martes, 16 abril 2024
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Los Presidentes que hicieron su propia Constitución

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"Siempre detrás de las nuevas constituciones existió, existe y existirán los intereses cortoplacistas personales y políticos del presidente y sus grupos de interés cercanos", explica Aguilar.

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EE.UU. en 200 años ha reformado su Constitución 27 veces y solo una reforma fue derogada. Suele esgrimirse este ejemplo como uno a seguir en cuanto a considerar sagrada la Carta Magna de un país. Este argumento ignora que lo que define el actuar político de una sociedad es su cultura y, para este caso su cultura política. Francia ha tenido en su historia reciente desde 1789 once leyes fundamentales. Nadie dudará de la fortaleza de la democracia y valores republicanos franceses. Para entender la cultura política estadounidense y la nuestra habría que repasar las diferencias entre dos mentalidades europeas influyentes en nuestra América: la faustiana y donjuanesca. Y cuál transculturizó la parte norte y cuál Latinoamérica. Allí encontraremos una aproximación a la respuesta del ¿Por qué los salvadoreños hemos tenido 1+13 Constituciones en 200 años? Puede decirse que en nuestras tierras, en los partos de nuestros Estados, la Constitución de Cádiz generó mejores resultados ya que propició la proliferación de ideas independentistas que la propia y primera Constitución de 1823 que comenzó imponiendo una única y verdadera religión a los ciudadanos.

Parafraseando al abogado de DTJ, José Marinero: hasta ahora ni una de las Constituciones salvadoreñas ha respondido a los intereses o expresiones religiosas, políticas, culturales, sociales, económicas de la pluralidad de salvadoreños, nunca y ninguna. Hasta ahora las Constituciones fueron para legitimar el monopolio del poder de una persona ó elites y grupos de interés. Incluyendo la actual que tanta deuda tiene con el pueblo y que se empeñan en defender de manera visceral grupos conservadores apoyados ahora por los inmovilistas.

En 1841 se aprobó nuestra primera Constitución. Y fue Doroteo Vasconcelos el presidente que cambió por vez primera la Constitución salvadoreña. ¿Cuál fue el motivo de reformarla? No permitía la reelección. Así que eliminó el artículo que impedía la re elección.  

Luego se volvió a reformar en 1859. Los migueleños empecinados en recuperar la hegemonía que durante la colonia les dio el añil de la mano del presidente Joaquín Eufrasio Guzmán la reforman, pero no para beneficiarse él sino a su yerno: Gerardo Barrios. Amplió el periodo presidencial a seis años y como ya había re elección esto le permitía a Barrios estar en la presidencia 12 años.

Desde 1864 hasta 1886 hubieron cuatro presidentes y seis Constituciones: 1871, 1872, 1880 y 1883. A nuestros líderes del siglo 19 no les temblaba el pulso para cambiar Constituciones según conviniera a sus intereses personales o de grupo político en el poder.

Luego de derrocar y fusilar a Gerardo Barrios (que había sido un presidente autócrata y centralista y violado la Constitución cuantas veces quiso) Francisco Dueñas llega a la presidencia e hizo una nueva Constitución. Debido a que la anterior era llamada la Constitución liberal el presidente Dueñas creo la Constitución conservadora en 1864 y para no parecerse a su antecesor reduce el periodo presidencial a cuatro años con posibilidad de reelegirse una vez. Pero después de ocho años en la presidencia –violando su propia Constitución- intentó reelegirse una tercera vez.

Santiago González para evitar la tercera presidencia de Francisco Dueñas da un golpe de Estado y, cómo no, convoca a una constituyente que redacta una nueva Constitución en 1871. Pero como no tuvo la mayoría de diputados a su favor, estos le redujeron el periodo presidencial a dos años sin reelección inmediata. Pasó un año para que Santiago González obtuviera control sobre el Parlamento y ya con todo a su favor, redactó en 1872 otra Constitución que ampliaba el periodo presidencial a cuatro años sin reelección inmediata.

Llegaría a la presidencia Rafael Zaldívar y tratando de eliminar los vestigios del conservadurismo impulsado por Dueñas hace otra Constitución en 1880. Pero ya para terminar su periodo presidencial no deseando abandonar el poder escribe en 1882 otra Constitución que le permitía reelegirse.

Por esa acción anti constitucional y cínica del presidente Zaldívar, Francisco Menéndez lo derrocó. Procede a desconocer todo lo hecho por Zaldívar convocando una nueva Constitución en 1886 dejando el periodo de cuatro años sin reelección. Duró –con algunas reformas y fraudes de ley anti democráticos- 64 años. 

Hasta que Oscar Osorio para detener las aspiraciones reeleccionistas del presidente Salvador Castaneda Castro da un golpe de Estado y convoca a una constituyente para redactar una nueva Constitución en 1950. La llamada Constitución social y revolucionaria.

Para 1962 Julio Adalberto Rivera que había dado un golpe de Estado y era presidente del Directorio Cívico Militar tenía el impedimento constitucional de haber sido Jefe de Estado y por tanto no podía ser electo presidente. Necesitaba una aprobación legal. Por lo que se redacta una Constitución a la medida de Rivera que le permite ser electo presidente.

Así, llegamos a 1983. Una constitución que contó con la aprobación de una parte de la población. Fue un ordenamiento constitucional escrito bajo una guerra civil e ideas contrainsurgentes y que fue ajustada en 1991 para dar pasó al final de una guerra civil pero que a ojos de la población se ha vuelto insuficiente para los tiempos actuales –y quizá no por ella misma en sí- sino por en quienes recayó hacerla cumplir.

Y en eso estamos, 200 años después.

Corolario:

Siempre detrás de las nuevas constituciones existió, existe y existirán los intereses cortoplacistas personales y políticos del presidente y sus grupos de interés cercanos. Pero lo que sí es cierto es que dentro de estas pretensiones mezquinas o de grupo se logró avanzar en la ampliación de derechos individuales. Y allí es donde el grupo de ¡Así no! A la luz de la historia se equivoca. 

Por ejemplo dentro de estas Constituciones avanzó la libertad de culto, el matrimonio civil y el divorcio y la libertad de prensa y de expresión. Nunca fue perfecto – ¿qué sociedad lo es?- pero se lograron victorias en lo que ahora llamamos Derechos Humanos que para nuestra materialidad no es poco.  

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Marvin Aguilar
Marvin Aguilar
Analista político, historiador, colaborador y columnista de ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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