viernes, 6 diciembre 2024
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Modelo de economí­a social de mercado

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Un sistema económico es la forma de producir, consumir y distribuir bienes y servicios. En el mundo actual existen dos sistemas económicos: capitalista y socialista. En el sistema capitalista esas funciones son realizadas por capitalistas, empresarios privados o dueños de los medios de producción (tierra, capital y tecnologí­a). En el sistema socialista esas funciones son realizadas por el Estado (se dice que en representación de los trabajadores), las comunidades, las cooperativas, otras formas asociativas o los trabajadores directamente.

El sistema capitalista ha tenido varias formas o modelos de funcionamiento: Mercantilismo, Liberalismo, Keynesianismo, Economí­a Social de Mercado y Neoliberalismo.

Durante la época de la colonia y la independencia, principalmente en el siglo XVIII y parte del XIX, las economí­as americanas funcionaron bajo el modelo mercantilista en donde el Estado definí­a lo que deberí­an producir los capitalistas para que las ventas de mercaderí­as a otros paí­ses superara las compras a los mismos, para evitar la salida de metales preciosos como el oro y la plata.

En El Salvador se aplicó el modelo liberal en la segunda mitad del siglo XIX y parte del XX, el Estado apoyaba a los capitalistas para que fueran ellos los que decidieran lo que deberí­a producirse mediante el libre juego de la oferta y la demanda. A partir de la década de los treinta del siglo pasado se comenzó a utilizar el modelo Keynesiano, el Estado intervení­a en la economí­a apoyando a los capitalistas para mantener un cierto nivel de competencia en los mercados, lograr la estabilidad económica y el pleno empleo, así­ como estableciendo empresas necesarias para el desarrollo económico del paí­s, así­ como protegiendo a los consumidores, utilizando principalmente la polí­tica fiscal y monetaria. En la década de los noventa se comenzó a utilizar el modelo neoliberal hasta nuestros dí­as, el Estado privatizó las empresas públicas, debilitó su papel en la conducción de la economí­a, liberalizó el comercio exterior, flexibilizó el mercado laboral, promovió la inversión privada nacional y extranjera, así­ también aumentó significativamente la deuda pública.

El modelo de Economí­a Social de Mercado se fundamenta en el principio que los mercados son los mejores canalizadores de los recursos en la economí­a, pero el Estado debe corregir y proveer las condiciones institucionales, éticas y sociales para que operen en forma eficiente y equitativa, así­ como prever, compensar y corregir los problemas que generan los mercados. Su interés principal es asegurar la dignidad y los derechos de las personas; combinar las necesidades de libertad económica y de justicia social para mejorar el bienestar común, el intercambio de mercancí­as, así­ como la redistribución de la riqueza y el ingreso. Para aumentar el bienestar hay que generar más riqueza, pero asegurar que esa riqueza no quede en manos de unos pocos y sirva principalmente para el bien común; su objetivo es la protección de los individuos en su condición de capitalistas, trabajadores y consumidores, así­ como de los mercados y el medio ambiente. Es un capitalismo con cierto control estatal para que exista la seguridad social, la redistribución de los ingresos y el fortalecimiento de la competencia en los mercados. El Estado corrige los daños sociales provocados por las empresas capitalistas; los mercados están para servir a la sociedad y esta se encuentra representada por el Estado; existe una polí­tica social que complementa a la polí­tica económica. Trata de combinar los aspectos positivos del liberalismo económico y las orientaciones del cristianismo; los valores éticos en los cuales se fundamenta se centran en principios que guardan relación con la dignidad humana, el bien común, la solidaridad y la subsidiaridad, a fin de lograr un sistema económico al servicio del hombre. Se diferencia del liberalismo y neoliberalismo porque defiende la intervención del Estado en la economí­a como mecanismo para introducir medidas anti monopólicas y de igualación de oportunidades, en un contexto de fortalecimiento del sector privado e incentivos a la competencia. La experiencia más exitosa de utilización de la Economí­a Social de Mercado fue durante la recuperación económica de Alemania, después de la segunda guerra mundial; actualmente es utilizado en varios paí­ses del norte de Europa y sirve de fundamento para la polí­tica económica de la Unión Europea; en América Latina ha sido utilizado por Costa Rica desde la década de los cincuenta y en forma parcial en Venezuela y México en la década de los setenta; recientemente se aplicó en Chile.

En El Salvador, la Economí­a Social de Mercado ha sido mencionada en los últimos cincuenta y cinco años, por los distintos gobiernos, porque nuestra Constitución Polí­tica protege la “propiedad privada en función social”, pero esto casi nunca se ha llevado a la práctica; la polí­tica económica no ha estado orientada por este modelo económico, no obstante su capacidad de orientar al paí­s por una ví­a de crecimiento y desarrollo.

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Santiago Ruiz
Santiago Ruiz
Columnista Contrapunto.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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