La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) explicó una hipótesis este miércoles para esclarecer el destino de los 43 estudiantes desaparecidos en 2014 en medio de una protesta contra el Gobierno mexicano. Según la entidad, los estudiantes habrían sido asesinados y quemados en un basurero al sur de México.
El informe de la CNDH contiene diversas recomendaciones para las autoridades, y supone el primer espaldarazo a la tesis de la Procuraduría General de la República, cuyo trabajo ha sido muy cuestionado tanto por los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), como por la propia justicia mexicana.
En el vertedero de Cocula, localidad cercana a Iguala, que es donde desaparecieron los estudiantes, fueron incineradas al menos 19 personas “que pueden corresponder” con los alumnos de magisterio de la Normal Rural de Ayotzinapa, cuyo destino todavía se desconoce, indicó Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión.
La existencia de los restos se conocía, pero no se habían vinculado con este caso ya que el basurero fue durante años un lugar donde el crimen organizado eliminaba a sus víctimas. La CNDH los relaciona ahora porque asegura que pertenecen a personas de edad similar y porque, según sus nuevos peritajes, sí hubo un incendio en ese lugar en la fecha de las desapariciones, el 26 y el 27 de septiembre de 2014.
Lo más llamativo es que el informe indica que en el vertedero se localizó un resto óseo que a finales de 2016 dio positivo con el ADN de un estudiante, aunque nadie informó de ello.
Hasta ahora solo se había hallado un trozo de hueso totalmente identificado mediante ADN, que correspondía al alumno Alexander Mora. También se localizó otro resto óseo que arrojó una coincidencia parcial con un segundo joven, Jhosivani Guerrero, pero ni la fiscalía federal ni el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), los peritos de las víctimas, consideraron el resultado como concluyente porque la prueba empleada, de ADN mitocondrial, no es de plena fiabilidad.
Ambos restos estaban en una bolsa localizada en un río cercano al basurero de Cocula, en el estado de Guerrero.
La versión oficial de los hechos dice que los 43 estudiantes de magisterio de la Normal Rural de Ayotzinapa fueron secuestrados por policías locales, quienes los entregaron a miembros del crimen organizado que los incineraron en el vertedero y luego tiraron los restos al cercano Río San Juan.
Los peritos argentinos no pudieron acreditar que la bolsa con los restos encontrada junto al río procediese del basurero, y el último informe de los expertos independientes denunció multitud de irregularidades en su hallazgo y pidió investigar si esas evidencias pudieron haber sido manipuladas. Sin embargo, ahora la CNDH sí cree que hay pruebas de que su contenido procede del vertedero.