Hace más de un siglo, el entonces presidente Monroe aseguro que un día ondearía en la bandera estadounidense una sola estrella; una, en representación del estado único constituido desde Tierra del Fuego a Alaska para los Estados Unidos.
Días atrás el New York Times hizo público el que los EU realizaron planes junto a militares venezolanos, para ejecutar un golpe de estado que se vio frustrado luego de que estos fuesen detenidos por las autoridades venezolanas, siendo ahora procesados judicialmente, luego que el presidente Maduro hiciera pública denuncia del frustrado golpe en aquel momento.
En la misma línea siguió el intento de magnicidio que intentaron con el uso de drones explosivos, terroristas que al amparo de Washington, con asistencia de elementos en el gobierno colombiano, así como de criminales asilados en Colombia, que tampoco tuvo éxito, impedida en el último momento como sabemos y con las consecuencias conocidas, por lo cual la mayoría de los responsables materiales están siendo procesados, escapando apenas algunos ahora protegidos abiertamente por EU en territorio de Florida.
Ahora y en la misma línea, mientras realizaba una visita sobre territorio colombiano, nada menos que Luis Almagro mientras contemplaba el territorio venezolano expresó: "…la opción militar está siendo contemplada para regresar la democracia a Venezuela”¦"
¿Que decir sobre semejantes declaraciones?
En principio que es una flagrante violación a la carta de la OEA agravado por su condición de director, en lo correspondiente a la debida promoción del respeto a la soberanía de los estados así como al rechazo de toda forma de intervencionismo, claramente inferida en tales declaraciones, pero además razón suficiente para marginar al tal personaje del ejecutivo del tal organismo multilateral, darle de baja y procesarle en juicio público, para lo que lamentablemente no hay precedente(pues es largo el historial de intervencionismo promovido desde la OEA, que lo descalifica como organismo rector de la unidad continental y debido a la calaña de miserables politiqueros elegidos intencionalmente para ocupar tal papel, siempre al servicio de los intereses estadounidenses), y que sin embargo no se inhibe de promover en el ánimo de refrendar su existencia.
Por otro lado y casi de inmediato, el grupo de Lima se expresó rechazando tal sugerencia, no por principios, sino más bien por legitimarse ante sus propios pueblos.
Y es que el gobierno venezolano es para todo hecho práctico, el más legítimo, más que todos sus detractores, pues no solo ha sido aprobado electoralmente por la mayoría en múltiples ocasiones, constatado ello incluso por el mismo Almagro, sino que además reside en su pueblo su fortaleza, sin la cual simplemente no habría sobrevivido tales embates.
Entonces asistimos a un descarnado desconocimiento del marco legal, a un atropello de la soberanía y la voluntad de un pueblo, a la absoluta denigración y subordinación a intereses particulares del papel del secretario general de la OEA, en suma, al ultraje de la dignidad de los más básicos principios de convivencia continental para favorecer así, la perpetuación del sometimiento de nuestros pueblos hacia los de EU.