Este mes de marzo debería ser memorable, más de un millar de mujeres marcharon para poder decidir sobre su vida, su salud, su cuerpo, exigiendo la despenalización del aborto por cuatro razones: por malformación del feto, por enfermedad de la madre, por violación y por menor víctima de violación o trata de personas.
Por decenas de años, la tradición liberal sobre el aborto se mantuvo, pero la manipulación y las mentiras basadas en una seudo fe, cerraron con candado las posibles salidas a un embarazo riesgoso o no deseado.
El castillo patriarcal tiene ahora las grietas de la razón y la ciencia: Obstetras, neonatólogas, expertxs en bio ética han argumentado las dificultadas de embarazos de riesgo y la imposibilidad legal de intervenirlos a favor de la vida de las mujeres. Otra fisura más es el de una teología no convencional tal como lo plantea la teóloga feminista María López Vigil: “Es importante entender que prácticamente todas las religiones que hoy conocemos y que actualmente tienen seguidores colocan a las mujeres bajo el poder de los hombres. Todas enseñan que las mujeres son inferiores a los hombres y todas consideran la sexualidad de las mujeres como negativa o peligrosa, siempre necesitada de ser controlada por los hombres, sus padres o sus esposos”. La misma teóloga argumenta sobre el aborto. “En el aborto no se trata de matar. Se trata de elegir entre vida y vida: qué vida salvar y qué vida perder, qué vida mantener y qué vida no dejar que se desarrolle, qué calidad de vida asegurarme y asegurar a otro ser con la vida de la que hoy dispongo, qué vida es la que quiero para mí, para la familia que ya tengo, para una nueva vida que debe comenzar con calidad y oportunidades”. Una más es la postura de polítcxs que desde la izquierda plantea un retorno a la tradición jurídica liberal sobre el aborto.
Esas fisuras demuestran la necesaria secularización de la política, desde una perspectiva laica y no confesional. En nuestra sociedad la secularización ha avanzado desde las reformas liberales del siglo XIX, que quitaron gran poder civil a la iglesia católica. Un giro más ha sido el uso popularizado de los anticonceptivos desde los 60´s, y todas las luchas por la libertad sexual provenientes de diversos actores entre ellos el Movimiento feminista y de la Diversidad sexual.
No retroceder en la secularización de la sociedad es urgente, es decir continuar en la lucha por no ceder al poder religioso la decisión de decidir sobre el propio cuerpo, sus urgencias y deseos. No ceder en la decisión de salvar la vida de las mujeres cuando estas están en peligro por un embarazo en riesgo, o cuando su embarazo es a causa de una violación o cuando una menor ha sido agredida sexualmente.
Los últimos hechos de feminicidios o asesinatos de mujeres por razones de su género, nos han opacado este marzo de lucha por el derecho a decidir. Juntas tenemos la fuerza, juntas y juntos podemos derrotar el patriarcado insensible, excluyente, manipulador y ferviente enemigo de las mujeres de todas las etnias, razas, edades, orientaciones sexuales.
Es marzo, y destellos de esperanza se vislumbran en el horizonte.