El Sistema de las Naciones Unidas en El Salvador con motivo de la conmemoración del Día internacional y nacional de la niña, este 11 de octubre, hace un llamado a redoblar esfuerzos para que las niñas ejerzan sus derechos humanos, incluyendo el desarrollo de sus habilidades, y así ampliar sus oportunidades de desarrollo, participación, inclusión y empleabilidad.
Facilitar más y mejores oportunidades para las niñas implica promover el desarrollo de la autoconfianza y de habilidades para la resolución de problemas, para la toma de decisiones, para el trabajo en equipo y para el pensamiento crítico; así como el acceso a la orientación profesional y capacitación con el objetivo de lograr una transición exitosa de la escuela al trabajo. Asimismo, promover la participación plena de las niñas requiere abordar los estereotipos de género y las normas sociales dañinas en todas las profesiones y oficios, así como las diferentes barreras sistémicas al trabajo decente que enfrentan, como las uniones y embarazos tempranos, y la violencia de género.
Según el Informe de Desarrollo Humano El Salvador 2018 (IDHES), casi 8 de cada 10 personas jóvenes que no estudian ni tienen empleo remunerado son mujeres. Además, el IDHES identifica que las adolescentes y mujeres jóvenes entre los 15 y 29 años dedican un promedio de 25.5 horas semanales al trabajo doméstico, frente a las 7.2 horas a la semana dedicada a estas labores por los hombres del mismo rango de edad.
El trabajo doméstico y de cuido es el motivo de deserción para el 13.1% de las jóvenes que abandonaron la educación primaria y el 15.3% que lo hizo en el tercer ciclo. En general, la tasa de deserción escolar para las adolescentes y mujeres jóvenes entre los 15 y 19 años es de 39.6%, frente al 36.8% de los jóvenes hombres del mismo rango de edad.
“Es necesario que el Estado y la sociedad generen más oportunidades educativas y formativas para que las niñas y adolescentes. Esto implica un mejor reparto de los quehaceres domésticos entre niños y niñas, así como un mayor esfuerzo por proteger a las niñas contra la violencia física y sexual”, afirmó al respecto el Coordinador Residente de las Naciones Unidas, Christian Salazar Volkmann.
En lo relacionado con la violencia, la prevalencia más alta de agresiones sexuales ocurrió en las adolescentes y mujeres jóvenes entre los 15 y 19 años, tanto en el año 2016 cuando el porcentaje fue de 41.4% del total, como en el 2017, con el 38%. Además, el estudio El costo económico del embarazo en niñas y adolescentes, registró que en el 2015, el 30.9% de ellas no continuó su proyecto educativo a causa del embarazo.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4, educación de calidad, plantea como meta la eliminación de las disparidades de género en la educación y el acceso igualitario a todos los niveles de enseñanza y a la formación profesional. Además, una de las metas del ODS 5, sobre igualdad de género, es asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo en todos los niveles de decisión política, económica y pública; para lograrlo, se requiere de dotar a las niñas, adolescentes y mujeres jóvenes de las habilidades educativas, profesionales y sociales que posibiliten un mayor empoderamiento y un efectivo liderazgo.
De ahí que uno de los principales retos a enfrentar por el Estado y la sociedad sea poner mayor empeño en fortalecer los marcos jurídicos, y sus medidas de implementación, para hacer efectivo el derecho de las niñas a vivir una vida en igualdad de condiciones y con bienestar. Asimismo, se debe profundizar los esfuerzos para evitar que cualquier tipo de violencia trunque el proyecto de vida de las niñas, adolescentes y mujeres jóvenes, y para garantizar que cada una entre al sistema educativo, se mantenga y concluya completamente su formación académica, a fin de lograr la realización de sus derechos humanos y que cuenten con mayores habilidades y oportunidades para desarrollarse.