El jueves 8 de noviembre, efectivos del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM) de Santa Tecla abrieron fuego contra una protesta de vendedores del mercado. La muerte de Iván Alexander Sandoval, vendedor que participaba en la protesta, fue el resultado trágico, además de las heridas en vendedores y dos periodistas que cubrían la actividad. Uno de ellos, mi antiguo compañero de redacción en Co Latino, el fotógrafo Ricardo Segura salvó la vida de milagro, protegido por su mochila, que lo libró de un balazo de uno de los agentes del CAM.
Este hecho represivo manifiesta, como lo dice un artículo aparecido en Resumen Latinoamericano, lo que se avecina con el triunfo electoral de cualquiera de las dos derechas -iba a escribir “contendientes”, pero lo más apropiado sería escribir “ofertantes”. Es evidente que ese triunfo traería la criminalización de la protesta. Pero creo que hay también otro elemento alarmante: un hecho represivo de esa magnitud, frente al cual se debería hacer una investigación de oficio, se supone que debería traer costos políticos y ser la señal de “una crisis hegemónica”. Pero, ¿no será esto al revés? ¿No será que con la actividad represiva se ganan simpatías de determinados votantes, y que un discurso como el del edil tecleño que afirma que le interesan las vidas de los agentes del CAM, no las de los “revoltosos”, son las que se abren campo en muchas de nuestras sociedades?
Uno no puede menos que pensar en los casos recientes en América del Sur. El discurso de los derechos, de la dignidad del otro y del reconocimiento, perdió campo ante un discurso que, sin propuestas, ni argumentos y que, más bien, abiertamente exige que se desconozcan derechos. Se discute mucho, a raíz de ello, y se piden autocríticas a las izquierdas que estuvieron en el ejecutivo. Pero, ¿no serán estos lodos producto de los polvos de una domesticación masiva de la izquierda, de una corrección política que expulsa del campo discursivo y de la praxis las banderas antineoliberales y anticapitalistas? Si se abandona el discurso de la lucha de clases, habrá otros que lo capitalicen y lo perviertan.