Por Wilmar Harley Castillo.
En los días previos a la Semana Santa celebrada del 25 al 31 de marzo en Colombia, se cometió un pecado que hizo temblar a la Universidad Nacional de Colombia (UN) y hasta el día de hoy, sigue retumbando. Los pecadores y pecadoras fueron los miembros del Comité Superior Universitario (CSU) que impusieron una fórmula matemática (1) para escoger al nuevo rector, con la clara intención de ignorar el resultado de la consulta universitaria por el candidato favorito de la comunidad académica de esta universidad. El profesor Leopoldo Múnera, ganó en esta consulta por ser una figura alineada con las reivindicaciones y exigencias históricas del movimiento estudiantil universitario, al igual con los sectores críticos y rebeldes del profesorado y trabajadores generales de esta comunidad académica.
El pecado estuvo en manos del antiguo rector Ignacio Mantilla, la rectora saliente Dolly Montoya y demás representantes de la educación neoliberal en el CSU, que después de darse golpes de pecho con comunicados y posterior renuncia al cargo representativo, pretendieron lavarse las manos como Poncio Pilato, queriendo con esto lavar sus culpas. La memoria colectiva no olvida a los (as) Judas ni Pilatos modernos, así que tras las movilizaciones que generó el CSU, el mar de la democracia burguesa se partió por la mitad con la Asamblea multiestamentaria, celebrada en el auditorio León de Greiff de la UN, cuya decisión unánime fue el Paro indefinido hasta tener al profe Múnera como rector y otras series de exigencias que vienen cocinando la comunidad académica hace algunos años.
En el debate público resuenan las voces oficiales de la “legalidad” del procedimiento del CSU y de su “fórmula matemática”, al igual que la legalidad de la representatividad en sí de los miembros del CSU, rechazando obviamente las protestas del estudiantado en la sede universitaria. Por el otro lado, están las voces legitimas de las víctimas de esa “legalidad”, que volvieron a la calle para resolver realmente sus problemáticas y hacer cumplir su voluntad popular. Es curioso como en este caso concreto, se refleja el modelo democrático impuesto en Colombia (y en los países de Nuestra América alineados con el régimen político-económico del imperialismo yankee), amañado, manipulado y controlado por los grupos de poder económicos quienes tienen para cada institución del Estado a sus títeres, imponiendo sus intereses-valores a los pueblos.
Una vez más el reflejo de la lucha de empobrecidos contra ricos, es claro como un nacimiento de agua en la montaña. Una comunidad académica con propuestas para resolver la crisis de la UN, usando la acción directa organizada y espontánea dentro y fuera del campus universitario junto a un rector escogido por esa voluntad popular que públicamente apoya ese aguacero de indignación, cuya legitimidad a todo esto la impone el espacio asambleario general. Aquí no puede denunciar la Reacción que “el profe Múnera está sonsacando al movimiento estudiantil a bloquear las vías y enfrentarse a la Policía Nacional” o que “está financiando a los capuchos” ni mucho menos que “lideró la Constituyente multiestamentaria para ir al Paro indefinido” (2), por el contrario, la escogencia del profe Múnera como rector, por el contrario, se le puede señalar como resultado de años y años de protestas y organización estudiantil-docente-trabajadora universitaria, cuyos sueños han sido desaprobados sistemáticamente hasta la coyuntura actual.
Una de las particularidades de esta coyuntura en la UN, es la voluntad de diálogo y concertación del gobierno nacional con los actores sociales que protestan. Por lo menos tiene eso, la voluntad. Y esa voluntad hecha pública solo a través de los discursos de Gustavo Petro es la garantía-amarre que tienen los protagonistas populares de esta historia, ya que no puede haber excusa por parte del gobierno nacional para hacer cumplir la voluntad general de la comunidad de la UN sobre el rector, y de ahí en adelante sobre las exigencias que poseen. ¿Pero cómo logrará el gobierno nacional, cumplir la voluntad popular en la UN? Pues con la permanencia y creatividad en los procesos asamblearios-protestas-propuestas/exigencias, de la comunidad de la UN (3). Eso sí, sin desvincularse de los demás sectores sociales que han rodeado y articulado históricamente con las luchas universitarias, porque en últimas, quienes entran a estudiar a una universidad pública no son marcianos de Marte, son los hijos/as de los pueblos que aspiran a estudiar una profesión para retornar a sus comunidades y territorios, con otros tipos de conocimientos que ayudarán a seguir alcanzando la vida digna.
Otro componente claro de este viacrucis es la confrontación de modelos de democracia. El impuesto por los grupos de poder, caracterizado por ser manipulado e impuesto con demagogia, violencias y leguleyadas, versus aquel que se hace en la calle y en la asamblea, con reconocimiento de la diversidad de voces que participan y cuyos acuerdos se defienden de manera integral. Muerte contra vida, decadencia contra exaltación, desesperanza contra el sí futuro, egoísmo contra dignidad, parálisis contra avance, son otras características que resaltan en esta nueva coyuntura de la UN, que no es diferente a la de otras comunidades cuyas formas de gobernarse y tomar decisiones se ve violentado por el régimen político-económico colombiano.
NOTAS:
3- https://www.instagram.com/p/C5YP4LxLu0-/ ; https://www.instagram.com/p/C5UNw24r-O0/?img_index=1