domingo, 14 abril 2024
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Mario Mendoza, el digno hijo de su clase colombiana

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La conclusión de ambos personajes es terminar ayudando a jóvenes de escasos recursos de barrios empobrecidos a salir de ese mundo a través del deporte, mientras el resto de las comunidades siguen subsumidas por los conflictos sociales que causan la explotación y exclusión.

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Por Wilmar Harley Castillo Amorocho

El que no tenga el valor de sacrificarse

por lo menos debe tener el pudor de callarse

ante los que se sacrifican.

José Martí

No me muevo en el mundo de la literatura como un pez, más bien soy como una piedra que pica en la superficie cuando es lanzada con fuerza. Pero, me gusta la literatura. Por esta razón quise conocer los mundos que propone el escritor colombiano Mario Mendoza (MM)(1), a quien escuché por primera vez, hace varios años, siendo estudiante universitario y, en ese momento conocí la explosiva portada de su libro Buda Blues, la cual se quedó en mi memoria. Hace poco leí éste y el último de sus libros Leer es resistir y aquí les va mi opinión. (2)

Aunque este artículo engrose la lista de críticas que ha recibido MM desde que empezó su carrera de escritor, no puedo quedarme callado frente a una obra que ha motivado a expresarme. Sobre todo, siendo MM un autor que se mueve en el escenario urbano, entre sus calles y habitantes de todo tipo, en historias que, al parecer, reflejan una parte de nuestra realidad colombiana. Esta procedencia urbana se expresa en los dos libros leídos, pero en Leer es resistir describe cómo su vida ha transcurrido entre libros, novelas, mundos imaginados que le moldearon su vida y hasta se la salvaron; en este sentido el autor también deja ver un clasismo burgués que se disimula bien entre su narración y no aparece ante una lectura distraída, pues la palabra salvaje o patético se encuentran en algunas páginas, utilizada con el mismo sentido con el que fueron creadas en los centros capitalistas mundiales:

“Vargas Llosa nos muestra al final de la vida del artista a un patético lisiado que debe ser arrastrado en una carretilla por los indígenas del lugar. “

“Quizás yo también como ellos, me perdería en algún remoto lugar y no regresaría jamás. El camino me conduciría a un punto de no retorno. Viviría entre salvajes, desnudo, pescando o cazando en la selva”.

De la misma forma se expresa de aquellos barrios o librerías ubicados en zonas excluidas de Bogotá, por donde pasó o estuvo en ciertos momentos de su vida. A pesar de conocer personas empobrecidas, conocer sus espacios cotidianos e interactuar con ellos, está presente la distancia entre estos mundos y del que proviene MM. Con su clasismo disimulado se articula el racismo y machismo combinados al comparar a una mujer negra con un “mueble de ébano”, leído en Los hombres invisibles.

Este paisano pone por encima de todas las formas de lucha a la cultura, su cultivación individual y contagio colectivo por medio de las letras será la mejor manera de construir una revolución en las vidas de las personas, pero paralelo a ello deja entrever que su inclinación por la ayuda asistencialista de las ONG´s que en Nuestra América intervienen con ese tipo de programas en barrios empobrecidos, sin ninguna pretensión de cambios estructurales. El maquillaje sobre la quemadura.

Esto se afirma en Buda Blues, cuando sus dos protagonistas encuentran su razón de ser en este planeta después de estrellarse con referentes espirituales, organizaciones clandestinas internacionales, paramilitares, amores y desamores. La conclusión de ambos personajes es terminar ayudando a jóvenes de escasos recursos de barrios empobrecidos a salir de ese mundo a través del deporte, mientras el resto de las comunidades siguen subsumidas por los conflictos sociales que causan la explotación y exclusión.

En las tres obras, MM es enfático en decir que todos los actores armados de un conflicto armado son victimarios, midiéndolos con el mismo rasero del pacifismo moderno, blanco-patriarcal. Se toma su tiempo para delinear su percepción sobre la insurgencia que tacha de asesina, traicionera y soberbia, reproduciendo así la estigmatización que hace la burguesía sobre este tipo de procesos organizativos de los pueblos del sur mundial.

Para alguien que pudo dedicarse a estudiar su carrera profesional (en una de las universidades privadas más costosas de Colombia, la Pontificia Universidad Javeriana), y cuyas condiciones económicas le permitieron recorrer algunas partes del mundo cuando tenía 25 años; no me sorprende que incluya en su literatura los contra-argumentos burgueses contra el derecho a la rebelión, mostrándolos como reflexiones cosechadas durante años de viajes al exterior, charlas con autores de talla internacional y dedicación a la lectura.

Otro elemento que conforma este perfil político-ideológico de MM, es la figura de Mahatma Gandhi quien está en sus bases. Es curioso como la postura de MM me recuerda que para los empobrecidos del mundo y de la historia de la humanidad, la vida misma es una lucha, tanto para sobrevivir como para cambiar el orden de cosas que reproduce e impone la miseria integral, y por eso la violencia es impuesta también en esa lucha diaria y política, teniendo pocas opciones para escoger otras formas de lucha que no impliquen la violencia, como si las tuvo MM para inclinarse por la lucha no-violenta que lideró Gandhi junto al pueblo indio en contra del imperio británico. Es fácil criticar, irrespetar y estigmatizar a quienes luchan desde las cómodas gradas que arman la estabilidad económica.

Al final, este autor es otro más de la lista de escritores/as que son el boom del momento y no de la historia. Como no propone reflexiones que trascienden las calles de Bogotá, su contenido solo servirá para conocer un retrato de lo que es la capital colombiana y el tipo de sujetos que allí se crean y recrean, pero no hará temblar los cimientos de la literatura colombiana ni nuestramericana para que nazca una tendencia que le dé la vuelta a corazones y mentes en el mundo como lo hicieron otros escritores/as de la poesía o del realismo mágico nuestroamericano.

Tal vez su estilo dinámico, concreto y franco de escribir atrape al lector/a para llegar al final de la novela, que será el aspecto que resalto de MM, junto a su interés por despertar en las juventudes el amor por la lectura y la escritura. No obstante, este fiel representante de la intelectualidad de la pequeña burguesía colombiana, merece ser leído para conocer lo que no se puede reproducir en estos días de búsqueda, fortalecimiento y articulación urgentes de las voces de los pueblos (3).

NOTAS:

  1. https://literatura.fandom.com/wiki/Mario_Mendoza
  2. Mi compañera leyó los hombres invisibles de donde también incluyo algunas críticas.
  3. Sobre las voces de los pueblos recomiendo a Aram Aharonian.

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Wilmar Harley Castillo
Wilmar Harley Castillo
Comunicador social, especialista en Política Pública para la Igualdad. Columnista y comunicador de ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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