En muchos poblados, sobre todo del área rural, se contaba y se repetía ¿y quizás se repite? que había personas que hicieron “Pacto con el Diablo” y esa fama que envolvía a los pactantes les hacía casi intocables en sus comunidades.
Mucha de la población les tenía miedo porque creían que ellos, tenían poderes sobrenaturales otorgados por el Diablo, ser imaginario conocido también como Lucifer, Satanás, Belcebú, Satán, Demonio, u otros; y aun cuando la palabra griega “Daimon”, uno de los orígenes del término Diablo, no significa necesariamente un ser malvado, porque simplemente se referían a los espíritus, el uso tradicional le dio la connotación de ser un espíritu maligno.
Pero bien, el caso es que un terrateniente sumamente ambicioso llamado Stefano, quería agenciarse de unas propiedades colindantes a sus tierras en las que la producción era generosa, constante, y sustanciosa por lo que los dueños se sentían muy a gusto con ellas y se negaban a venderlas, por más que Stefano les insistía.
Stefano era una persona voluntariosa que por el poder económico que tenía conseguía que la mayoría de gente e incluso de las autoridades de su localidad, se sometieran a su voluntad en donde sus palabras parecían y eran órdenes, pocas personas lo contrariaban, entre ellas los dueños de las tierras que él quería.
Como estaba empecinado en obtener las hermosas tierras, haría cualquier cosa para lograrlo, entonces recordó que en las afueras del pueblo había un hombre sumamente cruel que violentaba todo lo viviente, vegetales, animales y personas y por ser una persona feroz y agresiva casi nadie se le acercaba o le hablaba, a este hombre le apodaban “el Diablo” y la verdad es que su aspecto infundía miedo y lo más probable es que no le quería.
Stefano mediante dinero logro que le concertaran una cita con el Diablo, y como no quería que la comunidad se enterara pidió que la reunión se hiciera avanzada la noche, según cuenta la voz popular, la entrevista se dio a las doce de la noche en las afueras del pueblo y bajo un árbol de Amate, donde la oscuridad era casi total solo brillaban las pequeñas brazas de los cigarros que los dos hombres fumaban, el sicario con el terrateniente pactaron el asesinato de los dueños de las tierras colindantes ya mencionadas, y así Stefano obtuvo lo que quería y acrecentó increíblemente su riqueza, al agenciarse de las fértiles propiedades mediante compra “casi regalada” que los herederos de los originales dueños le hicieron por miedo y para desplazarse a otro lugar en donde ellos y sus familias no tuvieran peligro.
El Diablo con el dinero obtenido por las muertes que hizo, se fue de la región y murió cuando al atravesar un rio en estado de ebriedad, una fuerte correntada lo arrastro entre piedras y troncos de árboles en un cauce que lo perdió en el mar.
La sencillez de la mayoría de la población que por tradición oral conoció el hecho, repetía que Don Stefano hiso pacto con el Diablo y que ello era el origen de tantas riquezas que heredaron sus descendientes, se corrió la fama de que era una familia protegida por el Diablo y como la ingenuidad algunas veces es fantasiosa, insistían que el alma de Stefano y de sus descendientes al morir se irían al infierno por ser lo acordado con el Diablo.
Los herederos de la familia de Stefano que también compartieron la prepotencia y la arrogancia, por conveniencia jamás desmintieron la leyenda, sintiéndose beneficiados con la fama y el poder.
Es real que “Pacto con el Diablo” sucedió, no como un fenómeno sobrenatural sino terrenal, y todavía en algunos lugares se sigue narrando de diversas maneras, mi cuento al respecto es este, espero les guste.
Vacaciones de marzo 2018