sé de compañeros que requieren de sus tratamientos médicos y antes de salir, es importante asegurarse de que cargas o has ingerido tu medicamento. Mis felicitaciones a los periodistas que incluso andan su cargamento de botiquín personal de primeros auxilio con el objetivo de ayudar a otros y así mismos. Mi aprecio y especial cariño y admiración para los que tienen el turno de “Tecos”  quienes laboran en los turnos de noche, quienes hemos vivido ese turno sabemos de la auto sobrevivencia, los del turno estelar desarrollan su trabajo en condiciones más favorables por ello, todo mi respeto para los “Tecolotes periodísticos”, mientras otros duermen ellos patrullan la ciudad y otras poblaciones para tenernos las noticias lista por la mañana.

Hay que pensar en hacer un buen trabajo, pero con las medidas de seguridad necesarias, las documentación de personal, las acreditaciones del vehículo en que nos conducimos, la suficiente carga de baterías para los equipos incluyendo el de comunicación personal, la identificación visible y el teléfono de contacto de la persona con quien podemos comunicarnos, el tipo de sangre y sobre todo cargar con la actitud de ser uno mismo, cuando se es para con los demás.

El periodismo en situación de riesgo está a prueba, no como una práctica de ensayo irreal, sino en la práctica como criterio de la verdad. Todo mi aprecio a los colegas hombres y mujeres, viejos y neófitos del oficio periodístico.

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Rigoberto Chinchilla
Rigoberto Chinchilla
Periodista salvadoreño. Graduado en la Universidad de El Salvador (UES); colaborador y columnista de ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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