viernes, 13 diciembre 2024

Máxima Poética: obra póstuma de Salvador Juárez, el poeta del pueblo

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Ser poeta en Latinoamérica es difícil y en El Salvador es peor. Especialmente cuando se vive y escribe en medio de una guerra civil como azoló al país hasta 1992

En la taciturna mañana del 28 de julio del 2019, como algo urgente, se supo que trascendía el poeta y gestor cultural Salvador Juárez, en momentos en que dos de sus hijas: Claudia y Gabriela, estaban recibiendo, en su nombre, un sentido homenaje que diferentes organizaciones culturales y civiles de su ciudad natal Apopa, le estaban ofreciendo por su trayectoria literaria y mostraban el orgullo de contar en él a un prominente hijo, ejemplo y orgullo del pueblo, es decir, el Poeta del Pueblo. 

Sus quebrantos de salud presagiaban un desenlace repentino y esa mañana arrasó con el cielo de su familia, amigos y luego con el espectro cultural salvadoreño y centroamericano. Se había deslizado hacia lo insondable con la convicción de haberse vaciado en y llenado con su poesía y narrativa «De no haber sido/ así, / la vida me hubiese resultado otra cosa, /y no la fuente maravillosa de mi poesía». Esa mañana fue el inicio de un legado poético que es imprescindible darlo a conocer en Washington DC, donde convergen millones de hispanohablantes.

Ser poeta en Latinoamérica es difícil y en El Salvador es peor. Especialmente cuando se vive y escribe en medio de una guerra civil como azoló al país hasta 1992. Y si su poesía era sobre la paz, igualdad social y el amor en todas sus variantes, entonces el establishment lo consideraba subversivo y lo perseguían por considerar peligrosa su voz. Este fue el caso del poeta Salvador Antonio Juárez, quien nació en la ciudad de Apopa, de la Republica de El Salvador, el 9 de marzo de 1946.

Juárez vivió intensa y peligrosamente por mantenerse fiel a sus valores humanos y principios éticos, al grado tal que se vinculó al proceso revolucionario que buscaba edificar una mejor nación. Por su destacada y muy conocida labor literaria, así como por su militancia política, fue encarcelado -estuvo desaparecido- y obligado a exiliarse en México, donde continuó su labor comprometida con la cultura y con su pueblo.

Salvador Juárez era poeta, a carta cabal, «No por ninguna inventiva precoz/ ni por sagacidad alguna. / Únicamente por verme tan convencido/ en este oficio que en mi país/ resulta heroico, tozudez». En otro poema fulmina el tema cuando categoriza: «También es un estado de conciencia la poesía […] prefiero narrar/ y seguir conservando en mi poesía/ esa esencia de lo humano y lo divino».

Esta semana y en conmemoración del natalicio del Poeta del Pueblo, se lanza la edición del libro “Máxima Poética”, y pregunté a su hija Claudia Juárez, cómo se gestó este homenaje y dijo: «Cuando ves algo que tu padre dejó ahí y que no le alcanzó su vida para publicarla, te estremece el corazón y pues lo tomé y decidimos con mi madre buscar al Dr. Luis Alvarenga, poeta y editor, con gran experiencia y con un gran cariño hacia mi padre, para que nos ayudará a terminarla y darle la forma del libro. En enero lo busqué y le mencioné que necesitaba que el libro lo pudiésemos sacar en marzo por su natalicio. En los créditos dice "Cuidado de la Edición".  Y así igualmente José Jaen ha colaborado en su montaje y diagramación».

La trayectoria literaria de Salvador Juárez es larga y muy bien reconocida con premios, homenajes, antologías, recitales, que el espacio no alcanza a detallarla, pero menciono sus libros: Al otro lado del espejo (1972), Tomo la palabra (1977), Puro guanaco (1977 y 7ª edición el 2012), Desenterramientos y otros temas libres (1987), Veinte poemas de rigor y una canción desperdigada (2000 y 2ª edición el 2005), De sismos y cismas (2002), En el túnel-poesía aria (2006), El tigre bizco. Libro I de Ensayos contra el descompromiso (2009), Los mas bajos fondos (2012), Los chuchulucos de la ideología y otros cambalaches. Libro II de Ensayos contra el descompromiso (2014) y ¿Y quién dijo silencio?  (2015).

Cuando un poeta como Salvador Juárez, conocido socialmente como Chamba Juárez, se va hacia otros mundos a buscar el punto final, es inspiración para la familia de ofrecer y proporcionar un punto y seguido y que la obra escrita siga tan vigente como la memoria, amor y gratitud. «Como familia consideramos continuar promoviendo la obra de nuestro amado padre» anuncia Claudia Juárez y no hay más que felicitarlos por tan importante decisión.

El libro consta de un magnifico diseño y un interesante Prologo, además de citas escogidas por Juárez. Son 221 páginas que contienen creaciones que fueron revisadas y editadas por su autor, pero que no alcanzó a publicar. Esta seccionado en siete partes y eso permite una asimilación y disfrute de lectura pues están aglutinados por tropos. Disponible para ser adquirido y con envío hasta Estados Unidos de América, contactando a la siguiente dirección electrónica: [email protected].

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Grego Pineda
Grego Pineda
Escritor de la diáspora salvadoreña en EE. UU, Magíster en Literatura Hispanoamericana, columnista y colaborador de ContraPunto
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