lunes, 15 abril 2024

Las invasiones bárbaras en Brasil

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Latinoamérica se desgarra. Ahora es el turno de Brasil. "El gobierno del distrito de Brasilia fue complaciente y dejaron esto suceder" menciona David Valcárcel, documentalista brasileño. Los hechos en Brasilia son idénticos a los sucesos en el Capitolio de EE.UU. en 2021

Por Hans Alejandro Herrera Núñez


Latinoamérica se desgarra. Ahora es el turno de Brasil. Miles de manifestantes en un ataque coordinado tomaron las tres sedes de los poderes del Estado en la primera semana de gobierno de Lula. Todo esto a dos años de los hechos acaecidos en el Capitolio de EE.UU. Los acontecimientos desestabilizan no solo el país sino que significan una amenaza para la seguridad de toda una región donde los poderes ejecutivos se ven cada vez más en entredicho.

Acusan que les robaron las elecciones. Esa es la opinión de los miles que asaltaron las sedes del poder en Brasilia la tarde del domingo. El país viene polarizándose desde el desastroso gobierno de Dilma Rousseff. Desde entonces y sobre todo durante el gobierno de Bolsonaro, la convivencia en Brasil no ha hecho más que descomponerse. El resultado es que queda en entredicho un posible liderazgo regional brasileño del continente en unas circunstancias de extremada polarización.

Mientras tanto Bolsonaro se pasea por los supermercados de Florida. Está no es una amenaza para la democracia. Es algo más grave. Es una amenaza a la gobernabilidad en toda la región. Lo más preocupante es que algunos en la derecha latinoamericana celebran estos actos. ¿Por qué los votantes de Lula, Castillo, Evo o Milei no podrían mañana decir lo mismo? Cuidado. Con la misma vara seréis medidos. Son palabras de Jesús.

Estos fenómenos ya vividos con el autogolpe fallido en Perú, las protestas en Ecuador a comienzos del año pasado y lo recientemente ocurrido en Brasil, denotan un declive regional y progresivo de la autoridad del poder, en especial del ejecutivo mientras sus sociedades se politizan más.

Lo que se vive ahora es una amenaza para la paz democrática en la región. Un peligro real para gobiernos sean estos de derecha o izquierda.

Estos manifestantes pueden ser considerados como negacionistas electorales. En el caso brasileño convergen en estos grupos creyentes en teorías de conspiración, terraplanistas, ufólogos y evangélicos, estos últimos los más peligrosos por ser fundamentalistas religiosos de corte anarcoliberal y con “otros valores” que no incluyen la sensibilidad social cristiana.

Por otra parte es el Estado la principal víctima de estos intentos de tomas de poder. Porque lo que se afecta es la continuidad y ejercicio de las funciones del Estado. Lo que se está atacando es a un modelo de Estado. Si los poderes del Estado son deslegitimados de esta manera por minorías organizadas, por una subversión contra el régimen (no al gobierno que es temporal, sino a la esencia misma del Estado como viene ocurriendo), lo que obtenemos es anarquía.

La narrativa de los manifestantes es que las elecciones pasadas fueron fraudulentas. Si no se reconoce la legitimidad de un gobierno elegido a través de los votos, el sistema democrático no sirve y estamos ante un precedente más que agudiza la crisis de la democracia. Esto sumado a la experiencia peruana de deriva del ejecutivo puede llevar a una situación de desorden en la región.

Las organizaciones necesitan direcciones fuertes y claras, si estás son cuestionadas y sus mecanismos de elección no son reconocidos, la legitimidad de los mismos desaparece y lo que tenemos es caos.

Vemos que estas alas radicales y golpistas, sean social comunistas en Perú o anarcolibertarias evangélicas en Brasil, se vuelven amenazas reales y cada vez más frecuentes al orden establecido. Sin orden no hay país posible. A lo que estamos ingresando es a un escenario previo a una guerra civil en proceso de replicarse en toda la región.

Esto tiene su precedente en la invasión al capitolio de 2021. ¿Estamos acercándonos quizá al fin del Estado moderno? Es muy pronto para saberlo. Históricamente caben hacerse otras preguntas complementarias ¿Son el ataque al capitolio de EE.UU. y el reciente ataque a los poderes del Estado brasileño una muestra de la decadencia de la democracia? ¿Son estás nuestras nuevas Bastillas?

Un hecho poco cuestionable en la Historia es que ésta la escriben los vencedores. La legitimad de la revolución de julio de 1789 yace más que en su contribución en el sostenimiento de un marco ideológico político que prevaleció. Serán los resultados los que digan mañana si estos actos fueron legítimos o no. Mientras tanto somos testigos de como corre el río de la Historia bajo nuestros pies. Estamos literalmente en un libro de Historia y las páginas están pasando frente a nosotros, y lo peor de todo… Con nosotros dentro.

Entretanto el presidente Lula responsabilizó a Bolsonaro de los hechos. “Todo el mundo sabe que hay varios discursos del presidente Bolsonaro estimulando todo esto. La responsabilidad es de él y de los partidos que lo han apoyado”, sentenció.

Algunos comentaban en redes lo siguiente: “yo pensé que solo en Perú pasaba eso”, otro decía “si lo hace la derecha es para desestabilizar la región si lo hace la izquierda es para el bien del pueblo las dos están muy mal”. Un estadounidense comentaba: “you can copy my homework, just don’t make it obvious”.

Una cosa queda claro, 2023 empieza con fuerza.

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Hans Alejandro Herrera
Hans Alejandro Herrera
Consultor editorial y periodista cultural, enfocado a autoras latinoamericanas, Chesterton y Bolaño. Colaborador de ContraPunto
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