Unos 400 camioneros centroamericanos que estaban privados de libertad en una carretera al sur de Managua, comenzaron desde la tarde del domingo a retornar a sus países luego que un operativo policial despejó la vía panamericana.
Al menos dos oficiales de la policía murieron y más de una decena de agentes resultaron heridos en el operativo contra los bloqueos en las poblaciones de Diriamba y Jinotepe.
Medios opositores dijeron que unos 9 activistas antisandinistas habían muerto en el operativo, pero la información no ha podido ser constatada por fuentes independientes.
Grupos de opositores al gobierno, armados con armas de fuego y armas hechizas, mantenían cautivos a los camioneros desde hace 38 días, y bloqueaban el acceso a abastecimientos y víveres a ambas poblaciones, para según ellos, lograr la salida del poder del gobernante Daniel Ortega.
La policía comenzó a desbloquear las carreteras en forma paulativa desde hace más de una semana.
Este lunes, líderes de la Iglesia Católica y dirigentes del bloque de opositores a Ortega llegaron a ambas poblaciones, según dijeron, para rescatar a opositores que para ellos eran perseguidos por sandinistas.
El grupo de opositores, refugiados en una Iglesia de la ciudad de Diriamba, se encontraban disfrazados con ropas de santos y ocultando sus rostros y eran de los que participaban en los bloques carreteros.
Centenares de sandinistas mantenían rodeada la iglesia, donde dijeron encontraron armas, para detener a los opositores, a quienes acusan de torturar y lesionar a policías y sandinistas en el mismo lugar religioso.
Los líderes religiosos, entre ellos el obispo Silvio Báez, feroz opositor a Ortega y criticado por sandinistas por llamar a la violencia, encabezó una caravana de religiosos en la que tomaba parte el nuncio apostólico y decenas de periodistas.
Sin embargo, no fueron recibidos como héroes, en especial Báez, a quien reclamaron por su apoyo a los opositores. Miles de habitantes de Jinotepe y Diriamba reclamaron a los líderes religiosos que intercedieran por la paz del país y que dejaran de apoyar a los opositores que realizan acciones como el bloqueo carretero, que se extendió por más de un mes y que protagonizan choques armados con sandinistas.
La población reclamó a los religiosos por su ausencia y su falta de gestión mientras estaban sin víveres y sin poder salir de ambas localidades por los bloqueos carreteros o "tranques", que según opositores buscan llevar la democracia al país centroamericano y forzar la salida de Ortega.
En tanto, en Managua se vivía una relativa tranquilidad, interrumpida la noche del domingo con un nuevo ataque armado de opositores en los alrededores de la alcaldía de la capital nicaraguense.
Los enfrentamientos entre opositores armados contra militantes sandinistas y la policía han dejado más de 200 muertos desde que arrancó la crisis política y social en abril pasado.
La tarde del sábado, un docente de humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua fue atacado a balazos mientras retornaba con su familia. La federación de docentes universitarios acusó a opositores por el ataque.
En abril, una protesta estudiantil contra una reforma de pensiones fue reprimida por la policía, pero casi de inmediato las protestas se extendieron a varias ciudades del país, y grupos extremistas de la oposición aprovecharon para atacar y quemar locales gubernamentales.
El gobierno de Ortega anuló la reforma, que preveía un mayor pago de los empresarios a la seguridad social, pero los choques entre opositores y sandinistas continuaron.
La cúpula de la iglesia católica aceptó una petición de Ortega para mediar en un diálogo, y de inmediato exigió el acuartelamiento de la policía.
Ortega accedió a acuartelar a la policía, lo que generó un ambiente de caos en el país, donde se multiplicaron los choques entre ambos bandos, así como los asaltos, secuestros y asesinatos.
La policía salió en forma paulativa hace poco más de una semana para restablecer el tráfico vehicular bloqueado en varias arterias por opositores y que impedía el acceso a víveres de varias poblaciones.
El diálogo entre el gobierno y el bloque de opositores está a la espera de que la jerarquía católica lo convoque.