Holanda. No podía ser en otro lugar la propuesta de legalizar la eutanasia activa para aquellas personas que, aun estando suficientemente sanas físicamente, estén, simplemente, agotadas de vivir. Holanda ha sido tradicionalmente el país pionero en abrirse, liberalizar y regular temas que han sido siempre tabú en la cultura occidental. No necesariamente en otras, pero a los occidentales es la única que nos sirve de referencia, porque es en la que estamos inmersos.
Holanda ha sido pionera en temas de drogas, prostitución, homosexualidad, y también de eutanasia. Y de alguna manera otras sociedades occidentales siguen después su camino uno o varios pasos por detrás; y algunas otras sociedades mantienen su rechazo y su defensa de los valores tradicionales y simplemente dicen “Bueno, es Holanda, ya se sabe”. Y las sociedades que estamos más ancladas a los valores tradicionales nos imaginamos que esa revolución en los valores de los holandeses les ha de traer consecuencias nefastas. Algo así como que si las drogas son legales, todo el mundo se droga allí; si el aborto es libre todo el mundo aborta allí; y si la eutanasia es permitida, todo el mundo allí la practica llegado el momento.
Y la realidad es muy distinta. Los índices de drogadicción son mucho más elevados en otros países que en Holanda. Los índices de aborto en Holanda son muchísimo más bajos que en El Salvador, por ejemplo, que tiene el dudoso honor de ser uno de los cinco países del mundo que lo prohíben tajantemente en cualquier circunstancia. Y la muerte asistida no es una práctica común; es simplemente una opción. Por no mencionar que cuando estas cosas suceden en Holanda, en muchos casos no es por parte de los holandeses, sino del turismo que recibe asociado a estas libertades que en otros países no existen o están restringidas.
De alguna manera, Holanda primero, y otros países después, ya nos han hecho reflexionar un poco sobre el tema de la eutanasia; no a todos, por supuesto; hay muchas personas siempre abiertas al escándalo y siempre cerradas a la reflexión objetiva. Y reflexión objetiva no significa necesariamente adoptar una posición favorable o contraria; simplemente analizar el tema objetivamente y sin condicionantes culturales o dogmáticos. De hecho, suele suceder que cuando se es capaz de hacer esa reflexión objetiva e independiente no es fácil adoptar una posición favorable o contraria clara y sin reservas. La gente que se escandaliza suele ser gente esclava de dogmas y prejuicios.
Ahora nos plantean una vuelta de tuerca más, un nuevo reto a nuestra capacidad reflexiva. No conozco a fondo la propuesta; me imagino que tendrá sus regulaciones, y que no será aplicable a cualquier persona que un mal día se despierte con el ojo izquierdo y sin ganas de vivir; asumo que su aplicación sea exclusiva a personas que cumplan criterios bien analizados. El tema da para una detenida reflexión a la que dedicaré otro espacio. En éste solo lo introduzco para empezar a digerirlo sin prisas.
Pero entonces, ¿Hasta dónde vamos a llegar? Pues no lo sé. Dudo que en algún momento llegue a ser reconocido el derecho al suicidio libre. Supongo que hay una clara frontera entre cuándo la muerte es un deseo larga y serenamente meditado, como respuesta a una situación de sufrimiento terminal, bien sea físico o psíquico, normalmente en personas mayores; y cuándo es un deseo impulsivo e irreflexivo debido a alguna situación eventual transitoria y reparable. Supongo, solo supongo, que nunca habrá una mayoría que no vea esa frontera; pero no sé hasta dónde vamos a llegar. Llegaremos hasta donde los holandeses digan, y no sé si será bueno o no. Lo que es claro es que con escándalo y prejuicios no llegaremos a ninguna parte, y sí sé que eso no es bueno.