El movimiento social Nuevas Ideas, es parámetro de ciudadanos guatemaltecos, hondureños y nicaragí¼enses. Asimismo, se ha convertido en objeto de estudio de sociólogos, periodistas y politólogos extranjeros, a causa de que Nuevas Ideas (NI), es un movimiento social que no aglutina a la población por ideología, partido político, populismo, clase social, orientación sexual, religión, sindicalismo, ni caudillismo, como se hacía en el pasado.
Las actuales cúpulas de los partidos políticos tradicionales de El Salvador, se encuentran desorientadas, no logran decodificar, ni interpretar los símbolos de la cuarta revolución, las dirigencias del partido FMLN, ya no convence ni atraen a los ciudadanos con el discurso “comunista” o “revolucionario”, ARENA, tampoco con la arenga “nacionalista” o “republicana”, igualmente el PDC con la retórica “cristiana”, etc. Los partidos políticos salvadoreño han perdido el clientelismo electoral con sus acciones corruptas en los tres Poderes del Estado.
En el pasado reciente, los partidos políticos y los sectores reaccionarios del poder económico imponían la pauta periodista, para formar una opinión pública favorable a sus intereses, sin embargo, las redes sociales han roto la dictadura comunicacional que mantenían los principales medios de comunicación, a tal grado, que los propietarios de los periódicos escritos hacen campaña para levantar las ventas, tratan de ofrecerlos gratuitamente a la ciudadanía, es sorprende observar que las personas, incluso, ni regalados los aceptan, situación similar ocurre con los noticieros de la radio y la TV, ahora, ya no pueden seguir mintiendo, ocultando y tergiversando la realidad nacional para beneficiar la corrupción y la impunidad.
El cuarto poder en El Salvador lo constituye las redes sociales, son fuentes de información en tiempo real, la ciudadanía, a través de los dispositivos electrónicos se convierte en observadores y reporteros de los hechos que están aconteciendo, que va desde un accidente de tránsito, pasando por la utilización que realizan algunos funcionarios y políticos de los recursos del Estado con fines electorales y personales, hasta la presentación de evidencias documentales de la corrupción.
En El Salvador, antiguamente los intelectuales fueron los influencers que instruían a la población, eran una especie de conciencia social, que ilustraban y guiaban a la ciudadanía, a través, de sus escritos publicados en revistas, periódicos, boletines y libros; fueron intelectuales orgánicos. Sin embargo, en las últimas tres décadas la participación de los intelectuales se fue esfumando, al adoptar una posición neutralista, aséptica, imparcialista, esta “potabilidad o esterilización” de oportunidad, con el propósito de ser cotizables en becas, consultorías, y posibles funcionarios de ONGs, en organismos internacionales y en las instituciones del Estado en los gobiernos de AREA-FMLN. Ahora forman parte de la aristocracia intelectual salvadoreña.
Los actuales influencers lo forman jóvenes obreros, estudiantes y profesionales, como los llamaría un aristócrata intelectual son “ciudadanos comunes y corrientes”. Los influencers son personas que desempeñan su rol con el propósito de transformar el país, movidos por los valores de NI, son youtubers que tienen una presencia activa en las redes sociales, que incluso, triplican o cuadruplican los ratings, no solo de un noticiero tradicional de radio o televisión, sino que a todos juntos.
La aparición de los influencers y de personas que les reclaman publicamente a los políticos tradicionales que son corruptos, significa que la ciudadanía perdió el miedo a los que históricamente han saqueado al Estado salvadoreño. Sin embargo, haber obtenido la victoria electoral del Poder Ejecutivo es un peldaño inicial para terminar y sepultar la corrupción institucionalizada, los escalones siguientes son: Fiscalía, Corte de Cuentas, Asamblea Legislativa, Corte Suprema de “Justicia” y Procuraduría para la “Defensa” de los Derechos Humanos.
El movimiento social NI tiene a su base la justicia, honradez y trabajo, son los valores con los que se ha identificado la ciudadanía salvadoreña, porque son encarnados en un movimiento social posmodernista que actualmente lo constituye el 90 por ciento de la población (según las últimas encuestas). Estos tres lemas son la cimiente sobre la que se erigirá la refundación del Estado de El Salvador.