Por Juan Contreras.
“Hay hombres que luchan un día, y son buenos
Hay otros que luchan un año, y son mejores
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos
Pero hay los que luchan toda la vida,
Esos son los imprescindibles”
Bertolt Brecht
Esta frase es la antesala de las notas de guitarra que Silvio Rodríguez hará sonar para entonar una de sus canciones, ese mismo Silvio que hace años escribió “Unicornio” pensando en Roque Dalton, “Si alguien sabe de él, le ruego información”, cantaría el cubano en medio de sublimes melodías.
Quienes siguen rogando por información, y abanderando una lucha interminable por encontrar al poeta desaparecido es su familia, sus amigos, quienes le conocieron. Aquella “camada” de intelectuales con ideales revolucionarios que soñaron patria, y que materializaron la lucha desde diferentes flancos, incluidas las armas.
Aquellos otrora jóvenes soñadores, que creían que lucha armada era la respuesta, y que se vieron traicionados cuando la ex guerrilla del FMLN alcanzó el poder por la vía democrática, y que el único cambio que impulsaron fue hacia los bolsillos de la dirigencia, de funcionarios corruptos que aún siguen enfrentando sendos procesos por enriquecimiento ilícito.
Tan inútil fue aquel gobierno del Frente, que ni siquiera pudo reivindicar a sus combatientes, no tuvieron la valentía de condenar públicamente a los asesinos de Roque, a los asesinos de muchos; por el contrario, premiaron con un cargo público a uno de los principales sospechosos.
El Estado Salvadoreño le debe respuestas a la Familia de Roque, puesto que la construcción del nuevo El Salvador ha comenzado a fuerza de revolución democrática, pero siempre con una lucha constante, lucha contra la impunidad, contra las pandillas, contra la corrupción, contra las voces que mal informan en los medios internacionales. De todas esas luchas, el abanderado resulta Nayib Bukele, quien ha comenzado a reivindicar y honrar la memoria de Roque, nombrando becas con su nombre, los jóvenes que se verán beneficiados recordarán toda su vida el nombre del poeta, escucharán las hazañas de su lucha y se deleitarán con su exquisita poesía.
Pero no es Nayib el que debe darle respuestas a la familia y amigos de Roque, es el Estado y toda su institucionalidad, puesto que en la Sala de lo Constitucional aún se encuentra pendiente un proceso de amparo, cuya resolución sería un escalón más en la búsqueda de la verdad que se ha extendido por interminables décadas.
Si las respuestas no se obtienen en esa vía, su magnicidio deberá ser investigado por el crimen de lesa humanidad que fue, puesto que su desaparición forzada en los fatídicos setentas constituyó además de un acto de cobardía, una materialización de los juicios sumarios a los que se vieron sometidos muchos combatientes dentro de las filas revolucionarias.
Se reúnen todos los elementos de tipo penal que configuran el crimen de lesa humanidad, pues existió una privación en contra de la libertad del poeta, además, no ha existido una investigación a profundidad por parte de las autoridades estatales, específicamente de la Fiscalía General de la República, que han tratado de resolver el asesinato, pero que no han procesado el hecho como desaparición forzada, adecuándose jurídicamente el actuar a este último supuesto, y, finalmente, tantos años después, aún no se revela la suerte o paradero del poeta víctima.
Por lo anterior, y tomando en cuenta que los crímenes de lesa humanidad son imprescriptibles, la investigación de la desaparición forzada de Roque Dalton, es una vía jurídica absolutamente sostenible y acertada, que representaría la posibilidad de resolver uno de los crímenes más emblemáticos de la historia salvadoreña, además de brindar una respuesta adecuada a su familia y amigos, y la reivindicación histórica para el pueblo salvadoreño.
Es preciso mencionar, que la desaparición forzada genera una doble repercusión, primero sobre la víctima, que queda sustraída de la protección de la ley y con frecuencia es sometida a tortura y el temor de perder la vida, y segundo, sobre sus familiares, que desconocen la suerte de su ser querido y cuyas emociones van desde la esperanza a la desesperación, indagan y esperan, a veces durante años por noticias que quizá nunca lleguen.
Los años de suplicio deben terminar, y se debe brindar una respuesta adecuada al clamor por Roque, juzgando por crímenes de lesa humanidad a sus verdugos que aún siguen libres.