Por Rubén Aguilar Valenzuela
Una fortaleza del presidente López Obrador ha sido la valoración relativamente alta de sus atributos personales. La última encuesta de Buendía & Márquez (El Universal, 29.08.22), da cuenta de que todos van a la baja.
Son cada vez más los que consideran, que el presidente no es honesto. En febrero de 2019, el 85 % sostenía que era honesto y en agosto de 2022 ya solo el 66 %. En 2019, el 8 % decía era corrupto y en 2022, el 25 %.
Disminuyen los que sostienen que el presidente tiene un estilo de vida sencillo y crece los que dicen es de lujo. En 2019, el 87 % pensaba su vida era sencilla, pero en 2022 solo el 68 %. En 2019, el 8 % aseguraba que tenía una vida de lujo y en 2022, lo sostiene el 22%.
Crece el porcentaje de quienes piensan que el presidente generalmente miente o maquilla la verdad. En febrero de 2020, el 54 % afirmaba que generalmente decía la verdad, pero en 2022 solo el 46 %. En 2019, el 39 % sostenía que generalmente decía mentiras y en 2022 el 46 %.
Aumenta también el porcentaje de personas, que considera que el presidente no reconoce sus errores. En 2019, el 78 % pensaba que el presidente reconocía sus errores, pero en 2022 solo el 52 %.
Y también aumentan los que piensan que el presidente se siente dueño de la verdad. En 2019, el 20 % pensaba que el presidente siempre decía que él estaba en lo correcto, pero en 2022 es el 41 %.
Se eleva el número de personas que lo ven como intolerante. En 2019, el 72 % consideraba, que era tolerante y en 2022, el 65 %. De 2019 a 2022 se mantiene en 28 % que lo califican como autoritario.
Cada vez más hay quien piensa que el presidente no gobierna para todos los mexicanos sino solo para algunos. En 2019, el 85 % sostenía que el presidente gobernaba para todos y en 2022 solo el 62 %. En 2019, el 13 % decía que solo gobernaba para los suyos y en 2022 ya son el 35 %.
Se incrementan los que estiman que el presidente no cumple con la ley. En 2019, el 73 % decía que cumplía con la ley aunque le pareciera injusta, pero en 2022 son ya solo el 60 %. En 2019, el 20 % afirmaba que no cumplía con las leyes que consideraba eran injustas y ahora es el 33 %.
Crece el número de los que consideran que el presidente tiene ideas anticuadas. En 2019, el 59 % estaba seguro que tenía ideas modernas, pero en 2022, ya solo el 45 %. En 2019, el 33 % decía tenía ideas anticuadas y en 2022, el 45 %.
Va a la baja los que piensan que el gobierno del presidente representa un cambio. En 2019, el 79 % así lo sostenía, pero en 2022, ya solo el 61 %. En 2019, el 17 % decía que era más de lo mismo y en 2022, el 37 %.
La mayor fortaleza de los gobernantes populistas es la valoración positiva de sus atributos personales. Los suyos no los evalúan, por su capacidad o los resultados de su gestión sino por lo que estos les representan.
Cuando empieza a ir a la baja la valoración de los atributos personales de estos mandatarios pierden fuerza, incluso entre los suyos, y eso se traslada a la valoración positiva de la gestión.
Para el caso del presidente López Obrador, la encuesta de Buendía & Márquez marca una tendencia a la baja de los atributos personales desde el inicio de su gestión. En ningún momento repuntan.
En los próximos meses habrá que ver si lo que ocurre en otros países se confirma en México. En principio no hay ningún elemento para pensar que sea distinto.
Si es así vamos a ver como se acelera la caída de la valoración positiva de su gestión, que desde febrero de 2020 se mantiene estancada.
Twitter: @RubenAguilar