Bolivia fue escenario de vendaval de eventos entre el 21 de octubre y el 10 de noviembre de 2019: frustradas elecciones donde Evo Morales buscaba un cuarto mandato consecutivo, protesta ciudadana a nueva reelección del hombre que gobernaba desde 2006, violencia extrema, dimisiones en cadena que provocaron un vacío de poder y una rápida autoproclamación de la senadora opositora, Jeanine Añez, para habilitar un gobierno transitorio de 90 días que tenía la misión de convocar a nuevas elecciones.
La fecha inicialmente estaba marcada para el domingo 3 de mayo. Luego se cambió para el 2 de agosto, y un reciente acuerdo político -propiciado por el Tribunal Supremo Electoral- marcó para el domingo 6 de septiembre. Pero la presidenta transitoria, Jeanine Añez, pidió "aplazar por un mes o dos meses" (octubre o noviembre).
La fecha del evento electoral está en el limbo por una pugna abierta entre Jeanine Añez y la presidenta del Senado, Eva Copa, del Movimiento Al Socialismo (MAS), partido de Evo Morales que controla la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP).
El gobierno transitorio amplió su mandato inicial de 90 días al infinito, primero porque técnicamente no era posible organizar elecciones en 90 sino en 120 días y segundo por la pandemia del coronavirus que en Bolivia se manifestó con dos casos desde el 10 de marzo. Ya provocó 740 muertos y más de 23.000 infectados hasta la tercera semana de junio.
Otro factor que influyó para que reflote la inestabilidad en Bolivia fue la decisión de la presidenta Jeanine Añez, de 53 años, de ser candidata en las próximas elecciones. Ella incumplió su palabra del 10 de noviembre pasado cuando aseveró que administraría el evento electoral más transparente en la historia democrática del país sudamericano.
Hoy existe alerta de guerra entre un parlamento que prorrogó su mandato y un gobierno transitorio sin fecha de salida que fue salpicado por varios hechos de corrupción en la telefónica Entel y la petrolera Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), ambas estatales.
Pero la cereza en la torta de la corrupción fue la adquisición millonaria con sobreprecio de respiradores españoles para salvar la vida de los infectados por coronavirus. Por este caso un ex ministro de Salud, de Jeanine Añez, está con arresto domiciliario y otras personas en la cárcel.
"Los bolivianos enfrentamos la posibilidad real del retorno del MAS al poder. Ya sea por los errores del Gobierno, por la falta de unidad del resto de los partidos o por lo que fuere", alertó el periodista e historiador Robert Brockmann, declarado opositor a Evo Morales.
Agrega que "el MAS (partido de Morales) es tóxico y es antidemocrático". Además advierte que la proscripción del MAS -como quieren sus opositores políticos- "sería abrir la puerta a la insurrección armada, con una excusa perfecta".
Mientras que Evo Morales -desde su exilio en Argentina- mueve a diario los hilos de sus marionetas en Bolivia para incesante presión a un gobierno transitorio que navega sin brújula en la alta turbulencia de la política boliviana que siempre fue inestable. ¡Todo un laberinto!